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Ángela Muro: sin cuentos chinos
12April

Ángela Muro: sin cuentos chinos

Aunque lleva 16 años viviendo en Granada, la actriz y cantante Ángela Muro nació en Logroño, en 1962. Hay quien le llama la riojana-andaluza o la andaluza-riojana, cosa que no importa mucho, pues ella puede presumir de ser tan universal como las canciones que compone o las clásicas que reinterpreta: lleva en el alma los boleros de Antonio Machín, el jazz de Ella Fitzgerald, lo trovadoresco de Soledad Bravo y la ternura de María Dolores Pradera.

Su carrera profesional la ha llevado tanto por el café concierto como por grandes escenarios, teatros, platós de televisión, estudios de radio y de grabación, de donde han salido ya cuatro discos, íntegramente con canciones suyas: Extraño mineral (CBS SONY, 1995), Marrón glacé (2008), Paraíso terrenal (2011) y Cuentos chinos de la Habana. Del tango a la habanera (2017).

A Ángela la conocimos el pasado otoño, en la presentación de nuestra revista en la galería Art Unity; el flechazo fue instantáneo. Semanas más tarde, ya con Sierra Nevada vestida de blanco, la también pintora naif recibe a Arte por Excelencias en su casa de La Zubia, un pueblo en las afueras de Granada. El crispar de leña ardiendo en la chimenea y el caliente té moruno acompañaran nuestra larga conversación, en la que hablamos de su trabajo, de los retos a que se enfrentan los cantautores de esta época y de su amor por Cuba: “esa tierra que aun no conozco pero que ha inspirado algunas de mis músicas”.

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Con nuestro redactor Yordanis Ricardo Pupo
Con nuestro redactor Yordanis Ricardo Pupo

 

Has trabajado en musicales, en zarzuelas, has compuesto BSO… incluso llegas a formar parte del dúo Báccara… pero, ¿cómo llega Ángela Muro a la música?

Pues como todos los chiquillos a los que le gusta la música: cantando, y actuando. Me subía encima de las mesas a hacer el payaso. Mis juegos de niña eran cantar el festival de Eurovisión, con  mis amigas. Con ocho años recuerdo que mi padre me regaló una guitarra y empecé a estudiar.

¿Cuando deja de ser un juego y entras a lo profesional?

Todo se mezcló mucho… Con quince años, con un músico que conocí en el Instituto –él con la flauta y yo con la guitarra- hacía temas de Mercedes Sosa, de María Dolores Pradera, de Facundo Cabral y algún temilla que empezaba yo a componer. Tocábamos en un hotel y nos ganábamos mil pesetas, que en aquel entonces era un pastón. Y eso fue muy peligroso, porque me lo pasaba genial y, encima, me pagaban.  

A los 16 montamos un grupo de rock… y de repente estaba más en los locales de ensayo, encima de los escenarios que en la escuela. Me presenté a un concurso en Radio Eibar (Guipúzcoa, 1981) y gané. Estuve en una orquesta de baile… Luego me fui a vivir a Bilbao y monté otro grupo. De repente estaba en un hotel de Ibiza… el trabajo venía a mí. En esa época todo era muchísimo más fácil para hacer música. Me pregunto si fue algo que yo decidí o fue la vida que me fue llevando.

Pero nunca estuviste en la Academia…

La carrera de música en el conservatorio no la he hecho. La vida no me ha llevado a hacerlo. Empecé en el Conservatorio con 12 años, cuando los niños tenían 6 o 7, y me sentía muy extemporánea en aquel mundo. Luego, como siempre estaba trabajando, la mayor parte de mis estudios de música han sido pagados, con profesores particulares. A partir de que vine a vivir a Granada es cuando más me he metido a estudiar. Y ahora toco la guitarra no todo lo bien que me gustaría, y el piano, no todo lo bien que me gustaría, pero me sirven como vehículo para componer y dar las clases a mis alumnos.

Antes de interpretar tus propias canciones, ¿qué artistas eran tus ídolos?

Tenía una mezcla. Quizás yo soy cantante por dos mujeres: por María Dolores Pradera y por Soledad Bravo. A las dos las viví desde muy pequeña, pero quizás quienes más me marcaron fueron Ella Fitzgerald y María Creuza, y Antonio Machín y todos… La gente de mi época oía mucha música latinoamericana. Era como el pan de cada día. Serrat era otra voz… Si ahora tuviera que elegir una cantante favorita, no podría. Tengo muchas cantantes y voces de hombres favoritas.

¿Qué te ha aportado ser vocalista de grandes artistas como Sara Montiel, Massiel, o Lolita?

Todo ese mundo comenzó en Bilbao, con Amaya Uranga, la cantante de Mocedades… Aunque a nivel de experiencia vital, Massiel y Sara han sido las más importantes. Sobretodo Sara, con quien estuve seis años. Con ella viajé a América, pisé por primera vez teatros –con las demás había hecho festivales, conciertos al aire libre-. El gusanillo de lo teatrero vino con Sara, que era muy teatrera. Era una mujer muy especial, muy generosa, muy sacrificada, muy artista, de las que no se quitan el traje de artista en ningún momento.

 

Con Sara Montiel. Foto cortesía de la entrevistada
Con Sara Montiel. Foto cortesía de la entrevistada

 

¿Por qué empiezas a componer? ¿De qué hablaban tus primeras canciones?

Empiezo a componer cuando era una niña, sin tener aún guitarra ni nada. Con 8 o 9 años ya tenía más de cinco canciones. En el festival de radio que te comentaba, gané con una canción mía, y a los 21, en el concurso de TVE Nueva Gente (primer premio en la modalidad de canción ligera), todo el repertorio era mío, a excepción de Bésame mucho.

Empecé escribiendo temas románticos, pero siempre, hasta en lo romántico, tenía la necesidad de reivindicar vivir, la libertad de vivir, de tomar tus decisiones. Era una cantautora, lo que sigo siendo. Estuve años renunciando al nombre de cantautora porque aquí en España era denostado, y tenía esa visión que imponía la sociedad de que ser cantautor era ser añejo, pestoso. Luego España ha aprendido. 

Tengo mucha música dentro. Creo que eso es lo que me pasa. Que yo me veo que soy un alma vieja en la música. Estoy todo el día cantando e inventando. Lo que pasa es que a la hora de decidir, esta es una nueva canción, no es tan fácil. Yo sé que he conectado con algo cuando de repente algo me pasa dentro. No todo lo que creo me pasa y muchas se quedan en los cajones.

Primero, Cuentos chinos de la Habana y ahora Filin Jazz, ¿por qué hay tanta música cubana en Ángela Muro?

Quizás por ese Antonio Machín que se oía constantemente en mi casa. Quizás porque me han acompañado músicos cubanos: la banda que monté para mi primer disco, Extraño mineral, fue con los músicos de Athanai, ocho cubanos. Y parte de la música se grabó en La Habana, con la Camerata Romeu (los violines son exquisitos). El partenaire que me buscan para mi primer videoclip: un chino cubano… Cuentos chinos de La Habana tiene mucho de Cuba, mucho de Sudamérica, aunque la raíz cubana tiene más presencia. Yo miro lo qué me ha pasado a lo largo de la vida y no sé por qué. Hay cosas que te preguntas y no sabes. La vida te lleva.

 

Portada Cuentos Chinos
Portada Cuentos Chinos

 

Cuentos chinos se hizo por crowfunding…

Sí, el disco se vendió por adelantado, con la posibilidad de sortear un cuadro mío y de asistir a la grabación. Se grabó en dos conciertos seguidos, y el público tenía derecho al concierto, al disco, a una foto de familia que va dentro del disco, y a unas copas y un picoteo… se lo pasaron genial.

De hecho, ya tengo gente apuntada por si grabo Filin jazz en las mismas condiciones, porque para muchos fue una experiencia entrar en un estudio de grabación. Para mí fue muy emocionante también y una experiencia vital muy importante. Aunque a nivel de disco no esté tan contenta con el sonido. Se oye que está grabado en directo, aunque no tiene los aplausos.

 

Estreno de Cuentos Chinos...Teatro Isabel La Católica de Granada. Foto Juan Jesús García
Estreno de Cuentos Chinos...Teatro Isabel La Católica de Granada. Foto Juan Jesús García

 

Y Filin jazz…

Ahora estoy metida en ese mundo. El filin es una música, que como sabes, se la inventó en tu tierra César Portillo de la Luz. Y que no era ni más ni menos que las canciones sencillas que hacía con la guitarra, pero que se contagiaban un poco del jazz de la época, de aquellas orquestas de baile de la Cuba pre-revolucionaria.

Y el mundo del jazz siempre me ha acompañado, desde que con 20 o 24 años descubrí a las cantantes de jazz. La gente siempre me ha visto, aunque estuviera con mi música, que escondía a una cantante de jazz. Por eso el Filing jazz… boleros del filin pero llevados a un jazz contundente. Y eso será un disco. Y como sigo sin tener discográfica, seguro lo haré de la misma manera.

Compones, arreglas y produces tus discos, ¿por sentirte libre o por comodidad?

Esto lo hago porque no me quedan más narices. A mí me encantaría poder escoger un productor o productora, aunque ya no podría dejarlo todo en sus manos como cuando grabé con Sony. Me lo autoguiso porque no tengo compañía ni productores detrás. Pero no lo hago sola, porque es imposible. Intento rodearme de los músicos que me pueden dar lo que ellos tienen y lo que yo quiero que aporten.

La experiencia con Sony fue muy bonita mientras duró, pero tampoco fue tan bonita porque las cosas no se hicieron todo lo bien que se pudieron haber hecho. El disco se llamaba Extraño Mineral y fue todo muy extraño: hicieron de mi música, lógicamente, que fuera más comercial, más pop, pero la compañía se quedó sin promotor en esa época. Luego, cuando estaba sonando en la radio, todavía no estaba en el mercado. Fue como un sinfín de desastres.

Con lo que cuesta hacer un disco, ¿cómo es que luego lo  compartes gratis en tu página web?

Porque al menos quiero que la gente conozca mi música. Si no tienes compañía no tienes distribuidora. Y si no tienes distribuidora esa música no está en las tiendas ni suenas en la radio ni te ve nadie en la tele. Soy una loca que está gritando en el desierto. Actualmente es muy difícil trabajar en la música. Todos los músicos con los que trabajo están haciendo imitaciones de artistas vivos: tributo a Joaquín Sabina, a EL Barrio… ni siquiera a artistas que ya están muertos. Eso es lo que está funcionando, porque los de festejos o los de cultura, contratan al duplicado porque les sale mucho más barato.

Me parece muy bien por ellos, porque tienen trabajo, pero como creadora me metería los dedos y no pararía de vomitar. Porque dices, de qué sirve crear. Lo que cuesta emocionalmente, el tiempo… Estamos en un mundo en el que todo tiene que ser muy igual. Las ciudades, por ejemplo. Da igual que vayas a Pernambuco que a Oslo, Madrid, Logroño o Granada. Te encuentras las mismas tiendas, lo mismo para comer, lo mismo para vestirte. Y eso está afectando a todo.

La venta del disco es un recuerdo que la gente se lleva en los conciertos. ¿Conseguir recuperar el dinero que has invertido? Es muy difícil, pero a mí me permite seguir viva, en el desierto, gritando…

 

Foto de Carlos Bullejos para Cuentos Chinos....
Foto de Carlos Bullejos para Cuentos Chinos....

 

Hablábamos antes de esta sociedad actual, globalizada, hiperconectada en redes sociales, con una cultura cada vez más banalizada… ¿La canción de autor va camino de desaparecer?

No. Yo creo que, precisamente ahora, va a haber más. Pero en ese mar de perdición cada vez el agujero va a ser más estrecho para darle visibilidad. Yo estoy a caballo entre un mundo viejuno y un mundo nuevo, y veo que los chavales se mueven de otra manera en las redes, son más ágiles. Y cuando eres joven tus amigos son groupies. Entonces es más fácil crear público que cuando eres adulta, porque ese público adulto es más selectivo. Creo que los jóvenes de hoy pueden aprovechar bien las redes sociales.

¿Cuáles crees que son los retos a los que se enfrentan artistas como tú que no hacen música comercial?

Pues dar a conocer tu música. Sobre todo a quienes tienen la facultad de contratar ese tipo de música, que no es la de festejos, porque ellos tampoco arriesgan. Al público no lo educamos para que sepa texturizar distintos sabores. En un mundo en el que todo está muy encasillado es complicado ser, tener algo que decir con tus palabras, con tu manera, con tu visión… esa es  la complicación de los cantautores del mundo de hoy y del que viene. 

En mi época, comenzar en la música era muy fácil porque, primero, te pagaban. Hoy en día  hay locales en los que hay que pagar para tocar. Todo está muy raro, muy complicado. Y, al mismo tiempo, tienes en internet programas con los que puedes crear tu propia música o canales de Youtube para promocionarla. Es una mezcla de cosas muy buenas y cosas muy malas. Es como que el mundo virtual está ganando al mundo físico, al real… pero sabes qué pasa, que el mundo real para un músico es vital: es la experiencia y es el crecimiento artístico y profesional.

Trabajas con ONG y te implicas en otras causas humanitarias como la lucha contra el cáncer. ¿Cuál crees que es el papel del artista en la sociedad actual?

Por ejemplo, con todo lo que ha pasado, la crisis, la Ley Mordaza… creo que solo Miguel Ríos es el único que ha dicho que íbamos para atrás, que era un retroceso. A mí hay cosas que no me parecen de buen gusto decir, pero creo que se ha perdido ese sentido del humor que había, por ejemplo, en la Movida. Ahora la corrección, el cuidado de las formas puede más a veces que la creatividad. Te tienes que plantear cómo decir o no decir algo. O que palabra usar.

Estamos viviendo un momento que no veo yo muy claro. Se está radicalizando la izquierda otra vez. Se está radicalizando mucho la derecha otra vez. Están volviendo viejos fantasmas. Y la labor del artista es ser libre, hablar de lo humano, de lo incorrecto, de lo imperfecto de la sociedad. En Paraíso terrenal había canciones incómodas, porque hablar de emigración y emigrantes, incluso hace unos años, no era fácil. Nos considerábamos un país de acogida, pero no tratábamos bien a todo el mundo.

A la hora de crear tú no puedes poner cortapisas, porque si lo haces, la creatividad no te deja crecer como artista ni te lleva a puerto. Los artistas, al ser libres, tenemos que, al menos, encender esa luz roja cuando las libertades están empezando a castrarse, y ante la injusticia, claro.

En esta entrevista me has dicho dos veces que estás a punto de tirar la toalla, pero no creo que ese sea el futuro de Ángela Muro. No creo que puedas dejar la música…

Me he propuesto tocar el piano cada día, ser mejor pianista, mejor guitarrista, seguir entrenando mi voz. Me gustaría hacer un disco de poetas, musicalizar poemas, que no lo he hecho. Solo una vez, por encargo, un poema de la sevillana Rosa Díaz. Me gustaría tener esa visión de Ángela Muro musicalizando a Lorca, a Machado, a los clásicos de mi cultura.

También me gustaría reinterpretar a esos cantautores de los setenta… o a las y los anglosajones, a Lionel Richie, Geoge Benson… hacer un disco de versiones, pero de cómo yo las siento y las veo. Porque no solo me gusta componer sino también reinterpretar la música de otros.

 

Angela Muro en la galería Art Unity. Foto @yricardo
Angela Muro en la galería Art Unity. Foto @yricardo

 

En portada: En su casa de La Zubia, el día de nuestra entrevista / Foto @yricardo