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A las estrellas no se llega por caminos llanos
31December
Artículos

A las estrellas no se llega por caminos llanos

Con una trayectoria de más de cincuenta años como actor de televisión, radio, teatro y cine, Manuel Porto se ha ganado el respeto y cariño del público cubano por su talento, dedicación y constancia en el medio artístico.

Premio Nacional de Cultura Comunitaria por el proyecto artístico Korimacao, desarrollado en la Ciénaga de Zapata, del que es fundador y director desde 1992, Manuel Porto acaba de recibir el Premio por la obra de la vida 2019, que otorga la Agencia Artística de Artes Escénicas ACTUAR, quien lo representa artísticamente.

«Llamaban Korimacao a los pobladores de ese lugar. En lengua aragua, Kori quiere decir hombre y macao es el animalito que anda con la casa a cuestas. Otros aborígenes les llamaban así porque cuando las aguas subían, tenían que emigrar. Entonces pensamos que era adecuado nombrar así a un proyecto itinerante que llevaría la cultura a todos los rincones de la región. Creo en el papel del arte como transformador de la sociedad. Conseguí hacer realidad este proyecto artístico experimental, el sueño ha perdurado veintisiete años. Es un movimiento artístico increíble que llevó la felicidad a muchas personas.

Y es que esta es una profesión hermosa y necesaria cuando se concibe para hacer el bien a los otros y no para buscar beneficios personales, por eso me siento feliz y realizado. A los llamados grandes artistas no se les deben cerrar los oídos porque existen personas simples que tienen aptitudes para el arte y están a la espera de que se les descubra. Cuando asumí este proyecto ya tenía experiencia, pues formé parte del movimiento de aficionados de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

Mi primera actuación fue en el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso con la obra La falsa justicia del señor corregidor, de Alejandro Casona, durante el Festival Nacional de Aficionados de las FAR. Ganamos el primer lugar. Yo un negrito-blanquito del barrio habanero de Pogolotti a quien nunca le había pasado por la cabeza ser actor.

El gran caricaturista Jorge Oliver me selecciona para pasar las pruebas de actuación. El jurado estaba compuesto por directores y actrices de la talla de Raquel Revuelta, Maritza Rosales, Roberto Garriga, Vázquez Gallo, Miguel Navarro, Silvano Suarez… En agosto de 1967 entro en el Instituto Cubano de Radiodifusión, y ahí empieza mi carrera.

Se hizo una selección nacional de jóvenes, quedamos nueve: seis actores, un coordinador y dos directores. Al principio trabajábamos como extras, mientras pasábamos el primer curso de superación, dirigido por grandes directores. Luego se creó la primera escuela de formación de actores, organizada por Ana Lasalle, a la que le siguió la que dirigió Alejandro Lugo. En esa época las filmaciones eran en vivo, así que fuimos aprendiendo a amar esta profesión con grandes actores como Reinaldo Miravalles, Enrique Santisteban, José Antonio Rodríguez, Miguel Navarro y Verónica Lynn.

Premiado por su actuación en la película Habana-Havana (2003), del director Alberto Arbelo, en el XX Festival de Cine Latinoamericano de Trieste, Italia, Porto ha recibido reconocimiento como Actor de Mérito de la TV Cubana y cinco nominaciones al Premio Caricatos; Premio Caracol (1994) con la obra Cuando el agua regresa a la tierra y por su actuación en el filme Miradas (2001), del director Enrique Álvarez; Premio Caracol de la Uneac como mejor actor por El tío Vania, de Chejov; y Premio en el Festival de TV de Plovdiv, Bulgaria, con el cuento Los tiempos de cada cual.

Para Manuel Porto, el arte «es la forma más elevada de expresar la cultura de un país, pues sus manifestaciones artísticas son el medio para llegar a los sentimientos de las personas. Para mí la musa no existe, la vida social, las vivencias del artista es lo que le motiva a hacer una obra artística materializada en canción, pintura, dramaturgia… y esto puede hacer mucho bien o mal a los seres humanos, pues como espectador recibe del actor una enseñanza humana, social e ideológica. Es extraordinaria la labor que se puede realizar a través del arte, pues es el mejor camino para llegar a los sentimientos y pensamientos de los seres humanos».