Pasar al contenido principal
Enrique Gay García: los regalos que hace el tiempo
18October
Noticias

Enrique Gay García: los regalos que hace el tiempo

Por: Rubens Riol

 

Hasta el próximo 29 de octubre estará a disposición del público en la galería del MDC West la muestra selectiva Enrique Gay García: Textures, Shapes and Colors, merecido homenaje al único artista vivo de la tercera generación de la vanguardia plástica cubana, cuya obra palpita todavía con idéntico brillo a la edad de 87 años. En su inauguración estuvieron presentes los alcaldes de Miami y Doral así como representantes del Miami Dade College, quienes entregaron al octogenario artista, proclamas y reconocimientos por la excelencia de su trabajo, orgullo también para nuestra comunidad.

 

Enrique Gay García (Santiago de Cuba, 1928), se graduó de pintura y escultura en la reconocida Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro en La Habana, en 1953. Allí tuvo como profesores a Leopoldo Romañach y Domingo Ramos. También sirvió de modelo en las clases de escultura de su maestro Juan José Sicre. Luego continuó estudios, en 1957, en el Instituto Politécnico de México, y en 1963 la UNESCO le otorgó una beca de estudios en el Instituto de Arte en Venecia y en la Universidad de Perugia, Italia. Entre sus reconocimientos está el Premio de la Fundación Cintas, en 1983. Su obra se encuentra en las colecciones permanentes del Museo de Arte Lowe de la Universidad de Miami, el Museo Nacional de Bellas Artes en La Habana, el Museo de Arte Contemporáneo de América Latina en Washington, la Biblioteca Pública de Miami-Dade y la Academia de Vermont, entre otros.

 

Esta muestra retrospectiva –de 15 esculturas en pedestales y 12 pinturas– comisariada por Gustavo Orta, es un regalo para un artista que no ha dejado de crear. “Por más de 58 años nos ha hecho estremecer frente a cada una de sus obras de acabada técnica, armoniosa composición, llenas siempre de fuerza y poesía”, declara Orta en sus palabras al catálogo, un generoso libro de 48 páginas que ilustra la trayectoria del maestro y cada una de las piezas. Con una sofisticación envidiable y una tensión creciente entre lo clásico y lo moderno, este repertorio de obras nos informa sobre el genio, la versatilidad y el entusiasmo de un Gay García tan contemporáneo como el más lozano e irreverente de sus seguidores.

 

Casi toda su obra se mece entre los límites de lo figurativo y lo abstracto, alcanzando un nivel de ambigüedad que trastoca el discurso en magia evocadora, algo inefable que no encuentra refugio para tanta belleza. El escultor imprime vida a sus creaciones y estas nos inquietan tan pronto, que salimos a buscar en el subconsciente una referencia exacta, esfuerzo en vano. A veces los títulos nos brindan coordenadas esperanzadoras, pero al confrontar la pieza, nos percatamos de que una ventana abierta, una columna o las alas de Ícaro, son apenas la punta del iceberg. Habitan en esas superficies de metal patinado los espías sagrados de nuestra ignorancia, un cúmulo de nervios vivos que espantan el sueño. Entonces, la única reacción posible es la caricia urgente, una reverencia. Enrique Gay García celebra con esta muestra antológica gran parte de su carrera, sobre todo, el trabajo realizado en las últimas décadas de vida en Miami.

 

Fuente:www.elnuevoherald.com