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Declaración de los curadores de El Atlas del Imperio, muestra del Pabellón del Instituto Italo-Latino Americano (IILA) en Venecia
10June

Declaración de los curadores de El Atlas del Imperio, muestra del Pabellón del Instituto Italo-Latino Americano (IILA) en Venecia

Desde el siglo 16 y durante todo el período colonial posterior, España y Portugal – así como Inglaterra, Francia y los Países Bajos en el Caribe – intentaron cubrir el continente de América del Sur con el mapa de Europa, uno a uno, con sus estructuras políticas y administrativas. Virreyes, capitanes generales, misioneros, jueces y profesores -, y también artistas - se encargaron de convertir las nuevas colonias en una réplica de Europa.

 

Las repúblicas americanas surgidas de los movimientos independentistas de principios del siglo XIX llegaron a la conclusión de que necesitaban nuevos mapas, a pesar de que aun quedaban restos del viejo orden: desde diseños de ciudades españolas y fortificaciones portuguesas hasta las dos lenguas ibéricas. Sin embargo, estos últimos han sido enriquecidos por préstamos de las lenguas africanas e indígenas, un fenómeno inmensamente productivo y generador de tensión y que también ha sido observado en el arte de América del Sur, la literatura y la música desde la época barroca.

 

¿Dónde estaba nuestro lugar en el mundo? ¿A quién le debemos lealtad? A nuestros padres europeos, o a nuestras madres indias? ¿A quién íbamos a dirigir nuestras oraciones? A los nuevos dioses o a los viejos? ¿Qué idioma hablaríamos? El de los conquistadores, o el de los vencidos? (Carlos Fuentes, El Espejo Enterrado, 1992)

 

Esta estrecha interacción cultural entre Europa y América Latina continuó en el siglo XX. Por un lado, fueron absorbidos importantes movimientos de vanguardia en América Latina, por otro lado, y modernistas de América del Sur, como Joaquín Torres García, Roberto Matta y Wifredo Lam tuvieron un efecto retroactivo sobre Europa.

 

Este intercambio dinámico se intensificó aún más en el arte contemporáneo. Algunos de los mejores artistas latinoamericanos viven ahora en Europa, donde a veces son incluso considerados como representantes de su nuevo hogar. Por el contrario, varios artistas europeos de renombre están trabajando en América Latina.

 

El Pabellón IILA explorará este nuevo aspecto geopolítico del arte contemporáneo. Esta fertilización cruzada tendrá un impacto en la identidad cultural propia de los dos continentes”. El objetivo no es sólo una extensión del repertorio artístico, pero en última instancia, una nueva visión del mundo complejo que también beneficiará a Europa.