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Luces de la teatrología cubana
24September
Artículos

Luces de la teatrología cubana

Luego de disfrutar del intenso verano habanero con la dicha que trae la culminación de estudios, la más nueva graduación del Instituto Superior de Arte ―hoy Universidad de las Artes― y todas las especialidades que abarcan las facultades de Música, Artes Plásticas, Medios Audiovisuales, Danza y Arte Teatral se enfrentan en este septiembre a su vida laboral. Dentro de ella, un nuevo grupo de teatrólogos, formados junto a actores, dramaturgos y diseñadores escénicos, se incorporan como profesionales para la escena cubana. Es la graduación 38 desde que en 1976 el ISA abriera sus puertas y creara la Teatrología como una especialidad que impacta la escena con un pensamiento valorativo y creador. 

La especialidad, en sus albores de nombre difícil para muchos, nació bajo el impulso de profesionales de larga experiencia vinculados con la escena. Figuras de la talla de Mario Rodríguez Alemán, el primer rector del ISA; Rine Leal, que armó la entonces Facultad de Artes Escénicas a partir de su experiencia como crítico e historiador cercano a la práctica, y Graziella Pogolotti, que le imprimió un especial sello reflexivo y de indagación durante sus años de decana, abrieron un camino nuevo para el teatro cubano, al fundar un claustro de profesores y dotar a los jóvenes estudiantes de un cúmulo de saber, con sistematicidad y rigor académico, en campos como la historia, la teoría y la crítica del teatro.

En 1981, con la salida a la palestra de la primera promoción de graduados, comenzó a hacerse sentir su influjo en los grupos y en las tablas cubanas, por la exigencia que trajimos los jóvenes graduados al quehacer de la escena cubana, con la urgencia por ponerla al día, a tono con las tendencias más contemporáneas, de hurgar en la tradición y en la historia, y de fomentar un diálogo vivo y activo del pensamiento crítico con la creación artística.

Diferentes voces comenzaron a hacerse notar desde varios frentes: la crítica, con voces autorizadas en medios especializados y culturales; la investigación, que ha sacado a la luz la labor de notables artistas y agrupaciones; la docencia, en una saga de relevos que se actualiza regularmente, y el asesor teatral, que comparte una importante responsabilidad en la creación que se gesta cada día sobre las tablas, por solo citar los cuatro perfiles más visibles de la Teatrología en Cuba, en quehacer sostenido por encima de limitaciones materiales, como la postergada culminación de la hermosísima y legendaria escuela de teatro diseñada por el arquitecto Roberto Gottardi, mejor conocida por el nombre de Elsinor para los «isabelinos».

La aportación al pensamiento y, en definitiva, al amor por el conocimiento profundo de la escena, que representa la culminación de estudios de los nuevos profesionales, y que han dado a la luz valiosas investigaciones para visibilizar la labor de grupos y figuras, marca otro paso de la Teatrología cubana, pionera en la enseñanza universitaria en la América Latina y presencia regular en importantes festivales y eventos en el mundo.

Por Vivian Martínez Tabares, teatróloga y directora de la revista Conjunto