Miami.- Cada encuentro nuevo con la obra de un artista, de cualquier lugar del mundo, con el que tropieza nuestra vista por el recorrido de una Feria, en este caso Art Basel, resulta siempre un misterio a develar. Cada espectador puede reflexionar a su manera, según sus experiencias, conocimientos y deducir tal aspecto, encontrar su verdad. Pero no hay nada como conocer por el creador su verdad.
La galería argentina Isla Flotante presente en la feria acercó la interesante obra de la artista Rosario Zorraquín. Bajo el título de Tamizha Sessions, la instalación está integrada por un conjunto de piezas transparentes de gran tamaño superpuestas que conforman un laberinto de cuadros, que son al mismo tiempo una suerte de filtros o personajes, según comentó la artista en un suelto entregado.
En sus palabras, “en la serie The Nature of Nature explico cómo funciona la naturaleza, los animales y los seres humanos”. Y como en sus piezas imita procesos que tienen lugar en el medio ambiente, le interesa sacar los cuadros a la intemperie, exponiéndolos al sol al aire... e incluso los introduce en los ríos y lagos como si fueran... tamices.
Como su interés primordial es poder trabajar en espacios con historia/ energía particular, con sus intervenciones quiere descubrir aquellos códigos que puedan "dialogar" con sus obras. Por eso confiesa que en esta serie Tamizha sus trabajos son filtros o tamices, que cuando los miramos estamos viendo también el espacio, personas e información que se filtra a través de ellos. Esto fue visible en Art Basel en el místico lugar donde estuvieron emplazadas las piezas que daban, en la primera impresión, la idea de las sedas que pasan los colores en la serigrafía o silk screen... ellas son también tamices donde queda plasmada la obra que luego se multiplica...
Para Rosario Zorraquín al mostrar estos trabajos en un espacio exterior también las piezas se multiplican. "Por un lado, porque hay más información y los cambios de luz hacen que las imágenes en estos cuadros aparezcan o desaparezcan, los tonos cambian y hasta el viento pasa a través de los agujeros o poros de la tela".
Y su interés, por esta suerte de glosario construido, es que los espectadores puedan ver los símbolos como algo desconocido, que no intenten interpretar, sino entrar en contacto con ellos y que les digan algo diferente a cada uno. Algo muy parecido, agregó la creadora, a lo que sucede cuando nos enfrentamos con un lenguaje que no conocemos. Al mirarlos podemos llegar a imaginar lo que significa, que trasmita una idea, o que por el contrario sea algo críptico. Lo que me interesa realmente es que existan varias posibilidades para mirar estos símbolos...
En nuestro caso funcionaron como árboles que crecieron en esta Feria, portadores de energía, en contacto con otras plantas que crecieron desde el arte en otros espacios llegados desde muchos lugares del mundo, recibiendo la calidez del contacto de los ojos de los espectadores que funcionan como soles que los hacen crecer desde sus pensamientos internos.
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