Por: Diana Ferreiro
Mabel Poblet precisa del arte para reafirmar sus orígenes. Para reafirmarse. La historia de su familia, los recuerdos de la niñez en Cienfuegos y sus experiencias foráneas, lo pasado y lo presente, anclan en su obra como una obsesión. De ahí las series Lugar de origen y Ábaco, que le dieron un sitio dentro del arte cubano contemporáneo hace ya algunos años.
Y en ese afán de autorreferenciarse, Mabel Poblet llega a la 12 Bienal de La Habana con Patria, muestra que ha colmado la galería Villa Manuela —y a todo el que la visite—, de cuestionamientos y razones y nostalgias. Cuatro piezas apenas: In and out, Patria, Capitolio y Marea alta, muy bien articuladas entre sí, hacen inevitablemente cómplice al espectador de lo que ella, la artista, necesita decir.
La instalación Marea alta funciona como antesala de la muestra. Una suerte de cortina de espejos y placas que el espectador debe atravesar para acceder a las demás piezas, por demás, eslabones muy bien articulados de un discurso sobre insularidad, historia, frustraciones y deseos. In and out, por su parte, pareciera una retrospectiva visual, en forma de círculos concéntricos con el mar de fondo, en los que uno se mira y se recuerda, o recuerda los vestigios de un pasado no tan lejano.
Al frente, en placas de acrílico sobre la pared desnuda, varias definiciones de patria complementan la exposición. Entre ellas, el conocido parlamento de Abdala, de José Martí, sobre el amor a la patria.
Pero la muestra, lejos de imponer, apela a la búsqueda, desde cada quien, de un concepto. Y tal vez ni siquiera eso. Se trata más bien de sentir, desde el pasado o desde el presente, el peso de haber nacido en determinado lugar. Se trata quizá de la patria de Mabel Poblet, pero pudiera ser también la de muchos de nosotros.
La exposición estará abierta al público durante toda la Bienal (hasta el 22 de junio próximo) en la galería Villa Manuela, ubicada en el Vedado capitalino (calle H entre 17 y 19).
Source: Granma