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Un disco de acero
21August
Artículos

Un disco de acero

Por Jaime Masó Torres

Oro y platino son los metales que le sirven a la industria discográfica a la hora de reconocer ciertas producciones que más ventas reportan en el mercado. Para otorgar dicha categoría o distinción, el material debe cumplir con infinitas normas, pero la más rigurosa es que guste al público sobre todas las cosas. Sin embargo,  pensemos también en el acero, no solo como un compuesto de hierro y otra sustancia que incrementa su resistencia, sino como otro título para reconocer a las propuestas musicales que demuestran dureza y calidad formidables.

A lo mejor, es innecesaria toda esta introducción larga y sosa para referirnos al último disco de la intérprete cubana Haila María Mompié, conocida en Cuba como La Diva del Pueblo. Licenciado por la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales, EGREM, el CD Mujer de Acero, podría valorarse perfectamente como una de las mejores propuestas de La Mompié, señal de madurez y lección de buen gusto.

No se trata del elogio inoportuno o ciego de quien escucha el disco por primera vez y se queda fascinado. Sólo los sordos (o aquellos que se imponen la sordera) dejarían de admitir la altura de todo el equipo que trabajó en el fonograma y la formidable entrega vocal de Haila, sonera hasta la raíz, entregada en cuerpo y alma a la música cubana, aún cuando en determinadas ocasiones muchos gurús pronosticaron un derrumbe artístico de la cantante, o peor todavía: una traición al género (el Son) esperada y mil veces anunciada.

Hasta hoy, Haila María navega entre las críticas, los aplausos de un público fiel, el silencio de quienes no dan su brazo a torcer para no admitir el ridículo y también, por qué no, el reconocimiento tardío de quienes nos dejamos engañar por opiniones demasiado conservadoras. Desde Ñico Saquito, Matamoros, el Benny, los Van Van, Adalberto Álvarez o David Calzado… la música popular ha tenido que construirse una coraza de hierro para poder seguir su camino y no hacer caso a los ataques de quienes esperan que el pueblo sea devoto de un solo ritmo, en una Isla de sonidos infinitos.

Con certeza se ha dicho que Mujer de Acero es un regalo especialmente para los que nos gusta bailar y llevar la letra en la cabeza casi todos los días. Está hecho con todos los sentidos, sin descuidar un solo elemento y sin discriminar los géneros que ayudan a mover los pies.

Pensemos, por ejemplo, en el tema Siempre Cuba, una composición de Aned Mota y Carlos Cartaya, donde irrumpe un son tradicional, con el sabor inconfundible de nuestros campos, para desembocar en una salsa "al estilo Haila", donde se le canta a las ciudades cubanas, como homenaje a la tierra madre donde nacimos. Siempre Cuba nos recuerda a otras como Me dicen Cuba, de Alexander Abreu o Canto a La Habana, tema lejano en el tiempo que popularizó Celia Cruz y Johnny Pacheco en 1974.

En el caso de Se llama clave, de Aned Mota, La Mompié canta a dúo con Alain Pérez, otro de los invitados al disco. Lo que inicia como un guaguancó y termina también en salsa, constituye un tributo a ese instrumento tan cubano (las claves) y a los rumberos famosos que tanto prestigio dieron a nuestra música por el mundo entero. La unión de Haila con salseros como Isacc Delgado, Paulito FG y Leoni Torres en De donde vengo, de Carol B, redunda en ese propósito de los productores y la propia Haila, de darle las gracias a un país que ha visto nacer a tantas estrellas.

Se advierte que, tanto Haila como su equipo, se propusieron hacer un fonograma/homenaje, justo cuando su carrera va dejando atrás a la mulatica inquieta que el público vio en Bamboleo, para asumir la serenidad de una señora que sabe todo lo que representa su figura, que tiene plena confianza en lo que cree, que no le teme a la polémica y se arriesga, a tal punto que ha decidido llevar grandes éxitos del mexicano Armando Manzanero a la salsa.

El susto, de Randy Malcom y Carol B, nos devuelve a "la mala" del disco anterior y defensora a ultranza de los derechos de la mujer, exigiendo respeto o advirtiendo un cambio de roles en la pareja.Termina el CD con Para qué llorar, de Taimy Estrada y Aned Mota, un canto al optimismo que se aprovecha de la conga para hacer un llamado a la alegría, como último discurso de agradecimiento y de buen vivir para un pueblo que es capaz de reírse de sus propias desgracias y en medio de la tormenta no renuncia a una carcajada, incluso en los momentos más críticos.

Se ha dicho que un disco es una especie de investigación o tesis que aprueba o no un músico. En este caso, Haila y todos los que la respaldan, pueden presumir de haber concluido un examen con la más alta puntuación. Poco a poco, con la ayuda de los medios de comunicación o con la misma gira de la cantante, se van conociendo los temas; las personas los llevan de boca en boca y entre directores de programas de radio o televisión, entre público en general, se habla de un disco que se consume rápido, que no da tiempo al tedio. Once temas de oro y platino y una Mujer de Acero que cuida lo que dice y hace, para callar bocas.