Por: Maritza Mariana Hernández
La buena salud de la Cerámica Contemporánea Cubana, con sus atractivas renovaciones puede apreciarse aún en galerías del Centro Hispano-Americano de Cultura, como parte de la decimo-tercera edición de la bienal que atrajo a un numeroso público a esa institución de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.
La muestra exhibe al espectador las obras en concurso y sus ganadores, con esculturas e instalaciones concebidas en técnicas cerámicas, de tema libre.
Así, se presenta el premio al mejor proyecto monumental, que correspondió a la Fundación Ludwig, por la obra Cubo mágico, de Lázaro Luperón, teniendo en cuenta su acertada solución constructiva e impacto visual.
Un recorrido por ese recinto patrimonial también permite admirar a los trabajos Cómo hacer un avión, de la serie “Cerigami”, de Joán Carratalá, quien recibió una beca de creación del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, por su gran efecto plástico conseguido con economía de recursos, expresiva de una admirable síntesis.
El público valora, además, a Identidad, de Guillermo Ramírez Malberti, un ejercicio de sólida profundidad conceptual, insertado en el activo flujo del arte cubano actual con gran eficacia a la hora de combinar materiales de diverso origen.
Otra pieza que merece verse con detenimiento es Torpeza -Premio Opera Prima-, de Javier Alejandro González y Robin Echenique, donde se distingue la certera plasmación del concepto y la idea trasmitida en una instalación de indudable atractivo visual.
La Bienal de Cerámica, que deviene espacio para promover, divulgar y premiar a los artistas contemporáneos que deciden trabajar la cerámica como medio de creación, tiene carácter nacional y se dedica un año a la vasija; y en el siguiente, a las esculturas e instalaciones.
Desde su nacimiento, estos encuentros han concedido premios y menciones a destacados cultivadores de esa manifestación en Cuba y también a otros noveles autores. Son organizadas por el Museo de la Cerámica Contemporánea, el Consejo Nacional de las Artes Plásticas y la Oficina del Historiador de la Ciudad,
Este encuentro de creadores comenzó con una muestra transitoria en el Museo de Artes Decorativas, en 1989, y posteriormente las obras se expusieron en el Castillo de La Real Fuerza, en ese entonces sede del Museo de la Cerámica Contemporánea Cubana.
En 2005, cuando la institución se trasladó para la Casa Aguilera, en la calle Mercaderes, las piezas concursantes se expusieron en el Convento de San Francisco de Asís y en la actualidad, desde 2011, el público puede apreciarlas en el Centro Hispano-Americano de Cultura. Este emblemático palacio que, ubicado en la primera cuadra del malecón habanero tradicional, conocido por el nombre de "Casa de las Cariátides", ahora invita a continuar recorriendo la XIII Bienal.
Fuente: Cubarte