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Entrevista a Liliana Porter
03May
Artículos

Entrevista a Liliana Porter

“Me tiene sin cuidado si ser latinoamericana beneficia o perjudica mi visibilidad”

A través de operaciones simples, con imágenes limpias y objetos comunes dispuestos en situaciones absurdas o paradójicas, Liliana Porter (1941) dispara con la efectividad de un haiku. La artista argentina es de los nombres obligados en cualquier mirada sobre el arte latinoamericano contemporáneo; especialmente sus aportes de juventud gozan además de un creciente interés, sobre todo al tratarse de una de las pocas artistas (mujeres) destacadas por entonces. Residente en Nueva York desde 1964, fundó al año siguiente –junto a Luis Camnitzer, su esposo, y José Guillermo Castillo– el New York Graphic Workshop, taller de grabado y centro de operaciones clave para el desarrollo del arte conceptual. Desde entonces, asegura, su obra se refiere a lo mismo. En dibujo, grabado, fotografía, pintura, video, pequeñas puestas en escena o instalaciones, incluso en intervenciones en espacios públicos, ha levantado un repertorio tanto poético como político, que ha apuntado a la experiencia engañosa e inaprensible que es la realidad.

Asombra la precocidad en su biografía: a los 17 años de edad Porter ya conocía muy bien las técnicas del grabado y había estudiado arte en Buenos Aires y en Ciudad de México, para aterrizar a los 22 en una ciudad que florecía como epicentro del arte mundial. Reconoce que aun pensaba en París. Pero el encuentro con otros jóvenes artistas, también latinoamericanos recién llegados, detonó en uno de los capítulos importantes en la historia del arte del siglo xx. Desde el laboratorio que fue el NYGW, demostraron que el grabado tenía muchas más posibilidades que la destreza técnica, comenzando a radicalizarlo y conceptualizarlo a través de nuevas estrategias, materiales y maneras de pensar el arte.

Liliana cuenta un poco más de ese momento fundacional: "Desde el contexto del grabado nos replanteamos y analizamos nuestras ideas, nuestra propia obra y el papel del grabador. La crítica y la Dferozf autocrítica nos llevaron a conclusiones que modificaron nuestra producción y estimularon nuevas ideas. Era muy interesante el diálogo y la comunicación que establecimos, ya que los tres teníamos mundos y producciones muy diferentes, lo cual enriquecía mucho el intercambio. Pusimos el énfasis en las ideas, las cuales tenían que ver con poéticas personales, posiciones políticas, preocupaciones de diversos temas. En mi caso, comencé a trabajar en ambientaciones, utilizando papeles impresos en offset. También con exposiciones por correo, e instalaciones utilizando serigrafía impresa directamente sobre el muro. Era recurrente mi preocupación por el tema de la representación, del límite entre el objeto y su imagen. Trabajaba con sombras, arrugas, y el espacio vacío.”

Porter se refería por entonces a los cambios en el tiempo, al tema de la representación y a cómo la realidad "es un segundo, una imagen, una palabra, un libro o nada". Como la postal de un paisaje, que en las imágenes siguientes va siendo desprendida de la superficie por la propia mano y lo que se exhibe es su registro fotográfico (Arno, 1968). O en Arruga (1968), una serie de fotograbados donde un papel pulcramente extendido, luce –cuadro tras cuadro– cada vez más arrugado.

A partir de esos juegos representacionales, la artista fue conformando una producción que en 1973 fue exhibida –en muestra personal– en el Museo de Arte Moderno de NY, y que obtuvo premio en la Bienal de Grabado de Cali, Colombia. En los ochenta comenzó a incluir en sus narraciones el uso de objetos inanimados, juguetes y figuritas, un elenco de personajes que se fue convirtiendo en una marca, protagonizando mínimas puestas en escena o  viñetas teatralesv de gran carga onírica. Primero fue un barco, recuerda, ya que el tema del viaje fue igualmente recurrente en su obra. Luego, con los años, ha coleccionado multiplicidad de figuras presentadas como seres minúsculos que se ven enfrentados a la inmensidad del cuadro, a un espacio inabarcable o a tareas imposibles.

"Es un repertorio que me sirve para armar lo que yo llamo 'situaciones'. Me interesan los diálogos entre personajes disímiles, que vienen de diferentes tiempos y ‘fisicalidades’ (si es que esta palabra existe); hacer simultáneos tiempos aparentemente contradictorios. Cuando convergen y conviven cosas, me resultan situaciones atractivas. Estas reflexiones sobre el sentido y la substancia de lo que llamamos realidad, son las constantes de mi obra", reafirma.

Porter experimenta con la pequeña y la gran escala, con distintos sistemas y niveles de representación, con figura, color y vacío, con la mancha y la línea. La cita a la historia del arte, a la literatura, a la pintura y el grabado como lenguajes, se descubren constantemente junto a esa sensación de humor y angustia que despiertan imágenes situadas entre lo lúdico y losiniestro, la belleza y el concepto, la banalidad y la posibilidad de significado.

Son objetos que cobran una doble existencia, explica: “Por un lado, son mera apariencia, adornos insustanciales, y al mismo tiempo tienen una mirada que puede estar animada por el espectador, capaz de dotar a las cosas de interioridad e identidad... Últimamente, este elenco de figurines y cosas se ha ido enriqueciendo. Los lugares donde los encuentro son mercados de pulgas, casas de antigüedades y a veces lugares insólitos como negocios en aeropuertos. Creo que me interesan aquellos que parecen como desconcertados.”

La obra de Liliana Porter alumbra así una nueva realidad, donde es posible que convivan espacio, tiempo y observador; lo que vemos con lo que imaginamos y recordamos.

DE NY A BUENOS AIRES

Cumpliendo 50 años de trayectoria como artista, Porter ha cobrado en los últimos tiempos especial notoriedad gracias a su participación en instancias como la Bienal de Mercosur (Porto Alegre, Brasil, 2007), la exposición The New York Graphic Workshop: 1964-1970 (The Blanton Museum of Art, Austin, Texas, 2008), la Bienal de Sharjah (Emiratos Árabes, 2009), y en una muestra de la colección del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, España (2011-2012), espacio que en 2010 adquirió Arruga Instalación Ambiente I (1969), un montaje con hojas de papel impreso en offset que cubren parcialmente una pared y que son arrugadas en sus extremos.

Desde NY, son usuales sus viajes a Latinoamérica: "Sigo muy ligada a mi ciudad, Buenos Aires, a donde viajo y donde expongo mi obra regularmente. También estoy muy vinculada a México, ya que allí viven mi hermano y mis sobrinas. Recientemente he expuesto en el Museo Tamayo. La exposición fue curada por Tobías Ostrander. Por otro lado, mostré en Brasil hace poco, en la Galería de Luciana Brito en San Pablo, y anteriormente expuse en Perú, Colombia, Uruguay, y en Costa Rica. Años antes también en Cuba, Chile y Venezuela.”

Este año el calendario es intenso: en marzo exhibió individualmente en Barbara Krakow Galley (Boston) y en Sicardi Gallery (Houston); durante mayo estará en la Galería Baginski de Lisboa, Portugal; en julio, en el espacio YPF de Buenos Aires; en septiembre, en el Centro Cultural de España de Santiago, Chile; mientras que entre julio y agosto de 2013 estará en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA).

En la mayor parte de estos espacios se tratará de obra reciente. La experiencia en el YPF será –por primera vez– en grandes dimensiones y estará abierta “a nuevas formas de volver a plantear los problemas que me interesan”.

La artista entrega algunos detalles de la propuesta: “El edificio y el lugar son de grandes dimensiones, y mi idea es armar un recorrido de sucesos visuales que estarán dispuestos sobre una tarima circular. El espectador la irá recorriendo, y armando su propia narrativa. Van a estar presentes algunos de mis personajes recurrentes, la serie de trabajos forzados, el elenco, entre otros. No he concretado aun, pero todo parte de dos experiencias que hice, una en el Museo MAD (Museum of Arts and Design) en Nueva York, donde presenté la obra Man with Axe, que era un personaje con un hacha en la mano que va rompiendo pequeñas cosas hasta llegar a otras de mayor escala, todo sucediendo sobre una tarima blanca (quizás una metáfora del pasaje del tiempo). Luego hice una versión más grande en mi última exposición en Hosfelt Gallery de NY. Era el doble de tamaño. La del espacio YPF no será exactamente el mismo tema del hombre con el hacha, o quizá lo incluya, pero ya las dimensiones serán muchísimo mayores. Me interesa este desafío, y me gusta mucho la idea de personajes en pequeña escala sucediendo en un espacio enorme.”

Liliana insiste en que sus temas sonlos mismos “y lo que cambia son quizá los materiales o mel elenco. Me interesa siempre proponerme nuevos desafíos." Fue así como –a fines de los años noventa– la artista realizó una serie de videos donde exploró sus escenas con otra narrativa, incluyendo el tiempo para registrar acciones mínimas, donde a veces parece que no ocurre nada y sin embargo la sensación es de un cambio inminente. La cámara logra además un recorrido exhaustivo a través de los detalles de estos pequeños juguetes. Lo perplejo se magnifica, pero extrañamente se vuelven más humanos; las resonancias personales nos suspenden entre los propios recuerdos, la memoria, y la comprensión de un destino. For you (1999), Drum Solo (2000), Fox in the mirror (2007) y Matinee (2009), fueron también adquiridos por el Museo Reina Sofía de Madrid. En ellos Porter contó con la colaboración de tres artistas uruguayos: Ana Tiscornia, Marco Maggi y Sylvia Meyer.

THE OTHER

Pensando en la relación intrínseca del arte contemporáneo con el contexto, ¿cómo conecta sus reflexiones visuales sobre la realidad con el imperialismo del mercado y del espectáculo que nos aqueja, o las desigualdades sociales tan extremas en Latinoamérica?

Creo que las reflexiones que suscita mi serie Trabajos forzados, donde el personaje se enfrenta a situaciones que lo superan en escala y posibilidades; o los temas de Disguise, donde alguien quiere ser otro; o las “correcciones”, donde uno trata inocentemente de corregir, por ejemplo, un garabato, cuando en la realidad conceptualmente un garabato siempre está correcto, o “arreglar” algo, como si uno supiera cómo es la perfección; o las series de los diálogos entre seres disímiles o de los retratos del elenco que aúnan en un mismo tiempo personajes diferentes: el nazi, la bailarina, el Che, el monaguillo, personajes históricos del presente y del pasado, objetos costosos de colección con otros de plástico producidos en masa, etc. Esa simultaneidad no deja de tener su moraleja y se refiere a todos esos asuntos esenciales y esas preguntas que generan lo que se llama “la obra”, y pienso que de diferentes maneras se refieren a esos temas que encierran la pregunta que me haces.

¿Cómo fueron los primeros momentos de una artista argentina (o latinoamericana) abriéndose paso en NY? ¿Costó mucho? ¿De qué modo fue haciéndose un espacio allí y a nivel internacional?

Para una joven artista, Nueva York en el 64 era algo así como entrar a una fiesta. Muchos artistas de diversos países llegaban a la ciudad y había muchísimo para ver, experimentar y aprender. Dentro del NYGW, el grupo fue muy fecundo en ideas y trabajo. Nos invitaban a exponer, y participábamos y generábamos muchos eventos en NY, pero también en Europa y Latinoamérica. Nos sentíamos felices y trabajábamos en un contexto por demás estimulante.

Desde entonces, ¿cuál ha sido el diálogo artístico con Luis Camnitzer?

Este es un momento muy especial, yo diría que conmovedor, donde vemos que hay un creciente interés por la obra y las ideas de nuestra juventud. Tanto Luis como yo estamos representados con esas obras primeras en muchos museos, instituciones y colecciones privadas. Hace apenas unos meses, reconstruí para el Museo Reina Sofía una obra ambiental que había hecho en 1969 en el Museo de Arte Moderno en Caracas, Venezuela (Arruga Instalación Ambiente I). Con Luis tenemos un diálogo continuo, y nos emociona haber pasado ya ¡los 70 años!

¿Influyó en su obra el hecho de ser latinoamericana y vivir en NY? ¿O en su manera de relacionarse con la escena?

El hecho de ser latinoamericana es lo que marca mi identidad, el punto de referencia desde donde percibo todas las cosas. Hablo inglés con acento y todavía pienso en español, así que obviamente esto tiene que influenciar mi vida y por ende mi producción artística. Pienso que también el hecho de vivir en NY desde los 22 años de edad tiene que haberse incorporado en mis vivencias y experiencias de esta cultura que también ahora es parte de lo que soy. Mi relación con “la escena" se da naturalmente, y coherente con las posibilidades de percepción del medio. Es decir, hay dos realidades: cómo yo me relaciono con el medio y cómo el medio se relaciona conmigo. La categoría de "hispanic", por ejemplo, no es invento mío, son lecturas que se hacen de uno desde el exterior. Yo establezco mi propia realidad sin cerrarme para nada en las experiencias que me ofrece esta cultura y este entorno. Siento que tener una perspectiva “extranjera" en cierto modo es muy enriquecedor.

¿Cómo cree que se percibe el arte latinoamericano en una metrópoli cultural como NY?

Todavía se percibe como “The Other”.

¿Una especie de otredad, no? ¿Cree que esto beneficia o perjudica su visibilidad y circulación en la escena local e internacional?

A mí francamente me tiene sin cuidado si el hecho de ser latinoamericana beneficia o perjudica mi visibilidad personal. No estoy preocupada por eso. Lo que sí me interesa es tratar de ser cada vez más clara en mi obra y con mis propuestas, y si logro contribuir en algo o generar en alguien (latinoamericano o no) algún nuevo pensamiento me consideraré afortunada. El contexto dibuja transitoriamente nuestras apariencias. Yo soy muy consciente de esto. Nadie es esencialmente local o extranjero, joven o viejo, lindo o feo. El contexto va produciendo metamorfosis en las percepciones y en las apariencias. Para mí lo importante es ser coherente conmigo misma y también saber establecer una relación positiva y feliz con “el otro”. ¡Ah! Y eso del arte “internacional” es un invento que en el presente, por lo menos, no existe. A menos que uno piense que el mundo está constituido por solo un puñadito de países que son los que salen en las revistas.

¿Cómo los artistas latinoamericanos que han emigrado a NY en busca de mejores oportunidades se enfrentan a un contexto tan complicado, a una escena tan poblada, diversa y con oportunidades para unos pocos?

Cada quien establece una relación personal con el entorno de acuerdo a sus metas. Uno va comprendiendo cómo es percibido por el otro y toma posiciones. Hay artistas que en su necesidad de C"integrarse al sistema” deciden tratar de “pensar en inglés”, que no quieren identificarse con la cultura de su país de origen. En mi caso no es así, me gusta muchísimo vivir en Nueva York y hasta ahora puedo decir que ha sido y es una extraordinaria experiencia, pero sigo ligada emocionalmente a Latinoamérica y no siento ninguna necesidad de elegir un lado y menos de “integrarme”. Pienso que puedo ser una argentina que vive en Nueva York y puedo decir que he tenido y tengo muchísimas posibilidades de mostrar mi obra, he sido profesora en este país por muchísimos años y siento que he recibido y he tenido también el privilegio de poder dar y contribuir a esta cultura.

¿Qué tal se cotiza su obra en el mercado del arte internacional?

¡Ah! ¡No sé! Habrá que preguntar a los coleccionistas....

Es una artista muy presente en ferias y bienales... ¿Qué piensa sobre el mercado del arte en Latinoamérica?

Desde que las ferias de arte se han hecho tan protagonistas de los fenómenos culturales, he estado presente en muchas de ellas por algunas de las galerías que me representan. Con respecto al mercado del arte, no es mi tema, realmente.

¿Encuentra que su obra está más presente en colecciones ahora que antes?

Puedo decir que mi obra está en instituciones, museos y colecciones privadas en Latinoamérica, Europa y los Estados Unidos, aunque también, ahora que pienso, algún coleccionista chino compró mi obra en alguna feria de ese país.

¿Cuál es su apreciación sobre el arte latinoamericano en general y una especie de boom que habría en la escena y mercado internacional (reflejado en ferias como Pinta –NY y Londres– yen nombres de alto rango que circulan, como Teresa Margolles, Alfredo Jaar, Francis Alÿs…)?

No tengo idea si ese boom realmente existe. No hay que mitificar tanto. Aunque es verdad que hay cierta apertura a artistas extranjeros en la escena local. Pinta, me parece, sigue siendo una feria donde la mayoría de la gente que compra habla en español. Algunos artistas latinoamericanos no quieren participar en Pinta, creo que no le gusta eso que todos hablen español.

¿Cierta apertura a artistas extranjeros en la escena de NY? ¿Por qué crees que se ha dado esa coyuntura?

Yo creo que ha sido resultado de varios factores. Por un lado, el reclamo y el trabajo de los latinoamericanos por la visibilidad que se merecen en el arte. Mari Carmen Ramírez en Houston es uno de los ejemplos de alguien que lucha por esto. Por otro, el apoyo económico concreto de coleccionistas y conocedores como Patricia Cisneros o Estrellita Brodsky, quienes impulsaron dentro de instituciones como el MoMA, la TATE Gallery o el Pompidou, políticas de apertura para el arte latinoamericano. Finalmente, también la situación económica de Latinoamérica ha reajustado el balance del mercado del arte.