Por Jorge Fernández Era
El cine español es uno de los grandes protagonistas del Festival Internacional de Cine de Gibara, que por estos días acontece en la Villa Blanca del norte holguinero, la misma que este año celebra su cumpleaños 200. Y en fecha tan redonda como esa la península ha sobrepasado cualquier expectativa, porque tener entre nosotros la presencia de dos actores de la talla de Imanol Arias y Victoria Abril es como darle una carta credencial a la cita gibareña para prestigiarse en todo el mundo.
Aunque el conversatorio sobre la cinematografía española dejó al auditorio con las ganas de contar con la presencia de la Abril, dos invitados de primer nivel —Guillermo Corrales, agregado cultural de la embajada de España en Cuba, y Alba González de Molina, directora del filme Julie, uno de los que compite en el apartado de largometraje de ficción— acompañaron a Imanol en el encuentro ante el público, conducidos por el imprescindible Reynaldo González.
Al hablar de lo que significa filmar una ópera prima en calidad de directora, guionista y productora en una sociedad en que a la mujer se le cierran algunas puertas, De Molina expresó: «La mujer a nivel mundial tiene un grave problema: no está donde tiene que estar, no tiene el puesto que se merece. No sé si por ser mujer o por ser joven he tenido que oír ese tono paternalista de “tú no sabes, esto debió ser así”; quizás sea la razón de que en España solo un ocho por ciento de películas estén dirigidas por mujeres».
Guillermo Corrales disertó sobre la historia del cine español desde sus comienzos hasta la fecha: «Hacer un cine con mirada propia, o con miradas personales, es una característica que se mantuvo a lo largo de todo el siglo XX, marcado por Buñuel, Berlanga, Bardem, Saura, Almodóvar, Alex de la Iglesia, Bigas Luna y los nuevos directores que se han ido incorporando sucesivamente. No sé si fruto de la necesidad, en los últimos años se ha convertido un poco en un cine industrial, pero nunca al punto de haberse impuesto sobre el cine de autor».
Imanol Arias brindó a los presentes una clase magistral sobre lo que han significado la televisión y las nuevas tecnologías de negativas o positivas para el séptimo arte. «La nueva televisión deja de ser telenovela desde el momento en que lo que sucede se ve y no se cuenta. En la telenovela no se ven las cosas, no se ven apenas los viajes, no se ven los días; siempre hay alguien que viene y dice: me han dicho, ha sucedido… y esa es la telenovela: una versión fílmica casi radiofónica. Una buena telenovela, si uno cierra los ojos y escucha, la entiende perfectamente, porque está hecha para escuchar».
Que nadie piense que el Leonardo de la Cecilia de Humberto Solás opina que el cine manifiesta sus últimos estertores. «Creo que dadas las circunstancias y dado el avance tecnológico, el cineasta tiene que dividirse en dos fuerzas: un hombre que tiene su pelea con su cultura y un habilidoso contador de historia que vaya, como los grandes vendedores antiguos, buscando espectadores a los que les impacte su obra».
Imposible reflejar en tan pocas líneas el resultado de dos horas de fructífero intercambio con el público, de quien formó parte la revista Arte por Excelencias. La información la cierro con la frase con la que lo abrió el escritor, periodista y crítico Reinaldo González: «Decir que España está vinculada a nuestra cultura es un error: es nuestra cultura».
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