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Cinco horas con Mario: una vida sobre la escena
19December

Cinco horas con Mario: una vida sobre la escena

Por: Liliana Molina Carbonell/ Fotos: Raúl Abreu

Un monólogo siempre es un arduo ejercicio de desprendimiento, una experiencia de conmoción, revelaciones y búsqueda interna. El desafío que supone solo lo saben, con certeza, quienes se arriesgan a mostrarse frente al público sin artificios, desde la voluntad irrenunciable por comunicar un texto en el que creen. Casi a punto de finalizar el año, la escena teatral habanera ha sido testigo de un acontecimiento que reafirma ese riesgo permanente, elevándolo a la categoría de obra de arte: la presentación de Cinco horas con Mario, de la autoría del español Miguel Delibes.

 

Sra. María Victoria Peña

 

Protagonizado por la Sra. María Victoria Peña, sin dudas este fue un regalo de lujo para los espectadores que asistieron el fin de semana a la Sala Retazos, en La Habana Vieja. No solo por la posibilidad de redescubrir un clásico contemporáneo y constatar la vitalidad que mantiene; sino por el impacto de una interpretación sumamente realista y auténtica, que desborda sutileza y rigor en el trabajo escénico.

Aunque fue estrenada en 1979 en el Teatro Marquina, de Madrid, Cinco horas con Mario no pierde el atractivo de aquellos primeros días. El interés que genera el personaje principal —una viuda que pone su alma al descubierto durante el velorio del esposo— continúa incólume casi cuatro décadas después. Pero es justo decir que ese interés no estaría completo sin una actriz que asumiera a cabalidad las frustraciones, reproches, inconformidades y sueños que Carmen Sotillo deja entrever en un monólogo hilvanado con agudeza.

 

Momentos de la puesta en escena

 

Más que la reproducción exacta de un texto, se requiere sensibilidad y temperamento para captar la complejidad del personaje en toda su dimensión. La Sra. María Victoria Peña nos acerca a esos matices, a partir de una genuina interiorización que revela disímiles emociones y un talento incuestionable para aportarle verosimilitud a la historia. Si encomiable es su aprendizaje del material literario que sustenta la obra, no lo es menos el dominio de la psicología del personaje o la increíble honestidad con que consigue transmitirlo.

Una actriz de calibre logra establecer nexos con el público. Y es exactamente eso lo que sucede durante esta puesta en escena: la interpretación conforma un retrato visceral tanto de la protagonista como de una época. La España de posguerra emerge en el monólogo de Carmen Sotillo, y con ella, un cuadro minimalista y nítido de las preocupaciones económicas, religiosas, políticas y morales imperantes en los años sesenta.

Cinco horas con Mario trasciende, sin embargo, esa aproximación al contexto, y adquiere un carácter universal en muchos de sus tópicos. “El amor es un tema eterno (…) porque es muy humano, porque está al alcance de todas las mentalidades”, le asegura Carmen a su esposo. Con el texto de Delibes podríamos afirmar que sucede exactamente lo mismo: la culpa, la soledad y la incomunicación van más allá de un país o una época, y quizás por eso también estamos ante una propuesta que desde Cuba, y en pleno siglo XXI, todavía nos invita a reflexionar.

 

Vistas del público

 

La obra —que en la noche inaugural del viernes contó con la presencia del embajador de España en Cuba, Sr. Juan José Buitrago; integrantes del cuerpo diplomático, entre otros invitados— tiene como precedente más de tres décadas de representación, a cargo de diversos elencos. Por ello resulta un mérito aún más loable asumir una interpretación propia, que logra desandar con acierto un camino ya transitado, luego de un proceso creativo orgánico y veraz.

La Carmen Sotillo que vimos este fin de semana no solo es, entonces, el personaje concebido por Delibes. Más bien tuvimos el privilegio de apreciar una vida sobre la escena: un universo emotivo al que la Sra. María Victoria Peña aportó voz, sentimientos e intensidad, con todo el riesgo que implica ponerle alma a un texto y entregarse al arte del teatro como si fuera, siempre, la primera vez.

 

Actriz