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María Félix. La galería que ruboriza.
31August

María Félix. La galería que ruboriza.

Por Rosa María Fernández

La Fundación María Félix, presentó en Monterrey, la colección de vestidos de 47 películas en las que participó la Diva de México.

Presidida por los coleccionistas cubanos Gonzalo Rodríguez y Gustavo Blanco, la fundación muestra un total de 130 piezas, entre accesorios, pinturas y objetos personales.

Acompañada por Sergio Rodríguez, arquitecto mexicano, con 32 años de experiencia alrededor del teatro, la danza y las artes, nos deleitamos con su delicado montaje museográfico. 

 

Pieza de la exposición

 

La elegante muestra, representa a la mayoría de las películas de La Doña y unos cuadros de Silvia Pardo, junto a dos piezas de sus vestuarios personales. “Ella reciclaba mucho en la vida y en el vestuario de cine, los grandes diseños incluso, los recombinaba en varias de sus películas. Eso fue posible, porque en su contrato estaba, que los vestidos serían de ella. La fundación consiguió estas pinturas, ya sin el biombo bellísimo que las enmarcaba”.

Los seis de los cuadros, originalmente conformaban un biombo de dos caras, tres óleos sobre tela por cara, suman un total de seis pinturas diferentes. Cada una mide 128 cm por 92 cm. Son retratos de María Félix, sumergida en un mundo surrealista. 

El otro, es Nuestra Señora de la Apocalipsis. Mide 120 cm por 90 cm y la representa como una diosa mítica enfrentada a un dragón. Ésta, fue una de sus pinturas favoritas, que mantuvo sobre la chimenea de su biblioteca personal. La autora, Silvia Pardo, fue una gran retratista mexicana y es considerada una de las mejores pintoras surrealistas, expresionistas, exponentes del realismo mágico.

“Por ejemplo a mí siempre me gusta que las personas aprecien las experiencias en todos los sentidos -continua el museógrafo, mientras escucho “María Bonita”- la música que sientes, por ejemplo. Aunque me faltó el olor, su perfume.

¿Cuál era?

El perfume de María Félix fue “Joy”, de Jean Patou. 

“Aquí incluimos toda la información necesaria sobre su carrera y su vida personal, es fabuloso ver la gente pasarse las horas leyendo. Así mismo, logramos que todos los vestidos estén representados con las imágenes donde los está usando la gran María Félix, a través de la fotografía y el cine”. 

Las pequeñas pantallas digitales que complementan las salas - unos 1000 metros de longitud, en plena atmósfera cinematográfica- están cubiertas de un marco antiguo, que forma parte de la evocación. Como también lo es la música, o los audífonos disponibles para escuchar su voz.

El montaje museográfico, permite que las personas descubran con elementos sorpresivos, todos los detalles. Desde su primera película, hasta la última. Al espectador no se le pasa nada por alto, porque hay toda una intensión de resaltar los colores del vestuario, con los cortinajes afines a las salas de teatro y cine.

 

Vista de la exposición

 

¿A usted como artista, que le significa María Félix?

Es muy difícil de definir. Ella es uno de los grandes personajes de mi país. Es la estrella. Es una satisfacción haber tenido esta responsabilidad de diseñar esta exposición, es la primera vez que se reúnen tantos elementos de su vida artística. Es una puesta en escena, sonido, luces, movimiento, y las “estrellas” son las piezas que le pertenecieron.

Pequeñitos sus pies, ¿no le parece? Porque era una mujer alta...

Medía 1,74. Alta para el estándar. Pues sí, estos zapatos de la primera película son pequeños. Hasta pregunté si le habían crecido los pies, porque luego son mayores. Precisa el museógrafo.

 

Imagen de María Félix

 

¿Es cierto que tuvieron que disminuir el torso de los maniquíes para vestirlos con sus trajes?

Sí, eso fue un grave problema. La mayoría de los vestidos son 53 cms de cintura. El Museo tiene una gran experiencia en textiles. Poseen muchas piezas del siglo XIX en sus colecciones, por lo que tienen maniquíes de hielo seco- tiende a reducir el grado de humedad en el ambiente, cuando se trata de conservar piezas museables y sensibles- era muy complicado montar los 49 vestidos. Entonces,  creamos un departamento de “liposucción” para los maniquíes- ríe espléndidamente, mientras narra sus peripecias- lijando la cintura, tallando las caderas, un poquito más allá o acá, porque los trajes no les “quedaban”. Hubo algunos tremendamente dificultosos para vestirlos.

Caminamos hacia un imponente traje de noche en negro, que lo es más porque está sobre un maniquí giratorio. El escenario elevado en tonos rojo vino y fondo negro, se completa con una lámpara de lágrimas de cristal, similar a la que está en el salón de la escena en ella que lo usa. La película es proyectada en una pantalla ancha, tras el vestido como un cuerpo presente. 

 

traje de María Félix

 

Es majestuoso- sólo acierto a decir, deslumbrada.

Bueno, este es como un guante. El mitón fino, está pegado al tul de todo el cuerpo y lo único que prevalece, es la botonadura en la espalda. Se consiguió un maniquí especial y le seguimos “rebanando” como a los otros y no creo que lo logramos. Fue la mayor dificultad en el proyecto.

Estoy viendo esta impactante figura, la que ustedes imaginan, como lo hago yo con el temperamento que se erguía dentro de cada traje.

Es sólo el vestuario. El carácter es ahora una conjetura.

Pues sí, te la imaginas y era, una “cosa fuera de serie”.

¡No había dos!- No dejamos de admirarla, como cobrara vida en cada traje.

Es impresionante. Por ejemplo, aquí trae este detalle en el traje y a los 10 años lo “recicla” en Café Colón, y le agrega la boa de plumas. Es importante saber que ella guardó sus vestidos y estaban catalogados. Yo no sé si en su más íntimo deseo quisiera un museo, pero los conservó y como sabes lo exigió en sus contratos. Ella se quedaba con esos trajes, sino, no los estuviéramos viendo. A las fotos tipo póster, se les hizo el trabajo de diseño para que estuvieran en cada paso. Mira los catálogos de cada película. Quiero destacarte cómo va cambiando cronológicamente la moda, en el diseño. La vistieron los más importantes.

En México la engalanaron Beatriz Sánchez Tello, Armando Valdés Peza, Tao Itzo y Mitzy. En Europa, Christian Dior, Jean Desses, Valentino Coco Chanel. Yves Saint Lauren, Givenchy, Balenciaga. Le crearon sus sombreros, Irene Karinska y Marcel Escoffier, sus zapatos de Roger Vivier, entre muchos otros reconocidos diseñadores de moda.
Cuentan que hacia ejercicios -consistentemente- y comía carnes blancas con vegetales, para conservar su reducida cintura de 53 cms, la cadera en 81 cms, y sus pequeños pechos de copa A. Todo eso no sería nada, sin la personalidad y el talento “descubierto” por Fernando Palacios, en 1939, cuando llega a ciudad México sin la menor intensión de actuar. 

Fue Clasa Films quien la puso en el reparto de El peñón de las ánimas, de Miguel Zacarías (1943), protagonizado por Jorge Negrete. Terminó con: La Generala, de Juan Ibáñez (1971), con la que se despediría para siempre de su otro gran amante, el cine, tras participar exitosamente en 47 películas.

 

PAntalla con sus películas

 

María bonita, se casó cuatro veces y tuvo un solo hijo de su primer matrimonio, al que sobrevivió. María de los Ángeles Félix Güereña, quien nace en Sonora en 1914, muere a lo grande, el mismo día de haber llegado al mundo, el  8 de abril, de 2002, de un infarto. Cuando, cierta vez le preguntaron la edad, dijo a la reportera, “he estado muy ocupada viviendo mi vida y no he tenido tiempo de contarla”

Tras un gran revuelo popular viaja a Cuba en 1949 y en 1955. Guardan sus recuerdos, el Hotel Nacional y el Comodoro. 

“Todo es apenas una dulzona melcocha informativa frente al plato de subido condimento que con su presencia nos sirvió la felina hembra mexicana…”, dijo el poeta Nicolás Guillén, a lo que agregó: “María Félix ha sido toda una enseñanza para el desbordante temperamento de los criollos antillanos; un modelo de contención casi polar.

Cuando pase otra vez por La Habana seguramente encontrará los ánimos más templados, los aplausos menos propicios, las invitaciones más restringidas y hasta -¿por qué no?- las manos que se atrevieron a provocar un estremecimiento en su maravilloso cuerpo de mujer fatal, menos agresivas y exploradoras”.

A quien también en Cuba, admiran entrañablemente, se la espera desde entonces. La Habana, ahora quiere vestir los trajes de la retadora, altiva y bella diva mexicana.

 

Vestidos en la exposición

 

Vestidos en la exposición

 

Vestidos en la exposición