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No imagino Puerto Rico sin la bomba
09July

No imagino Puerto Rico sin la bomba

Por Rocío González Santiesteban / Foto: Alejandro Cebreco Duvergel

Los coloridos avatares musicales de la 38 edición del Festival del Caribe, me presentaron a Marién Torres López, con su falda danzarina sobre el batey, cómo se conoce a la zona de baile en un toque de bomba; entonces supe que era de las mujeres más valerosas para la música tradicional de la Isla del Encanto y del Caribe.

La conocí en Santiago de Cuba, en la Fiesta del Fuego, pero el Puerto Rico se le puede encontrar en la Avenida Ponce de León de la universitaria ciudad de Río Piedras, danzando o tocando los barriles en su taller de enseñanza Tambuyé, que significa en creole tocador de tambores, y se dedica a preservar el autóctono ritmo de más de cuatro siglos; allí, junto a otras talleristas ofrece clases de baile y percusión de bomba, imparte rumba cubana, plena y hasta flamenco.

Mezcla del pueblo de Jayuya en el corazón de Puerto Rico, por el padre, y del Callao de la capital peruana, por la madre, la boricua es la primera mujer en producir y dirigir un disco de bomba, pues este rol en el género era siempre de los hombres.

“Aunque en la bomba tradicional la mujer se destinaba al baile y el canto, y yo empecé como bailadora y considero que es lo mejor que sé hacer; la bomba es un género que va con la realidad y el empoderamiento de la mujer tenía que llegar a ella, por eso comencé con varias bailadoras un grupo femenino de bomba que se llamó Nandí, bajo la dirección de Oxil Febles, y aquello fue polémico, porque las manos de mujer en el barril eran algo totalmente nuevo” recuerda Marién.

Luego de muchos empeños, que también se acompañaron con la conocida “generación del bombazo”, regresó de la bomba a la popularidad, desliada de elementos más tradicionales como el vestuario del bailador, el lugar de danza, o los roles históricamente establecidos para hombre y mujer durante el toque. Marién fundó también un proyecto femenino que con su nombre evoca la dureza del fruto de un árbol nativo de Puerto Rico: Ausuba

Han sido numerosas las actuaciones de diferentes grupos de bomba en el Festival del Caribe, Tambuyé, que celebra sus 15 años de creado, ha demuestra gran versatilidad artística, al fusionarse en ocasiones espontáneas con otros grupos provenientes de la diáspora boricua en Estados Unidos como Buya, de Chicago.

“Esto demuestra que, desde la generación del bombazo, los que defendemos este género hemos trabajado mucho porque no muera. La bomba es resistencia y si en sus inicios sobrevivió la represión y luego de la abolición de la esclavitud continuó siempre viva, aunque reducida por las clases dominantes, por perspectiva racista del momento, en la actualidad en tiempos de puro mercantilismo y de emigración, la tenemos que defender más que nunca”.

Tambuyé trata de representar todas las matrices de la bomba puertorriqueña que se desarrolla fundamentalmente en cinco regiones, entre ellos los pueblos de Cataño, Mayagüez, Loíza, la zona sur que comprende los pueblos de Ponce, Guayama, Arroyo, Patillas, y la conocida como bomba cangrejera, del pueblo de Santurce en el norte de San Juan de Puerto Rico.

Esta amplia gama de toques se debe al interés inicial que tuvo Marién de irse a recorrer toda la Isla del Encanto en busca de las familias que desarrollaban el género, así se nutrió de los toques de la familia Cepeda en Santurce, o de los Ayala, de Loíza, y las dos mujeres más influyentes en su aprendizaje fueron Norma Salazar, nacida en Ponce, quien dirigía el primer grupo que la atrajo a la bomba y fue como una madre para ella dentro de la cultura; y la otra fue Doña Isabel Albizu, la matriarca de la bomba, de quien debe la actitud luchadora por la música.

“En el Festival del Caribe estamos de fiesta, no solo nosotros, sino la cultura boricua en general, hemos tenido una gran acogida, un hermanamiento sin igual. Las rumbas son hasta la madrugada, y el público aprende rápido la bomba, porque también llevan a África en las venas”, declaró Torres López.

Con estudios de francés, inglés e italiano y una licenciatura en Pre Derecho en la Universidad de Puerto Rico, esta mujer caribeña disfruta al máximo las bellezas naturales de su Isla del Encanto, mediante el buceo que es una de sus distracciones preferidas. Además, practica el karate y el boxeo, las que le ayudan a mantenerse preparada físicamente, pues según describe, la bomba es un género que exige mucho del bailador.

Para que ocurra un toque, son imprescindibles dos tambores, o barriles, como se conoce debido a su origen, pues antiguamente los tambores eran los depósitos de ron a los que los esclavos colocaban un cuero de chivo.

Un barril es el buleador, responsable del ritmo constante de la bomba, y el otro el subidor, el tambor principal y único que tiene la libertad de improvisar, dentro de todos los elementos percutivos de la bomba.

“El bailador se comunica directamente con el subidor, en el batey somos músicos a través del cuerpo, vamos diciéndole a este lo que tiene que marcarnos y con qué sonido debe hacerlo”

El calor de Santiago, y de la danza, hace sudar a esta emprendedora de la música, que sentencia feliz la entrevista: “El Festival del Caribe de Santiago de Cuba, en esta 38 edición dedicada a Puerto Rico, ha sido un regalo para la bomba, nos ha revitalizado, y ha unido a elencos de la Isla con los de la diáspora, de esta alianza saldrán muchos proyectos y todo lo que sea bueno para la música de mi país, me eleva, me da fuerzas, porque no imagino a mi borinquen sin la bomba”.

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#38FestivaldelCaribe