El pasado sábado fue inaugurada en la ciudad alemana de Kassel la edición 2012 de la Documenta, una de los eventos de arte contemporáneo más importantes del mundo, que tiene lugar cada cinco años.
La muestra de 2012, a cargo de la curadora búlgaro-estadounidense Carolyn Christo-Bakargiev, apuesta por lo interdisciplinario y por propuestas que irán “armándose” conceptual y formalmente en el transcurso del evento, que estará abierto al público durante cien días, hasta el 16 de septiembre próximo.
Cerca de 150 artistas de 55 países proponen piezas que de algún modo cuestionan el modelo económico capitalista, y el estado del arte, como estrategia para llegar a un punto de quiebre dentro del sistema desde las propuestas visuales. Además de los creadores se suman representantes de otras disciplinas como la literatura, el cine, la economía, el activismo político, feminista o ecológico; la física, la biología e incluso la zoología.
Las obras, los performances, acciones e intervenciones no están centrados en un solo espacio, sino que se distribuyen por varios museos, el parque Karlsaue, cines, almacenes y antiguos salones de baile. Asimismo, la Documenta se extiende internacionalmente con eventos y seminarios en el Parque Nacional Canadiense de Banff, así como en El Cairo, Alejandría (Egipto) y Kabul (Afganistán).
En este formidable evento Latinoamérica está presente con propuestas que van desde un ambicioso proyecto de intervención pública (Guillermo Faivoich y Nicolás Goldberg pretendían trasladar a Kassel el meteorito de 37 toneladas de El Chaco, en Argentina, aunque finalmente tuvieron que conformarse con representarlo con un cubo en la plaza del Museo Fridericianum) hasta una clínica improvisada para curar el estrés (en El SANATORIUM, del mexicano Pedro Reyes, los pacientes son convocados a relajarse desde la oportunidad de pegar a muñecas de trapo pequeños objetos como palomas blancas, bombillas de luz o cubos, entre otras terapias).
La representación mexicana se completa con los proyectos de Mariana Castillo Deballs, Abraham Cruzvillegas, Adriana Lara, Julieta Aranda, el colectivo Time/Bank y Mario García Torres, quien sorprende con una instalación nada complaciente, que refiere a las décadas de destrucción de la capital afgana a partir de la historia de un hotel, desde la narración de su propietario.
Otros invitados del continente son Adrián Villar Rojas (Argentina), Maria Thereza Alves y María Martins (Brasil), Lissette Olivares y Cheto Castellano (Chile), Javier Téllez (Venezuela) y Luis Berrios-Negrón (Puerto Rico); además del también chileno Alejandro Jodorowsky, que presenta un cuaderno de 1974 con apuntes sobre su proyecto de filme Duna, basado en la novela de Frank Herbert, con anotaciones sobre las cartas del Tarot; y Josefina Hepp y Horacio Larraín, del Centro del Desierto de Atacama de la Universidad Católica, que en la última semana de Documenta ofrecerán una conferencia de dos días sobre la riqueza de este paisaje latinoamericano.
Con el lema Destrucción y Renovación se ajusta el programa de estos cien días, que animan la ciudad de Kassel desde 1955, cuando el fundador del certamen, Arnold Bode, inauguró la primera muestra con obras de Picasso y de Kandinsky con la intención de llevar el arte a la clase obrera alemana y rehabilitar la cultura y las artes visuales tras la Segunda Guerra Mundial.
Fuentes: http://www.elmundo.es / http://www.eluniversal.com / http://d13.documenta.de/
Publicación anterior Fernando Alcocer: La vida es de color
Publicación siguiente La vida es de color
Publicaciones relacionadas
