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El pintor de lo divino ¿Quién fue Guido Reni?
30March
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El pintor de lo divino ¿Quién fue Guido Reni?

El Museo del Prado de Madrid ha inaugurado este pasado martes 28 de marzo su exposición antológica sobre el pintor boloñés Guido Reni. “El Divino”, como así se le conocía en su época, resulta uno de los máximos exponentes de la escuela boloñesa-romana del siglo XVII, con una influencia e importancia equiparable a la de Rubens, Caravaggio o Bernini. En esta muestra de casi 100 obras de 40 procedencias diferentes, se recogen los trabajos más importantes del artista, que se exponen en diálogo con otras obras de otros pintores.

En “Guido Reni”, título de la muestra por su sentido antológico, se pretende cubrir buena parte de la vida del autor al mismo tiempo que se ofrece una mirada a las influencias recibidas y a las causadas en otros artistas posteriores. En esta se podrá ver El Triunfo de Job, procedente de la catedral de Nôtre-Dame, que se podrá ver por primera vez desde el incendio que sufrió el edificio. También vestirán las paredes del Prado lienzos como la Inmaculada Concepción, Cleopatra o Salomé con la cabeza de San Juan Bautista, así como cuatro obras inéditas del autor. Pero ¿quién fue este pintor y por qué merece una antología en una de las mayores pinacotecas del mundo?

Primeros años en Bolonia y viaje a Roma

Guido Reni nació en Bolonia en el año 1575 en un contexto de bonanza económica y artística de la ciudad. Su padre, el músico Danieli Reni, lo introdujo en el mundo de la pintura a los 9 años, en el taller del maestro flamenco Denys Calvaert. Allí acabó dominando el estilo de su maestro y en 1594, insatisfecho con su formación, se unió a Carracci, Ludovico, Annibale y Agostino que habían creado años atrás una academia independiente. De esta forma adquirió las técnicas propias del arte flamenco de la época, que supo complementar muy bien con el estilo boloñés que aprendió a dominar.

Tras el año 1600, al parecer debido a una serie de desencuentros con su nuevo maestro, Guido Reni viajó por primera vez a Roma. La influencia que ejerció esta gran urbe en el desarrollo del pintor es incalculable, pues fue aquí donde entró en contacto con el arte del momento y de la antigüedad, sintiendo gran admiración por Caravaggio.

Entre lo humano y lo divino

 

David decapitando a Goliat Guido Reni Óleo sobre lienzo, 174,5 x 133 cm h. 1606-7 Remagen, Arp Museum Bahnhof Rolandseck / Sammlung Rau für UNICEF
David decapitando a Goliat. Guido Reni. Óleo sobre lienzo, 174,5 x 133 cm h. 1606-7 Remagen, Arp Museum Bahnhof Rolandseck / Sammlung Rau für UNICEF

 

Si se le llamaba en vida “El Divino” no era por otra cosa que por su innata capacidad de representar la divinidad. Entre lo humano y lo divino, a medio camino entre Cristo y los hombres. Así es como ven a Reni algunos de sus comentadores. La sublime belleza con la que retrataba a estos personajes permitía acercar a los comunes a la divinidad, por lo que muchos daban a su obra rasgos sobrenaturales.

Con la misma gracia con la que representaba el cuerpo divino, también pintaba escenas mitológicas. La ineludible fuerza de Miguel Ángel inspiró al boloñés, que se aproximaba a la anatomía de estos héroes de la antigüedad desde una perspectiva casi sobrenatural. Con una grandiosidad que rozaba lo inverosímil, pero sin perder de vista lo real.

Al mismo tiempo, como el gran maestro que era, mostraba su deliciosa delicadeza cuando representaba a los Santos. Estos personajes, a los que retrató entre otras ocasiones en El triunfo de Job, se los muestra con suma belleza, incluso en la vejez, que nos hace darnos cuenta de la singular atención del artista en la representación de los cuerpos. Esta denota un extenso estudio de los mismos, tanto al natural como a través de esculturas.

 

La unión del Dibujo y el Color Guido Reni Óleo sobre lienzo, 120,5 x 120,5 cm h. 1624-25 Paris, Musée du Louvre. Département des Peintures
La unión del Dibujo y el Color. Guido Reni. Óleo sobre lienzo, 120,5 x 120,5 cm h. 1624-25 Paris, Musée du Louvre. Département des Peintures

 

Últimos años

Tras alrededor de tres décadas en la ciudad eterna y un viaje a Nápoles para cubrir una serie de encargos, Reni volvió a Bolonia donde fundó uno de los talleres más prolíficos de su tiempo. Allí se fue apagando poco a poco la obra del pintor, en persecución de un ideal pictórico que le hizo renunciar al dibujo por la forma, y experimentó un cambio radical en su forma de pintar que muchos no acabaron de comprender. Algunas de estas composiciones fueron de una gran riqueza e innovación, sin embargo, otras quedaron inacabadas ya sea por cansancio o por falta de fondos.

En la ciudad que le vio nacer falleció Guido Reni en 1642. Uno de los genios de la historia del arte italiano y universal que llevó a cabo una extensa obra elevando con maestría la representación de los cuerpos divinos, humanos y heroicos a niveles que muy pocos artistas son capaces de alcanzar. Los boloñeses le despidieron con sincera admiración y hoy se le dedica finalmente en Madrid la exposición antológica que merece. Un artista a reivindicar del que se podrá disfrutar en El Prado hasta el 9 de julio.

En portada: Detalle de La unión del Dibujo y el Color Guido Reni Óleo sobre lienzo, 120,5 x 120,5 cm h. 1624-25 Paris, Musée du Louvre. Département des Peintures