Gretel Cazón, “en persona”, regresó

Tal y como se había sido anunciado, la intérprete y actriz Gretel Cazón se presentó en el Teatro Martí para reencontrarse con su público, luego de un pasado año que le trajo grandes emociones en escenarios internacionales.

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Siete de la noche, inicio de fin de semana en un escenario por el cual dejaron su impronta nombres relevantes de la escena cubana. Una cita con melodías de Cuba y el mundo devenidas en clásicos que La Cazón se ha “empeñado” en mantener vivas, como cobijo y resguardo.

Un concierto pensado, diseñado y puesto en marcha en poco tiempo, logró los resultados ansiados y, más, sobrepasó las expectativas de esta inquieta intérprete que cada vez más confía en lo que representa el respaldo y respeto de un público que la ha visto crecer.  Hurgando en las redes sociales, el agradecimiento de este fue unánime, en tanto, como es ya costumbre, la cantante lo hizo cómplice de su vivida travesía de sentimiento.

Un serio y cuidadoso trabajo de luces y sonoro, complementaron esa parte de exquisita selección musical, donde los acordes contemporáneos demostraron que la buena música es una, independientemente del tiempo en que haya sido creada; lo realmente importante es recrearla, si se quiere, con la frescura y respeto con la que fue inspirada.

Para la actriz que nunca se aparta de la cantante ha resultado un recurso eficaz en la comunicación con el público mantener a la literatura aliada a su universo interpretativo. Feliz idea la de contar con el Premio Nacional Miguel Barnet que regaló, desde el público, la posibilidad de escuchar su voz pausada a la hora de decir -más que declamar-  su Oriki para Bola de Nieve, un pretexto no solo para demostrar cómo lo bueno no pasa, sino también para acercar  a las más jóvenes generaciones esa manera de hacer lo cubano que inspiró Bola y que tras él, otros defendieron. Una manera de decir que habla de una Cuba más íntima e entrañable que se cohesiona con el mundo.

Y ese es otro de los aciertos de Gretel Cazón con sus espectáculos: crear un mapa con armonías de Cuba y el mundo que constituyen las bandas sonoras de almas enamoradas, apasionadas, incluso, de las descreídas. Por eso sus conciertos, aun cuando lo sustenten realidades personales, se universalizan en la justa medida en que cada quien puede hacer suyos los temas, tras la recreación musical que significan.

Resultó plausible verla junto a un Bobby Carcassés, a quien considera uno de sus ídolos, para luego dejarse “arrastrar” por la magia al piano de Rolandito Luna, haciendo vibrar con una Vie en rose, que la vio llegar a Francia y ganar seguidores hasta una próxima vuelta.

De México, convertida en su segunda casa, interpretó La llorona, interpretación memorable que encontró la ovación unánime de un público expectante; luego un Alma llanera en su voz fundió en más de un suspiro a esta América toda.

Y si de música se trata, la cubana posee más de un motivo para colmar la sala, por ello en un concierto donde ella reina son esperadas las letras de Marta Valdés y César Portillo. Gretel lo sabe y por ello no faltaron, como tampoco la especial presencia de la maestra Alina Torres que, distinguida por su singular energía, acompañó a la anfitriona en los minutos finales en la travesía musical que encontró en el Teatro Martí, puerto seguro.

Y así concluyó un encuentro -para muchos- el más cercano de Gretel Cazón con su gente. Los aplausos continuados a los músicos que le acompañaron: Gardenia Laborde y Marlén Martínez; Carlos Ernesto Varona, en la guitarra y los integrantes de la maravillosa orquesta que les acompañó. Entre todos funcionó la magia.

Como de costumbre, “terminado el hechizo”, las puertas de su corazón quedaron abiertas para un próximo encuentro que, conociéndola, ya debe estar ideando. De esa manera, otras melodías la conducirán por nuevos lares que le impondrán travesías diferentes: más lejanas o no, con más o menos personas a bordo - tal vez-, en aguas mansas o en medio de algún torbellino, quién sabe. Eso sí, en cualquier caso, las vivirá con la intensidad que significa hacerlo “en persona”.

Fotos: cortesía de la entrevistada

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