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Valdés Brothers: Un proyecto de vida
30March

Valdés Brothers: Un proyecto de vida

Confluencias

Su alta estatura, esa mirada profunda que intenta escudriñar más de lo que se propone, cierta rapidez que les acompaña al andar, y un pausado verbo, que les hace reiterar aquello que les es imposible olvidar, son rasgos que recuerdan en Leyanis y Jessie Valdés a dos hombres que les colocaron en sus respectivos ADN, talento, rigor, y pasión por eso que ha dado en llamarse música, se trata de la herencia recibida de su abuelo Bebo y su padre Chucho Valdés.

Mar por medio y años transitados no han impedido que una “dinastía sonora” apellidada Valdés irrumpa con brío y excelencia en la escena musical cubana y foránea, tanto que hoy estos chicos junto con cuatro hermanos más, cada uno en su cuerda, formen parte de la familia del jazz, y lo hagan desde la más auténtica búsqueda raigal de lo que son como músicos y como cubanos.

Esa necesidad de encontrarse y encontrar senderos musicales propios ha llevado a Leyanis y a Jessie a grabar su álbum titulado Valdés Brothers, como resultado de la beca obtenida por la Asociación Hermanos Saiz, institución cubana que se propone apoyar, fomentar y promocionar la labor creativa de jóvenes talentos del ámbito artístico.

Es por ello que este fonograma es la primera y gran respuesta de esa herencia musical que desde casa les dicta un camino. Asegura Jesiee que durante mucho tiempo a pesar de estar asumiendo composiciones no sabía exactamente cómo encaminar un trabajo desde coordenadas musicales más contemporáneas y osadas. Por su parte, Leyanis, ya venía trabajando en Alemania bajo conceptos novedosos todo lo que tenía que ver con la fusión de ritmos cubanos y la hoy llamada música del mundo.

Ambos estaban muy interesados en el trabajo armónico; él incluso más técnicamente volcado hacia las nuevas sonoridades; ella más enfocada en la línea melódica, no obstante los dos centrados en lo armónico, hasta convertirse en un complemento perfecto para lo que se formulaban y aspiraban. Y ese camino se inició en un primer trabajo con Emir Santa Cruz, Yuniel Lombida, entre otros valiosos músicos jóvenes, labor esta que les permitió lograr un consenso de sonoridades y de riquezas melódicas que constituyeron la carta de presentación de lo que son ahora mismo.

Ese recorrido al tomar forma de disco en Valdés Brothers asegura Leyanis se convierte en una meta felizmente lograda porque es un producto sonoramente apegado a lo que necesitamos expresar como músicos, como hermanos y como cubanos.

Valdés Brothers significa para nosotros evolución y de alguna forma síntesis de toda la música que escuchamos, de la que nos fue inculcada por nuestro padre y un tanto la que llevamos en sangre como experiencia vital. El disco ya ha recorrido un camino interesante; fueron invitados al Barcelona Voll Damn, importante festival de jazz, donde compartieron escenario por lo cual tendieron puente las dos generaciones: “En familia” bajo ese título padre e hijos al piano, una, y con la base ritmática imprescindible en Jessie asumieron un Cumbanchero, a la manera en que solo los grandes se apropian del acervo popular. 

La Sala Avellaneda del Teatro Nacional en el 2017 le permitió al público cubano disfrutar de este arte cómplice y con el formato de contrabajo, piano, drums, guitarra eléctrica y por supuesto piano, nuevamente los Valdés y Chucho junto a ellos en esa especie de química selecta que solo la música sabe abrigar, dieron muchos motivos para querer verlos repetir en escena.

Y justo en esa peculiar magia se erige un tema como Recuerdo, dedicado a Bebo, donde se cierra y se inicia un nuevo ciclo de vida, y un abuelo magnánimo, máximo responsable de una estirpe de distinción y  excelencia les agradece el desempeño.

Madurez

Un tema como 2121 de Leyanis, va marcando el qué somos ahora de los Hermanos Valdés, con él se rompen esquemas de estructuras, hay diversidad manifiesta y necesaria de géneros que se mueven desde el flamenco y se siente una base afrocubana que acentúa la mezcla. Y esto no es casual, pues ambos músicos concuerdan en que: Estamos viviendo una etapa de madurez en todos los sentidos, estamos escuchando mucha música y bebiendo de los orígenes de ella, desde nuestros ancestros africanos, hasta lo más raigal dentro del propio jazz y de la música popular cubana.

Recuentos

Así se está comportando el quehacer de estos músicos, que no olvidan su inserción en el conservatorio habanero "Manuel Saumell" donde lograron sentirse como en casa, tal vez, porque nunca faltó un padre tierno y consecuente que exigía las tareas de clase en medio de toda la música que siempre inundó la casa.

Desde niños en casa primaba la música, mi papá, asegura Leyanis, es un hombre que estudia música todo el tiempo y si no la ejercitaba, la escuchaba, incluso los estudios nuestros que, según él, era otra manera también de aprender. Yo temblaba, y aún me pasa, cada vez que tenía que interpretar alguna pieza ante una visita, mi hermano se salvaba un poco más teniendo en cuenta que toca batería. Ese es un recuerdo que me acompaña siempre y ahora de adultos, peor porque en medio de los compromisos se mantiene al tanto de cuanto hacemos y más nos sigue exigiendo.

Pero indudablemente el orgullo y el respeto hacia él es tan grande que no nos importa el rigor. En mi caso, continua Leyanis, con 11 años hice un solo pequeño junto a Irakere, y creo que fue definitorio porque lo ensayé tantas veces como si fuese mi primer concierto. Mi hermano que comenzó estudiando también piano, siempre encontró en Plá su referente inmediato, tanto que mi papá le compró una batería chiquita y Jessie siempre lo imitaba. Recuerdo que cuando Irakere tocaba en La Tropical, su puesto era en su batería junto a Plá. Tanto dio esa historia que de piano cambió el rumbo para estudiar drums.

Chucho Valdés nos enseñó a prepararnos con ejercicios técnicos de fuerte entrenamiento pero lo hizo con el amor suficiente como para que no nos dolieran las manos. Ciertamente cansaba, había veces resultaban muy rutinarios, pero era una experiencia tan especial que valía la pena vivirla, y ahora mismo es sostén de muchas de nuestras venturas.

Su mayor consejo para nuestro trabajo es que podamos encontrarnos nosotros mismos, y es lo que estamos procurando hacer, es una bendición saber que en nuestros genes hay tanta buena música y  tanto talento engendrado, pero estamos conscientes de que tenemos que labrarnos nuestro camino como ellos también lo hicieron. Por eso, cuando pase el tiempo, nuestro proyecto va a ser un infinito Valdés Brothers con nuevas miradas, con nuevas proyecciones, con nuevos retos, porque amén de la música que es nuestra máxima realización, Valdés Brothers es un proyecto de vida.