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José Luis Cortés: "Ahora soy un Shakespeare"
04April

José Luis Cortés: "Ahora soy un Shakespeare"

Por Jaime Masó Torres

Este tres de abril José Luis Cortés, Premio Nacional de Música 2017, recibió otro homenaje y fue en la sede nacional de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, (UNEAC), delante de muchos amigos y admiradores, quizás aquellos que hace más de veinte años fueron los primeros en tirarle piedras.  Al recibir José Luis Cortés el Premio Nacional de Música, se cumplió nuevamente aquella sentencia de que solo el tiempo va curando las heridas y la persistencia es a la larga, otro antídoto contra los prejuicios y la soberbia de aquellos seres que en nombre del arte provocan grandes males a la nación.

Vea también: Premio Nacional de Música 2017 para José Luis Cortés "El Tosco"

Fue muy justo el gran jurado que concedió el premio a José Luis, el músico que se nos presentó como El Tosco y sin embargo, es un intérprete exquisito de la flauta. O sea, no es un error afirmar que El Tosco es El Más Fino de los músicos. Con su Nueva Generación (NG) introdujo cambios en la música popular. Con sus letras provocó a los bailadores, a críticos, investigadores, periodistas… En medio de aquella renovación musical de los 90, El Tosco se mantuvo quieto en base y se lanzaba al rodeo convencido de que su propuesta no era para nada indecente.

“En la década de los 90 esto era imposible. Recuerda que la revolución cultural de esta música, como digo yo, se formó en esa etapa. No era impensable, no, era imposible. Pero todo es poco a poco, después de tanto, hasta que la gente consideró todo el trabajo, el cual se hizo con mucho amor y dio muy buenos resultados”, nos dice.

Por desgracia con el tiempo llegaron compositores, cantantes, orquestas… con el mal gusto debajo del brazo. Lo obsceno casi se hizo normal, y los dolores de cabeza han sido constantes.  Algunos que alcanzaron “la gloria” hoy llaman a hacer concesiones, a que nos vendamos  al mundo comercial para poder vivir… Y  El Tosco, aquel hombre que estuvo prohibido en la radio más de un año, por alguna de esas razones extrañas, ha estado y estuvo firme, creativo, paciente, sincero… salvando la sonoridad de esta isla.

 

En un momento determinado algunos dijeron que con sus letras usted hasta atacó a las mujeres. Sin embargo, con los palos que da la vida ¿se pueden así esperar cosas buenas?

Yo nunca he atacado a las mujeres. Solamente escribí una canción que tiene que ver con el desamor, pues siempre se hicieron canciones de este tipo. Los tiempos cambian, la literatura cambia también y sobre todo la música bailable, aquella que es de la gente del barrio y que siempre tienen un “dicharacho” distinto, una forma de decir las cosas diferentes.

Pero jamás en mi vida he atacado a una mujer. Compuse una canción que la gente la confundió y la cogieron conmigo, siempre hay que buscar un chivo expiatorio o alguien para echarle la culpa de las cosas malas que se hacen. En aquellos momentos NG La Banda estaba pegada hasta el techo, tenían que echarle la culpa de todo lo malo.

Sin embargo, ahora mismo soy un Shakespeare de la música por haber escrito Picadillo de soya y en su momento también la cogieron conmigo. Me suspendieron año y medio de la radio y la televisión por haber hecho La Bruja.

¿Guarda resentimientos?

No. Yo no soy un resentido, yo soy un atrevido para poder aguantar todo eso y seguir en Cuba luchando con mi gente, para eso hay que tener valor. Me la pusieron para que me fuera y yo no me voy a ir de aquí porque este es mi país. Los detractores que se revuelvan el estómago porque, aunque llegó un poco tarde, pero ahí están los premios, los honoris causa y eso lo da el trabajo que hagas. El pueblo es quien te da a ti todos los premios.

Al no ser los errores cadenas que arrastramos y nos condenan de por vida, la opción de rectificar e ir colocando a cada quien en su justo lugar es la mejor alternativa. Eso fue lo que hizo el jurado que otorgó el Premio Nacional de Música 2017, integrado por excelentes profesionales como Digna Guerra, Adalberto Álvarez, César Pedroso, Beatriz Márquez y Juan Piñera, aun cuando estamos seguros de que miles de personalidades merecen este título.

Nadar a contracorriente, defender un criterio con justeza, talento y tino, ponerle fe a aquello que creemos tiene valor, no venderse a lo banal e inservible, creer siempre en el arte… todo eso sobrevive a épocas y a miradas extrañas. Lo sabe El Tosco, su banda NG, y también lo sabe Cuba.

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