El mundo del arte quedó sorprendido con la noticia de un presunto robo sin precedentes, pues además del significativo número de piezas y su indiscutible valor no puede ser juzgado debido a su prescripción. Los protagonistas: Pablo Picasso y Pierre Guenec, un hombre que supuestamente fue su electricista durante varios años.
Claude Picasso, hijo del artista, recibió a principios de año una solicitud para validar un número importante de piezas, luego otra. Eran piezas totalmente inéditas, y Claude decidió ponerse en contacto con Guenec, remitente de las misivas. Cuando se pusieron en contacto la sorpresa fue grande: en total Guenec poseía 271 piezas, realizadas en el primer tercio del pasado siglo y valoradas en cerca de 60 millones de euros. El supuesto electricista de Picasso afirmó haber recibido esta enorme cantidad de dibujos, collages, retratos, pinturas y bocetos como regalo del pintor y su esposa, lo cual es contradictorio para los herederos teniendo en cuenta que muchas de las piezas no están siquiera firmadas o dedicadas, lo cual era costumbre del artista. Esta es la mayor evidencia del crimen, según ha declarado en exclusiva al diario Libération Claude Picasso, quien afirma que Guenec esperaba el momento indicado para presentar las obras sin temer a sanción alguna.
Las obras fueron incautadas por las dependencias de la Oficina Central de Lucha contra el Tráfico de Bienes Culturales, en Nanterre. Es intención de los herederos recuperarlas para la historia del arte.
Fuente: Diario Libération, París 29/11/2010
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