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Casas y Rusiñol no estaban solos
13April

Casas y Rusiñol no estaban solos

Por: José Ángel Montañés

 

A finales del siglo XIX la ciudad de París marcaba a todos los artistas que la visitaban: Todo el que quería estar al día de las últimas tendencias del arte tenía que viajar a la ciudad de las luces. En Barcelona, hasta que Ramon Casas y Santiago Rusiñol no mostraron en la Sala Parés las obras que habían pintado en París alrededor de 1890, no se produjo el alejamiento de la pintura realista tradicional, que por entonces se realizaba en Cataluña, y se dio paso al Modernismo. Su peso social —entre otras cosas por ser miembros de la alta burguesía— pronto se dejó notar y la nueva tendencia fue seguida por otros autores.

 

Enciclopedia Catalana ha encargado a Francesc Fontbona, uno de los mayores especialistas en pintura modernista catalana, la realización del enorme volumen Pintura catalana. El Modernisme en la que ha recopilado 200 obras creadas en 25 años (entre 1885 y 1910) por 70 artistas diferentes, algunos rescatados del olvido, o poco valorados hasta ahora, como Marina con figuras de Félix Mestres que pintó en 1895 y que pertenece a una colección privada, Muerte con capa negra, de Àngel Femenía (1898), La justicia y la ley de Joan Llimona, pintada en 1908 para el Palau de Justicia de Barcelona y Danza Española de Hermen Anglada Camarasa (1901) que se conserva en el mítico Hermitage de Sant Petersburgo, que pasan a formar parte de este auténtico canon de la pintura modernista catalana, siempre en segundo plano tras las realizaciones arquitectónicas del momento. “Se ha seguido un orden cronológico, desde los primeros autores, como Aleix Clapés, Joan Roig i Soler y Alexandre de Riquer, siguiendo por los del pleno modernismo como Ramon Casas, Santiago Rusiñol, Sebastià Junyent o Joan Brull, para acabar con los postmodernistas como Isidre Nonell, Joaquim Mir, Anglada Camarasa o incluso los jóvenes Carles Casagemas y Pablo Picasso”, explica Fontbona mientras hojea el pesado volumen (de unos seis kilogramos) del que se han editado 3.000 ejemplares a 595 euros. Fontbona ha escrito algunas de las fichas, pero ha encargado otras a unos cuarenta expertos en cada uno de los autores.

 

Pese al número de pintores referenciados, Fontbona mantiene que los 70 artistas no son muchos. “Son los artistas normales de una sociedad occidental, que quizá no tienen el reconocimiento que se deben”. No es el caso de Anglada Camarasa que fue uno de los más reconocidos internacionalmente. “La obra de arte que ha conseguido un precio más alto en subasta en España es suya. Fue en 2006, se vendió en Christie’s Madrid y se pagó por ella casi tres millones de euros”, explica el historiador del arte. “En Cataluña hay angladas, sobre todo en el MNAC, pero son depósito en su mayoría de la Diputación de Barcelona” remarca el experto.

 

En el nuevo volumen, como no podía ser de otra forma, se reproducen iconos del modernismo pictórico como Garrote vil, Ramon Casas y Pere Romeu en un tándem, Corpus, La carga o Barcelona 1902, Plein air y Embarque de tropas, de Ramon Casas, un autor inmerso en plena celebración del 150 aniversario de su nacimiento; La morfina y El surtidor del fauno, de Santiago Rusiñol y obras de Picasso como Azoteas de Barcelona, Interior dels Quatre Gats o La muerte de Casagemas. La única pintora representada es Lluïsa Vidal (con cuatro de sus obras), una autora que vivirá una gran revalorización próximamente tras dedicarle el MNAC una de las exposiciones de esta temporada. “Todos los artistas son muy buenos y se han escogido grandes obras”, remarca el experto que deja claro que en una antología como esta no tiene cabida obras de autoría dudosa. “Aunque no me he limitado a las obras de los museos, sino que he buscado obras de coleccionistas privados”. 

 

Iniciativas privadas

 

En cuanto a la celebración del año Casas que ha arrancado con una exposición en el Museo del Modernismo de la calle Balmes, Fontbona resalta: "Que haya exposiciones en museos públicos está bien, pero, ahora mismo, hay, al menos tres, de primer nivel en centros privados como la de Ramon Casas del Museo del Modernismo, la de Josep Clarà en el MEAM y la de Félix Mestres en Sant Cugat; algo que es un síntoma de que en ciertas cosas hemos cambiado a mejor. Bienvenidas sean todas las iniciativas, porque queda mucho trabajo por hacer. Muchos de estos artistas ya tienen su bibliografía, cosa que hace unos 15 años no”.

 

Fuente: http://ccaa.elpais.com