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Entrevista con el artista panameño Jhafis Quintero, en la Bienal de Venecia
18June

Entrevista con el artista panameño Jhafis Quintero, en la Bienal de Venecia

A continuación una entrevista con el artista panameño Jhafis Quintero sobre su participación en la 55ª edición de la Bienal de Venecia en la que participa con un video y un performance que realizó durante los días de inauguración de ‘El Atlas del Impero’ Pabellón del Instituto Italo-Latino Americano.

 

En el Pabellón del IILA estás presentando dos obras: Knock Out  y Prótesis. ¿estas obras se complementan entre ellas?

 

Todas mis obras tienen que ver con el resultado de mi investigación del cuerpo inmerso en espacios cerrados, del cuerpo en la confinación y las formas alternativas de supervivencia en estos espacios límites.

 

Prótesis es un ejercicio aprendido en el contexto de la prisión. Una dinámica que tienen los prisioneros para poder comunicarse. Al final el hecho de estar en una prisión hace lucir a cualquiera culpable de cualquier cosa inclusive reunirse para hablar en situaciones especiales, hasta la comunicación puede ser un delito. Estando bajo la tutela de una institución con una visión monocromática en el sentido moral todo lo que ellos hagan dentro de aquellos muros termina siendo por la naturaleza del espacio, prohibido.

 

Durante la noche, cuando las celdas están cerradas, es imposible comunicarse o pasarse un cigarrillo, o dinero… Entonces hay un personaje, uno de los más importantes jerárquicamente hablando en cada una de las celdas, un tipo que desarrolla la habilidad de tirar una bola de plomo amarrada a un hilo desde una celda a la otra sin ruido. A veces las distancias son de 10 metros o 15 metros y la bola siempre tiene que pasar a través de varios grupos de barrotes, de obstáculos, evitando como es natural ahí la atención del policía. Una vez que la bola de plomo llega al alcance de los otros habitantes de las celdas vecinas la comunicación está establecida. Se amarra lo que se quiere enviar y se envía hacia el otro lado, jalando el hilo en una dirección hasta que “el producto” llegue a las manos justas.

De ahí proviene el nombre de mi performance: Prótesis – esa práctica se vuelve una asistencia, un auxilio a la imposibilidad de comunicarse en las formas usuales, una asistencia diseñada exclusivamente para resolver una limitación. Como lo seria una muleta a una persona a la que le falta una pierna.

En mi performance yo utilicé esta dinámica prohibida en aquellos contextos y la implementé en el contexto arte: entregué al publico obras originales (dibujos firmados) durante los días de inauguración.

 

Knock Out tiene más que ver con mi mismo y con la imposibilidad, o la dificultad, de luchar contra uno mismo. En el video, soy yo como un boxeador en tres dimensiones luchando contra mi sombra que se encuentra en dos dimensiones. Por lo tanto no me puedo alcanzar nunca por más que intente no me puedo atrapar, ni lastimar, ni herir. Es de esa lucha que tenemos todos, es de eso que se trata esta obra.

 

En vez de luchar en contra de nosotros mismos, ¿no habría una posibilidad de integrar a nuestro lado esas cosas contra las cuales luchamos, así como para luchar contra nosotros mismos, en una forma de resistencia?

 

En mi experiencia, hay aspectos de mi vida, partes de mi mismo que me vulneran, instintos que no elegí tener pero tal vez por el diseño social por el que de una manera u otra estamos definidos o regidos podrían ponerme en manos de otros y siempre fuera de las mías propias.

 

Para mí, son estas partes, esos Jhafises que me vulneran, que me hacen daño contra los que intento luchar aunque como dije antes es muy difícil pues no tienen forma, ni volumen.

 

La emoción, una emoción que sale del corazón y de las entrañas, es algo muy presente en tu trabajo.

 

Sí. Estudie antropología en primera fila en un sitio bastante difícil y tuve la suerte de sobrevivirlo. Tuve más de diez años para observarme, no soy un tipo egocéntrico ni estoy tan ensimismado pero me gusta encontrarme con relación a la gente, verme en varios contextos, aprendo mucho de mi mismo observándome tanto como puedo desde la acera opuesta. Por ejemplo eso me ha ayudado a establecerme en Europa, en un contexto siempre extraño para cualquier latino. Creo que desarrollé una capacidad de camaleón. Me ajusto a los medios ambientes y es una de las cosas que traigo como un bonus track desde una experiencia límite vivida en espacios y contextos cerrados y que hoy íntegro en mi práctica artística.

 

¿Hay una idea de curar esta experiencia que tuviste a través del arte?

 

Yo diría un exorcismo, más bien que una catarsis. Yo me exorcizo de cosas que no quiero tener adentro. Cada obra que ves estuvo adentro mío primero. Algunas brutales, algunas otras en estado de descomposición. Sin embargo, de una cosa estoy seguro – y es una filosofía muy personal que toma sus raíces en mi experiencia – yo creo que es difícil cambiar la naturaleza de cada uno, somos lo que somos. Creo que lo que uno encuentra son métodos diferentes para seguir siendo uno mismo. Encontré en el arte el método para seguir siendo yo pero desde otro sitio.

 

¿Por qué tiras dibujos en el performance de Prótesis?

 

Para mí, los dibujos están mucho más cerca al corazón. Está el corazón, el brazo, la mano, el lápiz, y el papel. La distancia es más corta y el resultado más directo.

Todos los otros trabajos, aunque sean – primero – sentido, y – luego – organizados intelectualmente y ejecutados en el mundo material, siento que tienen un poco más de distancia, hay la mediación de la tecnología. Con los dibujos a pesar de que un lápiz sigue siendo tecnología es como darlos a luz directamente.

 

Tu último video que fue presentado en LOOP se llama La Hora Garrobo, ¿podrías hablar de eso?

 

Esa obra está inspirada en la importancia que tiene un hecho tan simple – o que asumimos como garantizado – que es el sol y la luz del día. En una celda de máxima seguridad, los prisioneros con sentencia alta, no ven el sol. En el patio interno con un techo cubierto de cemento hay un solo hueco, una especie de cono y todos los días a cierta hora el sol llega encima de este hueco y por ende pasa a través hasta aquel patio oscuro. Este halo de luz que se cola dentro del patio interno es muy apreciado por todos los presos – desesperadamente, como si tuvieran sed o hambre – van a nutrirse de esta luz, se ponen desnudos o en ropa de interior para tomar un poco. Por supuesto la tierra sigue dando vueltas así que el sol deja de estar ahí minutos después…

 

La búsqueda de esa luz se transforma en un ritual. Para nosotros latinoamericanos que tenemos esos genes indios tan fuertes, esa sabiduría indígena, la conexión con el sol es vida. Esa conexión es lo que nos asegura que está pasando el tiempo y eso nos da esperanza a pesar de que en el tiempo se encuentra también la muerte.

 

Para los presos, cada vez que vez que el sol se mueve sienten que su sentencia también se mueve, que se hace más corta.

Hay algo de eso también en este ritual que remite una frase circunscrita al tema sentencia de prisión. Ver la luz del sol siempre significó libertad…

 

Tomado de: Uprising art