Son pocos los madrileños que se aventuran a pasar el largo y caluroso estío en la capital, si bien los que han decidido “disfrutar” de Madrid en verano tienen su recompensa. Desde el 1 de julio, y hasta el 24 de septiembre, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza invita a descubrir Lo oculto en las colecciones Thyssen-Bornemisza, una muestra que consta de 59 obras de arte de la colección - que van desde el Renacimiento hasta las primeras Vanguardias del siglo XX –, a través de las cuales se pueden detectar rastros de lo oculto que pueden documentarse.
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Así, el Thyssen exhorta a los visitantes a mirar más allá de lo ordinario y asiduo, y a descubrir las “ciencias ocultas” a través de representaciones artísticas, que han sido uno de los principales métodos de transmisión y exhibición de las ideas y creencias esotéricas. “La tradición esotérica nos ofrece una serie de códigos para descifrar sentidos escondidos. Su valor consiste en revelarnos detalles y aspectos de las obras de arte que han pasado inadvertidos y proponernos nuevas lecturas heterodoxas”, se explica en el catálogo de la exposición.
La muestra, que además cuenta con la colaboración de la Comunidad de Madrid, ha sido comisariada por Guillermo Solana, quien expresaba durante su presentación que “la exposición consiste en llamar la atención de detalles escondidos. Es una exposición donde hay algo que ver y mucho que leer para ver de otra manera. No es un intento de convertir a nadie en las artes oscuras, sino una invitación para ver las artes de manera menos rutinaria y más imaginativa. Contamos otras historias y las relacionamos de otra manera, recomponemos el puzzle de otra forma. Esto lo hace atractivo.”
Siete secciones de Lo oculto
La exposición está dividida en siete apartados, las cuales se relacionan con el repertorio de las principales disciplinas y corrientes incluidas en la tradición de lo oculto. Así, se nos muestra el universo de la alquimia - conjunto de especulaciones y experiencias, generalmente de carácter esotérico, relativas a las transmutaciones de la materia, que influyó en el origen de la química, según la RAE – como primer apartado, con obras de la Escuela de Ferrara, en la segunda mitad del siglo XV, entre las que destacan obras como Árbol solitario, árboles conyugales (1940), de Max Ernst.
La segunda sección, dedicada a la astrología - observación e interpretación de los movimientos y posiciones de los astros para predecir el carácter y el destino de las personas –, acoge pinturas como El evangelista san Marcos, de Gabriel Mälesskircher o el Retrato de Matthäus Schwarz, de Christoph Amberger.
La quizás no tan conocida demonología – rama de la teología que estudia la naturaleza y las cualidades de los demonios – da nombre al tercer apartado, representados en obras como San Miguel expulsando a Lucifer y a los ángeles rebeldes (h. 1622), del taller de Rubens, o Jesús entre los doctores (1506) de Durero.
No menos intrigante es la sección dedicada al espiritismo - creencia en que a través de un médium, o de otros modos, se puede comunicar con los espíritus de los muertos, según la RAE –, corriente que tuvo gran protagonismo durante el siglo XIX en los Estados Unidos, y que se puede observar en pinturas como Atardecer (1888), de Edvard Munch, o Pantanos en Rhode Island (1866) de Martin Johnson Heade.
También en Estados Unidos, precisamente en Nueva York, surgió a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX la teosofía - diversas doctrinas religiosas y místicas, que creen estar iluminadas por la divinidad e íntimamente unidas con ella, según la RAE –, la cual tuvo un importante impacto en los pioneros del arte abstracto como Kandinsky, Kupka, Mondrian o Giacomo Balla. Este apartado se completa con obras como Pintura con tres manchas nº 196 (1941) de Kandinsky o Composición de colores / Composición nº I con rojo y azul (1931) de Mondrian.
Ya inmersos en el siglo XX, las corrientes artísticas de la época se interesaron por el chamanismo - conjunto de creencias y prácticas religiosas presente en diversas sociedades indígenas, especialmente de Asia y América – y fueron algunos pintores como Picasso o Kandisky los que se acercaron a esta temática. Así, en esta sección se pueden visualizar obras como Estudio para la cabeza de “Desnudo con paños” (1907), de Pablo Picasso, o En el óvalo claro (1925), de Kandinsky.
La exposición la cierra el apartado bautizado Sueños, oráculos y premoniciones, que aborda la preocupación de diversos pintores por la interpretación onírica y fenómenos como las premoniciones espontáneas, las coincidencias significativas y los sueños proféticos, entre los que se encuentran los surrealistas Dalí, Ernst, Tanguy y Delvaux. Allí podemos encontrar pinturas como Retrato de George Dyer en un espejo (1968), de Francis Bacon, o Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar (1944), de Salvador Dalí.
Horario de verano, del 1 de julio al 2 de septiembre: De martes a sábado, de 10 a 21 horas; domingos, de 10 a 19 horas. Lunes cerrado.
Tarifas: Entrada única: Colección permanente y exposiciones temporales.
- General: 13 €
- Reducida: 9 € para mayores de 65 años, pensionistas y estudiantes previa acreditación; Grupos (a partir de 7): 11 € por persona.
- Gratuita: menores de 18 años, ciudadanos en situación legal de desempleo, personas con discapacidad, familias numerosas, personal docente en activo y titulares del Carné Joven y Carné Joven Europeo.
En portada: Atardecer, 1888 (Evening) Óleo sobre lienzo / Oil on canvas, 75 x 100,5 cm. Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid © Munch Museum / Munch-Ellingsen Group / VEGAP, Madrid, 2023.
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