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Alexandre Arrechea, fragmentos de seducción
17October
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Alexandre Arrechea, fragmentos de seducción

Por: Andrés Isaac Santana

 

Titulada La seducción del fragmento, está abierta la sexta muestra individual del artista cubano Alexandre Arrechea en la madrileña galería Casado Santapau. Arrechea ganó este año el Premio al Artista del Año que otorga la Fundación Howard y Patricia Farber, de Nueva York.

 

Espléndida por su número de piezas, diversidad técnica y por la elegancia de sus soluciones formales, la exhibición podrá ser visitada hasta fínales de este mes. Se trata de una oportunidad para corroborar que estamos en presencia de uno de los artistas más sofisticados dentro del panorama del arte cubano contemporáneo. Dos razones fundamentales justifican tal afirmación: la primera, por la maestría y pericia con la que maneja los recursos plásticos; la segunda, por la destreza conceptual que manifiesta a la hora de enunciar los motivos narrativos sobre los que se orquesta cada propuesta suya. En el trabajo de este artista habita una gran virtud: la conjugación denodada entre “el artefacto y “el concepto” que alimenta su realización.

 

Graduado en el Instituto Superior de Arte (ISA) en La Habana en 1994, fue miembro del colectivo Los Carpinteros junto a Marco Castillo y Dagoberto Rodríguez durante poco más de una década, hasta el 2003, cuando abandonó el grupo para realizar una carrera en solitario. Esa amistosa ruptura que lo lanzó a la fama internacional lo llevó a consolidarse en la escena del arte contemporáneo. Arrechea, más conocido como JACA (tal como le llaman sus colegas, galeristas y amigos), es uno de los artistas cubanos de mayor rentabilidad mediática, cuyo nombre figura en grandes colecciones, eventos y proyectos de gran envergadura para el estudio y comprensión del arte actual.

 

Toda su producción se articula entre las dimensiones (muchas veces antagónicas) de lo público y lo privado. Su “arte público” gira en infinitas ocasiones alrededor de los conceptos de poder, control, vigilancia, sometimiento y vasallaje. El espacio doméstico y su “domesticación” desde los habituales instrumentos de poder y escrutinio en la identidad del otro, ha resultado un tema recurrente a lo largo de su obra. Interés que le llevó a la realización de varios proyectos monumentales que gozaron de amplia repercusión en los medios y de la generosa atención de la crítica especializada, como Ciudad Transportable (2000), The Garden of Mistrust (2003-2005) y Perpetual Free Entrance (2006) o, por citar otro, La habitación de todos (2009), su proyecto para la X Bienal de La Habana.

 

Sin embargo, hay otros aspectos menos grandilocuentes y no por ello menos importantes dentro de su obra, que quedan refrendados en esta nueva exposición suya en Madrid. Son esos que implican una dimensión más antológica de su trabajo, al tiempo que se potencia su ironía social. Obras que reflexionan sobre lanaturaleza del objeto, del medio, del fragmento. Y entre todas diseñan un dispositivo de poder seducctor en lo tocante al ámbito retiniano y al de los conceptos atrapados en los frentes de lo visual y lo táctil. Frentes en los que el artista se maneja con sobrada audacia y pertinencia.

 

La seducción del fragmento demuestra el dominio del dibujo, de la acuarela; de la misma manera que subraya la cualidad y habilidad camaleónica de Arrechea para disponer del objeto escultórico-instalativo en el contexto de una propuesta museográfica en la que conviven distintas escalas, morfologías y lenguajes. Existe en ellos una intención de señalar raras conexiones entre lugares y objetos, exponiendo un recurso factual que los hace seductores: la impecable terminación, casi obsesiva, de cada uno de ellos.

 

Las referencias al ámbito arquitectónico es otro de los elementos recurrentes corroborables en este nuevo trabajo y que resulta una constante en el paisaje de su obra. Tal y como afirma el artista, “el dibujo en este proyecto se convierte en una estructura más cercana al lenguaje de un mapa o una representación gráfica de un determinado territorio”. De hecho, cada pieza es un mapa que refiere un objeto o referente del mundo “de afuera” que ha sido observado y meditado en el contexto de infinitas relaciones posibles, por parte del artista.

 

Especialmente irónicos vienen ser los sobres-esculturas expuestos que, con toda intención, remiten a ese drama cubano de la falta de privacidad e independencia en el contexto de una dictadura, donde la vida personal e íntima se advierte amenazada por la vigilancia y el control absoluto de todo índice o manifestación de autonomía e independencia.

 

‘Alexandre Arrechea, La seducción del fragmento’. Hasta el 31 de octubre en la Galería Casado Santapau, Madrid, España. www.casadosantapau.com