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DCC: "conquistando" siempre, más allá del tiempo
16February

DCC: "conquistando" siempre, más allá del tiempo

Por Toni Piñera

Los estrenos siempre invitan a la reflexión, ponen al espectador en espera inquietante, con los cinco sentidos puestos en la escena… ¿Darán lo que en realidad se presiente en este grupo danzario? ¿Defraudará el ofrecimiento de una compañías que lleva años incursionando en la escena? No es fácil conjugar factores, ideas y expresarlas teatralmente, moverse y trasmitir lo que se quiere, llegar al clímax de una situación y corresponder con las exigencias y el rigor que se persiguen. Danza Contemporánea de Cuba (DCC), en su reciente temporada en la sala García Lorca del GTH Alicia Alonso, puso sobre el tapete, una vez más, su condición veterana, su pujanza como colectivo ya formado, con el pie firme en el estribo y con perspectivas aun muy prometedoras…

No hay dudas que estamos hablando de un grupo artístico de elevada técnica, muy ducho ya –a pesar de su renovación juvenil-, inspirador e inspirado en su trabajo de más de 50 años, pertrechado de un repertorio afinado, con “muestras” evidentes de una acertada experiencia y de un muy bien logrado repertorio, que cada año suma obras y nuevos coreógrafos –cubanos o de otras latitudes-  que continúan su línea, enriqueciéndola y contemporaneizándola para seguir siendo fiel a su nombre. Con dos piezas: Equilux, de la británica Fleur Darkin, y el estreno mundial de Miguel Altunaga: Más allá del polvo, las centenarias tablas se iluminaron con esa luz propia que enseña la compañía, basada en la preparación básica de los danzantes, buen arranque que permite especular en la creación coreográfica, para empinarse sobre realizables dimensiones de espacio, de uniformidad escénica, y, sobre todo de coherencias en las proyecciones de grupo, en las que DCC es maestra absoluta, y en esta temporada fue muy visible.

Más allá del polvo es de esas piezas que calan profundo en la sicología del espectador, minimalista, sin escenografía, solo un pequeño muro en el horizonte, luces –magníficas/protagonistas- de Fernando Alonso quien logra un diseño excepcional que corporeiza cada gesto, esculpiendo sensaciones/sentimientos/añoranzas, y ese collage musical que mueve sensibilidades, ideas y añoranzas en todos, atraídas por ritmos de Juan Formel y los Van Van, de José Manuel Concepción Martínez de Valdivieso, notas líricas de Lecuona, intercalada con música electrónica del compositor iraní Pouya Ehsael, que nos toca cuerdas sensibles. Sin contar una historia linealmente, habla de nosotros, los cubanos de manera sutil, inteligente, reflexiona en el movimiento sobre nuestra realidad, los retos de la vida, el patriotismo… Altunaga, con ese conglomerado de 20 bailarines teje, con mucha energía sobre el escenario, una calidad interpretativa sostenida, con momentos de inteligente utilización de una manera contemporánea de bailar fusionando ritmos/movimientos, y sugerentes  usos de lo metafórico para armonizar una narración sobre paradigmas comunicativos que persiguen mas la inquietud del auditorio que el placer por lo espectacular. Es algo que habla de lo interno y sale a flote en el gesto, en una atmósfera de sueño/recuerdo/abstracción, al que aportan mucho también los diseños de vestuario de Vladimir Cuenca. Más allá… despierta en la escena una manera de hacer que manifiesta la presencia de un coreógrafo sensible, lleno de facultades y apoyado por un grupo de bailarines, sin reparo maestro…

Equilux, pieza resultado del Laboratorio Coreográfico Islas Creativas, que mantiene desde hace unos años DCC junto al British Council, está firmada por Fleur Darkin, directora del Scottish Dance Theatre, una de las más sobresalientes creadoras de la nueva ola de coreógrafos británicos. La base que sostiene la obra es un sinónimo de... Vida, como una combinación de éxtasis/dolor, que la coreógrafa vincula a un equinoccio donde coexiste luz y sombra. A partir de ese presupuesto pone en juego su original lenguaje danzario en el que abunda la dinámica y el detalle explorador en los gestos. Jugando con el espacio, los ágiles bailarines captaron el mensaje de la Darkin para expresarse a sus anchas con sus cuerpos, que tienen algo que decir y terminan comunicando, a partir de sus cualidades físicos-artísticas. Transitando por la expresividad, y acompañada por la sugerente música de Torben Sylvest, la pieza subyuga al espectador por el aire de espontaneidad y vigor de una danza, a veces violenta y otras lánguida interpretada con bríos. Fleur Darkin es muy creativa en el manejo del espacio, el tiempo y en el otorgarle al propio cuerpo todo un preciso instrumental para dialogar.