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Antídoto contra La Trovuntivitis
15August

Antídoto contra La Trovuntivitis

Por Jorge Fernández Era

No. No va a encontrarlo. Ni aquí ni en ninguna parte. La Trovuntivitis es un bien transmisible de alto contagio, lo mismo en verano que en invierno, en seca que en lluvia, en ciclón o sin él. Y si no pregúntele al numeroso grupo de periodistas, fanáticos y colegas del arte que se reunieron en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, todavía en Feria Arte en La Rampa, para acompañar a la tropa de La Trovuntivitis de Santa Clara en la presentación por la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem) de su primer disco colectivo, un álbum de dos CD con veinticinco temas que contó con la participación de Yordan Romero (producción general), Emilio Martini (producción musical y masterización), Gretel Garlobo (producción ejecutiva Egrem), Merlin Lorenzo y Johan Perret (ingenieros de grabación), Reynel Rodríguez, El Timba (mezcla), y Katia y Kike (diseño y fotografía).

A juzgar por la cantidad de canciones y por el balance de la muestra, en este fonograma ―titulado igual que el proyecto, que ya cumplió veinte años― no se quedó nadie de La Trovuntivitis sin probar el pastel. Aquí están, por orden de aparición, Yordan Romero (Son de Eliodoro y Me salvas), Leonardo García (Abajo la xenofobia y Pobre gente), Alain Garrido (La orgía y Eternidad), Yunior Navarrete (Los giros), Levis Aliaga (Ana), Rolando Berrío (Cuando una mujer deja a un hombre y Caridad), Michel Portela (Quise y Será ayer), Yaima Orozco (Debo dejar y Déjame ser), Migue de la Rosa (Voy y Soltando amarras), Raúl Marchena (Soñando conmigo y La casa), Karel Fleites (Ruleta rusa y A veces, este último con Hailen Fuentes), Yatsel Rodríguez (La moringa y Trovadicto), Diego Gutiérrez (En la luna de Valencia y Fin de la historia) e Irina González (Frágil).

Casi todos estuvieron presentes, y cada quien dijo algo ―ahora no importa si este o aquel―: «Algunos ya no están en el proyecto, pero seguimos defendiendo sus canciones»; «Es un regalo que nos hace la Egrem, y un regalo también para todos los que nos siguen en Santa Clara y en toda la Isla»; «Bajamos de peso con este disco, pero el resultado está aquí, y quedará para la memoria musical de Cuba y de los trovadores como una fotografía muy especial de veinte años»; «La Trovuntivitis empezó como una peña de dos o tres trovadores con sus novias, hasta que un día nos reclamaron que tocáramos en algún que otro lugar, y ahí comenzó el proyecto colectivo. No somos una agrupación que ensaya, sino un grupo de amigos que se reúne a descargar sus canciones, con intereses comunes»; «Estos procesos comienzan y espontáneamente van desarrollándose y cambiando con los tiempos, y si todavía hoy cantamos juntos es por la persistencia de llevar un proceso cultural desde una provincia»; «Estoy muy feliz de pertenecer a este grupo de músicos, de familia que somos. Ojalá y no haya que esperar veinte años más para otro disco, pues hay mucho material que merece ser grabado»…

Para los que tienen a Santa Clara no solo como esa ciudad a medio camino entre el este y el oeste del estrecho caimán que habitamos, sino además como una urbe con una agitada vida cultural, los nombres de La Trovuntivitis y de sus integrantes no les pueden ser ajenos, como tampoco lo es el de ese buenazo de apellido Silverio, quien dio a luz ―¡y qué luz!― a El Mejunje y es el padre espiritual de casi todo lo trascendente que surge en esa villa.

En las notas discográficas ―tituladas «La Trovuntivitis, veinte años de historias y canciones»― Alexis Castañeda Pérez de Alejo, entrañable colaborador de la revista Arte por Excelencias, concluye diciendo: «Aquí están al fin veinte años de historias y canciones asentadas para la posteridad, contadas y cantadas en un complejo poético sui géneris, y siempre desde Santa Clara. Leyenda salida del patio paternal de El Mejunje, redil fraterno donde aguarda el abrigo afectuoso del público que allí se reúne cada jueves, primer causante y fiador, sin dudas, de la mantención de ese fenómeno llamado Trovuntivitis y de la existencia de este magnífico disco».

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