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Mathias Goeritz, el retorno de la serpiente
11November
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Mathias Goeritz, el retorno de la serpiente

El Museo Reina Sofía (Madrid) acoge a partir del miércoles, 12 de noviembre, la exposición 'El retorno de la serpiente', una aproximación al trabajo del escultor Mathias Goeritz (Danzig, 1915-México DF, 1990) realizado desde su llegada a México en 1949.

 

La muestra incluirá una selección de más de doscientas obras. Su naturaleza –dibujos, bocetos, maquetas, fotografías, esculturas y cuadros sobre tabla– revela el carácter experimental, analítico e incluso lúdico de la producción de Goeritz, la cual queda vertebrada por la persistencia de un tema y motivo.

 

A lo largo de cuatro décadas, en su producción tanto teórica como práctica converge la utopía racional con el neoprimitivismo, factores que derivan de su propia biografía: el periplo por distintas ciudades de Europa y del norte de África (1948), su estancia en España y su participación en los prolegómenos de la Primera Semana de Arte en Santillana del Mar (septiembre de 1949), así como el contacto con la cultura mexicana.

 

Eje y fundamento

 

La muestra toma el principio de la “arquitectura emocional” como el asunto sobre el que se construye y articula el discurso expositivo. Formulado por Goeritz en 1954, este principio se convierte en el eje dinamizador y fundamento teórico y estético de su trabajo. Con él apelaba a la necesidad de idear espacios, obras y objetos que causen al hombre moderno una máxima emoción, frente al funcionalismo, el esteticismo y la autoria individual. En este sentido, las nociones de colaboración, la libertad de creación y la recuperación de las funciones sociales del diseño se reconocen en todos los trabajos alentados y realizados por Goeritz en esos años.

 

Planteada como un recorrido por los trabajos más importantes de Goeritz, la exposición pondrá de manifiesto cómo el conjunto de su obra y actividad surge de la asunción del arte como proyecto metaartístico (extendiéndose al ámbito de lo social, lo político y lo público), donde una forma primigenia –las líneas en arista que conforman el cuerpo de una serpiente (La serpiente de El Eco, 1953)– deviene módulo formal y conceptual de todo su trabajo, desarrollado en un contexto de guerra fría. A su vez, términos como maqueta y monumento aparecen como las categorías entre las que transita su obra, evidenciando una voluntad de subvertir la noción de proporción.

 

Fuente: Hoy es arte