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Academia San Alejandro, territorios alucinantes
24May

Academia San Alejandro, territorios alucinantes

En la Academia Nacional de Bellas Artes San Alejandro de La Habana, que en el 2018 cumplirá su bicentenario, el arte crece en todas sus dimensiones, pero también en la mente de los artistas y sus obras siguen el curso del tiempo, respirando la contemporaneidad.

 

En cada Bienal de La Habana, la escuela cobra nuevos tintes. En la 12 edición sus espacios se transformarán, por obra y gracia de la creatividad de alumnos, profesores y artistas (exalumnos y recién graduados, e invitados de aquí y de otros países como Colombia, Argentina, México, España, Chile, Bahamas, y Estados Unidos), en un lugar alucinante donde realidad e irrealidad se tutean y visten de mucha actualidad. Desde los mismos contornos fronterizos de la Academia que le dan la bienvenida, usted podrá respirar en el aire un “olor” de pintura o, mejor dicho, de arte muy fresco, rescatado de la imaginación juvenil, en algunos casos, y en otros, de obras de arte de alto calibre.

 

Allí se sembrarán piezas escultóricas, objetos, dibujos y fotografías que recordarán la fertilidad y talento de la creatividad, porque San Alejandro fue desde sus mismos inicios, allá en 1818, la segunda escuela de su tipo fundada en Hispanoamérica, poco después de la Real Academia de San Carlos (1785) en México, con la mano sabia y actualizada del artista francés Jean Baptiste Vermay.

 

De ahí que en su larga historia haya sido un lugar donde los sueños más aventurados pudieron ver la luz en esos talleres abiertos al futuro, porque el arte es algo que yace siempre delante del creador que debe alcanzar mirando siempre hacia delante, sin olvidar el pasado. En cada pieza se permean desde la renovación estudiantil hasta la consagración del maestro. Así es la Academia, que se renueva ante cada curso con la experiencia de los profesores y de los alumnos también creadores que van forjándose el camino en el difícil campo artístico. San Alejandro no dejará nun­ca de ser ese laboratorio donde el profesor re­cuerda al estudiante, el alumno deviene maes­tro, y donde el artista está siempre despierto al arte que le rodea.

 

El hombre y su universo es el tema que subrayará la muestra de San Alejandro, que quedará abierta el próximo 25 de mayo a las 5:00 p.m.

 

Es que cada ser humano lleva implícitos sus instintos creativos, y mediante variadas ma­neras da rienda suelta a ese cúmulo de experiencias, que duermen en su interior esperando el instante preciso para escapar por las hendijas de la creación. Entonces llega el momento en que se esculpen, dibujan, pintan, instalan, graban, filman para salir al exterior cargados de ese ADN personal que llevamos cada uno consigo mismo. Ese mundo co­loreado de tantos elementos únicos respiran después en la superficie como obras surgidas de un hermoso acto de alumbramiento del propio ser devenido arte.

 

En la muestra colateral habrá maneras de hacer diversas. Y Colombia, después de Cuba, ocupará un gran número de espacios en la Aca­demia de San Alejandro. La naturaleza transformada en originales creaciones se desprenderá de los trabajos firmados por nombres destacados de las artes plásticas de ese país, entre los que podemos destacar a Ricardo Cár­denas, Sair García, Cristo Hoyos, Ana Mo­sseri, Bibiana Vé­lez, Fidel Álvarez, Adriana Ramírez, Olivia Mi­randa, Milena Arango, Juan Camilo García Wal­ker, Charlie Alarcón, y los ar­tistas cu­banos radicados en esa nación sudamericana: Ángel Al­faro y Adrián Gómez.

 

Entre tintes de amistad que generan estos encuentros, se acercará un reflejo de otras latitudes, como por ejemplo El manto del Océano de la mano de la conocida creadora argentina Matilde Marín; por estos caminos cercanos al agua desanda la creatividad de la española Patricia Zalama en obras de fotografía-video y sonido; las construcciones de la parte antigua de nuestra Habana se transparentarán en fotografías plasmadas en telas en el quehacer del artista norteamericano Char­les Anselmo; mientras que un conjunto de animales, ¿exóticos?, animarán las retinas en las elegantes esculturas de Susana de Celis (México), entre otras piezas de creadores de Chile, Bahamas y Estados Unidos.

 

Destacadas firmas del arte cubano que asumen la responsabilidad del pedagogo en la casi bicentenaria Academia mostrarán sus trabajos donde fluye la imaginación, el intelecto y las ganas de hacer distinto, máximo en este momento de Bienal. Y las cátedras se abren al diálogo franco con el arte puro. Las aulas, todos los espacios son asaltados también por alumnos de 1ro., 2do., 3ro. y 4to. años. Ellos exhibirán sus esfuerzos creativos con obras también llamativas que de seguro atraparán las miradas y el pensamiento.

 

Será, pues, una exposición deliberadamente híbrida: no solo reúne maestros y gente adelantada que aún no ha alcanzado un magisterio en la producción artística cubana, sino que también se vale de otros recursos, que de alguna manera se identifican por poseer tonos sensoriales vinculados a la geografía caribeña y también más allá de nuestras costas, constituyendo una especie de cartografía humana.

 

San Alejandro está aquí en la 12 Bienal de La Habana, juvenil y madura, presentando un escenario activador de la relación pedagogía y arte. A los proyectos mostrados ahora sumamos también conferencias, talleres y otros espacios imaginativos. Es la hora de mostrar ese talento nato que bulle en las venas de los creadores que aquí conviven, y que ahora, por arte de Bienal fluye por las aulas. Si hay magia alguna, es solo la de la crea­ción, de las ganas de hacer y vivir, y de pintar, instalar. La hora de la Bienal que nos convoca y enriquece con un hálito particular.

 

Fuente: www.granma.cu