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DIAGO EN HB
06April

DIAGO EN HB

Roberto Diago (La Habana, 1971) es uno de los artistas que participa en la muestra colectiva HB que se está presentando durante el mes de abril en Pabexpo, Miramar. En esta entrevista comenta sobre ese proyecto organizado por la Empresa Génesis Galerías de Arte, y acerca de la X Bienal de La Habana.

Muchas expectativas ha generado la muestra colectiva HB, en la que participas con una obra. Se afirma, incluso, que podría ser el antecedente para la creación de una feria de arte en Cuba. ¿Cuál es tu opinión al respecto?
Estoy muy contento de estar en HB porque es una muestra plural, donde cada artista se manifiesta a través de sus tendencias; no se trata de una sola generación, lo mismo está Fabelo que Mendive; Kcho que Bejarano, en fin una variedad de artistas donde se siente la renovación. Sería muy provechoso que el proyecto se mantuviera una vez al año. La curaduría ha sido certera, al igual que la museografía, se ven muy bien ubicadas las obras en el espacio, el uso de los paneles… Creo que por primera vez en Cuba se emplean paneles con esas dimensiones, donación de una empresa española; todo se ha conjugado para que el proyecto haya quedado maravilloso. Aunque te aclaro, no soy muy partidario de las ferias comerciales. Para que eso pueda propiciarse en Cuba tiene que venir un público con suficiente dinero para comprar, pues ésa es la naturaleza de una feria: promoción y venta. Nosotros tenemos ya una subasta, pequeña pero interesante, organizada por galerías comerciales y no se trata ahora de saturar con esa clase de iniciativas. No tiene mucho sentido que la gente venga a ver a una feria obras que puede ver en Galería Habana o en La Casona, además casi siempre somos los mimos. Hay nuevos artistas emergentes que vienen con mucha fuerza pero eso está por ver. Desgraciadamente la comercialización se basa en una presencia sistemática, una labor constante, no es cosa de un solo día o una sola iniciativa.

Desde que hiciste la muestra de fotografías e instalaciones en el Centro de Arte Contemporáneo “Wifredo Lam”, no has hecho otra exposición en Cuba. ¿A qué se debe ese silencio? ¿Preparas algún proyecto nuevo?
En esta época loca, de tantas ferias y bienales, de tantas exposiciones colectivas, uno tiene que saber cuándo frenar, ponerse a estudiar, repasar todo lo que ha hecho, aprender de las barbaridades que hace, superarse; para nada tengo el apuro que exigen estos tiempos de exposiciones aquí o allá. Estoy trabajando, produciendo, meditando, sopesando mi obra, teniendo sólo alguna que otra presencia selectiva en proyectos y ferias, para entonces, en una fecha temprana como noviembre, digamos, dar a conocer las obras que he venido realizando.

¿Podrías adelantarme algo sobre el tema que fundamentará esa muestra?
No, no; me gusta que la gente la vea, y plaff…, ahí estará el puñetazo. Sin ofender o herir a nadie, ni al público ni a los especialistas, ya que siempre mi obra ha estado abierta al cuestionamiento, al debate.

¿Cuál es tu valoración sobre esta décima edición de la Bienal?
Siento que algunos pasajes de la Bienal se repiten, me recuerdan la edición anterior. He visto en la mayoría de los proyectos una premura, un deseo de exponer por exponer. Hay obras que conceptual y visualmente se quedan “cojas”, en mi opinión. Sin embargo, de otras me ha gustado el proceso, la concepción que las sostiene, por ejemplo, la exposición de Garaicoa me ha gustado mucho, también la de Glenda León, una obra preciosa… Hay obras como éstas más depuradas, muy hechas. He visto espacios en ocasiones muy vacíos o saturados también, creadores que pretenden con una sola pieza decirlo todo y no lo alcanzan.

Pero tú, como artista, ¿sigues creyendo en el proyecto de la Bienal?
Por supuesto, éste es un proyecto que hay que continuar haciendo, superando. La Bienal de La Habana es una gran puerta, un contexto con mucho bombo y corazón, en el que los artistas de la región podemos expresarnos. Hay muchas bienales en el mundo que son de exclusión, racistas, que no tienen en cuenta muchos artistas con valores. Ésta, sin embargo, a pesar de tener un presupuesto bajo, es muy plural, es una bienal de todos, donde la gente circula, interactúa, se desborda, va a la calle. La Bienal de La Habana es una bienal popular, alegre, que tiene para todos los gustos, en la que se habla –como no se habla en otros lugares del mundo– del arte y sus destinos.