El Convento de Santa Clara, construcción del siglo xvii ubicada entre las calles Sol, Luz, Habana y Cuba y que está siendo intervenida por la Oficina del Historiador de la Ciudad con el apoyo de la Unión Europea para renacer como centro de formación académica en artes y oficios de restauración del patrimonio cultural de la Isla, fue el sitio escogido por Eusebio Leal Spengler para informar a la prensa sobre las obras y proyectos que se inaugurarán en el Centro Histórico con motivo del aniversario 500 de la fundación de la Villa de San Cristóbal de La Habana, a celebrarse el próximo sábado 16 de noviembre.
Entre las inauguraciones más importantes de la fiesta citadina resaltan las de la iluminación del Castillo de la Real Fuerza, del Museo de la Ciudad y de la Plaza de Armas (martes 5, al caer la noche); la Sala Polivalente en el Centro Cultural Antiguos Almacenes del Depósito San José (domingo 10, 10:30 a.m.); el Museo del Ferrocarril (calle Cristina y Cuatro Caminos, lunes 11, 9:00 a.m.; el Museo Castillo de Santo Domingo de Atarés, con la exposición El genio de Leonardo (miércoles 13, 9:00 a.m.); y la del Capitolio Nacional, con sus dos nuevas salas museables: Símbolos patrios y Constitución (sábado 16, 1:00 p.m.).
La importancia de estas obras, y en especial de las que se acometen en el Convento de Santa Clara, fueron destacadas por Eusebio:
«Hace siglos, cuando la ciudad en cabildo abierto decidió la creación del Monasterio de Santa Clara, una parte de ella quedó metida dentro de los muros. Al menos quisiéramos que fuera así, siguiendo lo que la condesa Merlín, María de las Mercedes Santa Cruz y Montalvo, nos cuenta del interior misterioso de este lugar: la llamada Casa del Marino, la calle de la Amargura, el Mesón son solamente un fragmento de un gran conjunto monumental que tendrá como dedicación la docencia, es decir, el proyecto Santa Clara, auspiciado por la Unión Europea y la Unesco, que nos permite pensar que con la misma rapidez con la que estamos haciendo ahora este trabajo, animados por el canto de esas palomas arrulladoras, y después que se puedan visitar el Gran Claustro y los grandes espacios de lo que ha quedado de aquel enorme conjunto monacal, podamos cada semana exhibirle al pueblo y al público el misterio de la historia. Vamos a hacer de la obra de Santa Clara, y su anexo, Santa Teresa, campus universitario del Colegio de San Gerónimo, con una carrera que permite a los jóvenes de la Escuela Taller, a los profesionales y a muchos que tienen una vocación sincera y demostrada, estudiar y consagrarse a este trabajo arduo y difícil que es la arqueología. Será este el espacio expositivo, yo diría el espacio cultural e historicista de un edificio que tiene que dedicarse por completo a la docencia, a los talleres, para que esos jóvenes que ya son bachilleres ingresen a la escuela taller y puedan pasar, inspirados en las obras que ven, a estudiar Restauración. Aquí se van a estudiar las lenguas antiguas, la arqueología, la arquitectura de paisajes, la forma de construir.
»Este colegio tendrá una sala de congresos donde se podrán hacer eventos con traducción, toda una serie de acciones de carácter cultural y científico de gran importancia. Ya comienzan a llegar desde Estados Unidos y de todos los rincones de la tierra los libros que forman su biblioteca. En estos días estamos haciendo tres bibliotecas: la infantil, primera de su tipo, en la calle Reina, en la casa del insigne Antonio Bachiller y Morales, una biblioteca completa para niños, para lo cual estoy pidiendo a todas partes, y enviando mensajes en todas direcciones, buscando libros infantiles. La segunda, la biblioteca de arquitectura, que una vez terminado el edificio quedarán establecidos los arquitectos e ingenieros, y aquel que ocupan hoy se convierta en la biblioteca de los grandes arquitectos cubanos a los cuales debemos gratitud: Mario Coyula, Fernando Salinas, Roberto Segre y tantos más. Mientras, muy cerca de aquí, un centro de diseño se abrirá en las próximas horas y lleva el nombre del ilustre Roberto Gottardi, con lo cual vamos llenando los vacíos de la gratitud.
»Soy una persona de esperanza, y trabajo siempre en eso que se llama el gobierno de la ciudad, el buen gobierno de la ciudad, a lo cual he dedicado toda mi vida».
Le puede interesar: