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Escena de arte en Chile: Ch.ACo vs Chacoff
07December
Artículos

Escena de arte en Chile: Ch.ACo vs Chacoff

La feria de arte contemporáneo de Chile, Ch.ACO, nació en 2009 con el interés de fomentar el mercado del arte y un coleccionismo todavía emergente y poco atrevido a nivel local. Este año y por segunda vez desde el Centro Cultural Estación Mapocho, edificio patrimonial ubicado en el centro de Santiago, 30 galerías de 11 países armaron un recorrido que invitó a conocer el trabajo de variedad de artistas de Chile, América y Europa, así como proyectos institucionales y nuevas experiencias, incluyendo editoriales independientes, revistas de arte, arquitectura y diseño, curadurías con instalaciones y video arte, más conversatorios con grandes invitados nacionales e internacionales, entre los que se contaron Massimiliano Gioni (director artístico de la Bienal de Venecia 2013), Apsara DiQuizio (comisaria del Berkeley Art Museum y el Pacific Film Archive) y Gerardo Mosquera (curador cubano cofundador de la Bienal de La Habana).

Con menos galerías que el año anterior, la Feria, liderada por Irene Abujatum y Elodie Fulton (directoras de galería AFA), apostó por calidad sobre cantidad, dando forma a un evento pequeño dentro del circuito internacional, pero alimentado con una energía especial, que ha logrado atraer la participación de proyectos como Artur Fidalgo (Brasil), Arróniz (México), Bendana - Pinel Arte Contemporáneo (Francia), Casa sin Fin (España), DPM (Ecuador), Fernando Pradilla (Colombia), Gachy Prieto Gallery (Argentina), Lamontagne Gallery (Estados Unidos), Galería Soa (Uruguay) y Vértice (Perú), entre otras.

Desde Chile, estuvieron Patricia Ready, Isabel Aninat, Artespacio, La Sala, XS, AFA, Die Ecke, Barros, L’Atelier (única de regiones) y proyectos que representaron una novedad dentro del itinerario dado a galerías típicamente comerciales, como Plop! (dedicada a historietas, cómic e ilustración), Local Arte Contemporáneo (arte experimental), Metales Pesados Visual (una librería que mantiene una curaduría anual en una pequeña sala abierta al interior de la casa matriz) y Bloc (espacio de talleres y tutorías de arte).

En el recorrido era posible encontrarse con variedad de artistas chilenos emergentes y de renombre. La feria logra ser así una plataforma de difusión para los numerosos autores que conviven en una escena local prolífica pero con difíciles oportunidades de exhibición, circulación y venta. Destacaron, por ejemplo, propuestas de Johanna Unzueta, Álvaro Oyarzún, Sebastián Preece, Carolina Ruff, Paz Errázuriz, Catalina Bauer, Juan Dávila, Tomás Rivas y Julen Birke, entre otros. Los artistas locales suelen llamar la atención por seriedad, pulcritud, por lúcidas conceptualizaciones de contexto, aunque rehúyan de dosis de humor e informalidad. Por esto, tal vez, sorpresas fueron las obras de Francisco “Papas Fritas” en Metales Pesados –pinturas con estrategias de collage que ironizaban sobre historia política, sistema económico, espectáculo y religión– y la participación de Local Arte Contemporáneo, que buscó potenciar nexos más que vender, consistiendo en una instalación donde los visitantes se subían a una gran tarima donde exhibir carteles de propia autoría con mensajes de diversa índole, generalmente de tono político y social.

Para el público chileno no siempre hay posibilidades de conocer las prácticas más contemporáneas de la escena internacional. No llegan muchos artistas y muestras internacionales a nuestros espacios de exhibición. Por esto, la Feria es una oportunidad de actualización, aunque siempre dentro del formato de lo comercial. Se podrían destacar algunos espacios “más jugados” en cuanto a nuevas tendencias, como Casa Sin Fin (España) y sus fotografías de Álvaro Perdices y Javier Codesal; Vértice (Perú) con fotos de performance de Rocío Gómez; Gachi Prieto (Argentina) y el trabajo objetual de Carolina Magnin; Arróniz (México) y las pinturas de Agustín González; Artur Fidalgo (Brasil) con una propuesta mural participativa de Fernando de la Rocque; o La Montagne (Estados Unidos), y la instalación de Daniela Rivera.

Coleccionismo y Educación

Ch.ACO 2012 logró una convocatoria de más de 43000 visitantes, incluyendo entre ellos la llegada sorpresa del fotógrafo estadounidense Spencer Tunick para conmemorar los diez años de su intervención en Chile, que concitó la especial atención de los medios de comunicación.

Un total de 736 obras de arte contemporáneo estuvieron en exhibición durante los cuatro días de Feria, avaluadas por un monto total de más de 2.000.000 USD. “Este año superamos nuestras propias expectativas, ya que mejoramos la convocatoria de la pasada edición, que fue de 40000 personas. Más de 60 % de las obras fueron vendidas. El evento fue un éxito masivo de las artes visuales donde se sintió que la ciudad vibró durante una semana en torno a las artes visuales”, sostuvo Irene Abujatum.

Sin embargo, las ventas favorecieron a las galerías chilenas. “El coleccionista local suele irse a la segura, y preferir tanto los espacios como los artistas conocidos”, comentaba Fernando Pradilla durante los días de la Feria.

“Creo que en Chile hay mucha energía y ganas, y muchos proyectos interesantes, pero muy poco coleccionismo. A la gente le cuesta arriesgar y apostar. Viniendo de afuera es complicado, porque los gastos de inversión son muy altos. Las ventas fueron pocas en relación con otras ferias en las que hemos participado, como ARCO, Pulse Miami, Art Chicago o Art Cologne”, dijo Nerea Fernández, directora de la galería madrileña Nieves Fernández, a través de un artículo sobre el tema en el sitio Artishock. La galerista decidió participar en Ch.ACO para salir un poco del alicaído mercado de Europa.

“Por fin creo que llegamos a un estándar de feria internacional, con buenas galerías, representación editorial y negocio. Es decir, una plataforma real para generar la industria de las artes visuales de Chile. Por supuesto, comprar arte pasa por un tema de cultura y valorización de patrimonio, como también de alianzas con museos y empresas”, comenta Abujatum a través del mismo sitio.

Ya sea porque las ferias de arte en la actualidad se han “bienalizado”, y optan no solo por el recorrido comercial, sino también por espacios experimentales y propuestas que motivan la reflexión, igualmente Ch.ACO obedece a las necesidades del sistema en Chile.

Este año, platos fuertes lograron ser actividades extracomerciales, como la muestra del Project Room Diálogos entre Valparaíso y San Francisco: dos ciudades puerto. Curada por Apsara DiQuinzio y la chilena Isabel García Pérez de Arce, reunió obras audiovisuales y filmes experimentales de importantes artistas de Chile y Estados Unidos, como Juan Downey, Raúl Ruiz, Eugenio Dittborn y Raúl Zurita, por un lado; Martha Rosler, Lucy Raven, Julio César Morales y Alfred Young, por otro. Los conversatorios a su vez instalaron temas cruciales, relacionados con nuevas prácticas de visibilidad y circulación, el rescate de piezas históricas en proyectos curatoriales de arte contemporáneo, modelos editoriales independientes, políticas de colecciones y educación, y redes de investigación y archivo, entre otros. Esta sección, coordinada también por García Pérez de Arce, contó con la participación de curadores como Massimiliano Gioni, Michel Blancsubé (de la colección Jumex, México), Pablo León de la Barra (México), Amilcar Packer (de Capacete Residencias, Brasil), Laura Garbarino (de la Casa de Subasta Philips de Pury, Italia), Francesca Bertolotti (Italia), Rodrigo Alonso (Argentina) y Christian Viveros-Fauné (Chile - Estados Unidos), entre otros invitados.

Como único evento de arte contemporáneo internacional, la Feria asegura hacerse cargo de una “misión país”, intentando además impulsar proyectos educativos, como el programa Ch.ACO Se Moviliza, que no obstante solo benefició este año a 180 alumnos de establecimientos educacionales de tres comunas del Gran Santiago. Con visitas guiadas especiales, no tuvo gran resonancia dentro del evento.

Organizados Fuera de Feria

En 2009 se realizó en varias ciudades del país la I Trienal de Artes Visuales, que contó con curadurías internacionales comandadas por el paraguayo Ticio Escobar. En el marco del Bicentenario de la República, tuvo el interés de activar situaciones de escenas periféricas y de situar a Chile en el mapa del arte internacional. Sin embargo, el evento no alcanzó su segunda versión. Obedeciendo más bien a una vanidad del gobierno de turno, no preocupó a la actual administración volver a implementarlo. Varios sectores acusan que las políticas culturales tienden hoy, más bien, a fomentar el mercado, proyectos de espectáculo o eventos de impacto masivo. Ch.ACO iría en esa línea. Por ello la atracción especial este año estuvo más bien fuera de feria, en la organización paralela de OFF Chacoff, recorrido de 53 espacios independientes e instancias de autogestión que abrió con actividades especiales y gratuitas a través de tres comunas de la capital: Santiago, Providencia y Ñuñoa.

El evento OFF (Organizados Fuera de Feria) evidenció la existencia de un circuito en conformación y cada vez más poblado, que aglutina a artistas emergentes, proyectos multidisciplinarios y nuevos formatos galerísticos con fines no necesariamente comerciales, sino de difusión, experimentación, reflexión, asociatividad y conexión con la comunidad.

En coordinación con Ch.ACO, fue también destino del grupo de invitados VIP y destacado por varios de ellos, que buscaban precisamente conocer qué está pasando en el arte chileno.

“Una feria naturalmente es una ocasión para ver arte nacional e internacional, pero lo interesante para mí es la posibilidad de explorar Santiago. La feria es un catalizador de muchas energías, para portar visibilidad a todo el sistema de arte, incluso a los artistas de galerías no comerciales, como ocurre a través del evento OFF. Es una puerta no sólo al ámbito del comercio, sino a otro tipo de espacios y reflexiones”, destacó M. Gioni.

Sin contabilizar público (solo el sitio web tuvo en los días OFF, del 26 de septiembre al 1 de octubre, 53000 visitas), los espacios se vieron en su mayoría concurridos y animados, en especial por la creatividad de artistas que aceptaron el desafío de abrir este recorrido turístico y cultural que no nació para oponerse a Ch.ACO, sino para sumar y generar una verdadera fiesta del arte contemporáneo en la ciudad.

Pese a que hubo opiniones en contra desde algunos sectores que veían en el evento un raro matrimonio con la Feria, y que criticaron –por ejemplo– la participación de espacios poco profesionales o forzados para la ocasión, los organizadores del OFF (un grupo de artistas y comunicadores locales) creen ya todo un logro el haber visibilizado un movimiento de espacios nuevos, desmarcado del formato Feria y del formato Bienal, bajo un ejercicio de autogestión que contó con escaso financiamiento y apoyo institucional.

“Hicimos evidente que espacios para exponer no faltan, que hay mucho disponible, generando además una plataforma de reflexión en cuanto a lo que está pasando en las instituciones de arte. El OFF viene aportando hace meses a la discusión acerca de la falta de espacios, de crítica, de mercado, ya que el interés está, la motivación también, el querer hacer cosas, el generar propuestas y convocatoria a artistas y colectivos. Plantea una crítica al sistema oficial y –aunque deja al descubierto las típicas rencillas de antaño– es una respuesta que invita a re-pensar la escena, a crear instancias más democráticas, transversales y participativas. ¡Es una actitud! Representa una energía nueva, donde lo ‘independiente’ es real. Los artistas y gestores visuales arman sus propios territorios. Esto da esperanza de que pueden convivir varios estratos y sistemas de galerías. Fuera de los circuitos establecidos, y sin los vicios propios del lugar, son nuevos circuitos que instalan y redefinen la visualidad de los creadores, espacios y gestores que hasta antes de OFF no se materializaban con la masividad de ahora. Creemos que lejos el mejor aporte ha sido mostrar al mundo que las artes visuales en Chile son mucho más potentes de lo que se ve, se muestra, se vende y se cree”, opinan los organizadores del proyecto.

Espacio Barroco, Galería Armada, Arteusable, Galpón Chileno de las Artes, Local Project, Rattha Gallery, Hall, Colectivo La Unión, Galería Callejera, El Iris, Cellar, Alugar, Yono, Piso Dos, Galería Centro, Blanqueado Capital, Cian, Perrera Arte, Espacio Opening, Caja Negra, Kinoki... ya están apuntados en un mapa que redefine el medio artístico chileno.

“Lo que identifica al OFF son espacios alternativos y emergentes que quizás ni les interesa estar dentro de una feria ni tampoco en una bienal, ya que, como dijo Pablo León de la Barra durante un conversatorio en Ch.ACO, las bienales están disfrazadas de feria e implican un círculo vicioso. El OFF es under, es otra propuesta, con otro tipo de circuito”, reafirman.

El evento “fuera de feria” se plantea dialogante con Ch.ACO, aprovechando la efervescencia que este logra con su nivel de convocatoria nacional e internacional. Se espera su continuidad en el tiempo, asumiendo desde ya la necesidad de una curaduría, y de alcanzar efectivamente nuevos públicos.

En estos días de intensa oferta en arte contemporáneo, cabe resaltar la acción de uno de los espacios alternativos emblemáticos a nivel local, que se marginó del circuito feria de feria: Galería Metropolitana. Con una trayectoria de más de diez años desde Pedro Aguirre Cerda, una comuna periférica de Santiago, el espacio quiso asumir un rol pensante y cohesionó a un sector de artistas, gestores e intelectuales que –justo al culminar Ch.ACO y el OFF– impulsaron un seminario y una exhibición colectiva bajo el título de Trienal de Chile 2. La ironía era pertinente, y las discusiones que allí se generaron apuntaron a un sistema donde no solo urge el tema del coleccionismo, sino de replantear las políticas culturales, la relación arte y mercado, y el rol de espacios independientes y autogestionados en un sistema conflictivo pero animado, en especial, por voluntades extrainstitucionales.