MADRID: El próximo 24 de octubre quedará inaugurada en la Galería de Arte "Luz & Suárez del Villar" la exposición de pinturas En la cola del cometa, del joven artista cubano Alejandro Campins Fleita.
Egresado de la Facultad de Artes Plásticas del Instituto Superior de Arte de La Habana (donde funge como profesor), Campins se ha convertido en muy poco tiempo en una de las figuras más promisorias del panorama plástico cubano de las promociones más recientes, con una visible aceptación y reconocimiento en la crítica especializada y el sistema galerístico y exhibitivo nacionales.
Sus pinturas se inscriben en alguna medida dentro de la orientación estética neoexpresionista, y exhiben una pincelada gestual, audaz, dinámica, ajena a las retóricas y dogmas mimético-académicos. Su uso del color es muy libre y desprejuiciado, de modo que éste puede adquirir las connotaciones y simbologías más insospechadas, sobre todo si tenemos en cuenta sus derivaciones y efectos psicológicos. Asimismo, destaca en las obras el enorme poder de síntesis y economía de recursos que demuestra el creador (se trata de piezas muy depuradas desde el punto de vista formal), así como sus habilidades en el manejo del espacio pictórico y el diseño de la composición interna del cuadro.
Por otra parte, sus pinturas se apartan de cualquier “vicio localista” o estereotipo en la asunción del fenómeno de la identidad nacional para alcanzar una dimensión y un carácter de acento universal, desterritorializado, transcultural, muy en sintonía con los tiempos que corren.
Dicho en otras palabras, sus obras se apartan de los clichés y lugares comunes típicos de una buena parte de la pintura cubana de hoy, desde la que se exportan presuntas “marcas” identitarias muy cercanas a la postal de souvenir. Así como se distancian de la tan socorrida y facilista fórmula de la tensión con el poder, presente de una manera casi enfermiza –y en extremo elemental– en un segmento considerable del arte joven –y no solo– que se produce ahora mismo en la Isla, sobre todo aquel que opera desde el campo de la performance, el vídeo y la instalación. Las propuestas de Campins rehúyen toda frontalidad u obviedad, toda univocidad del sentido, para proceder desde una aguda sutileza que, sin dejar de ser mordaz e incisiva en ocasiones, lo hace valiéndose de un uso inteligente de la elipsis, el discurso tangencial, oblicuo. Lo cual se agradece enormemente.
Píter Ortega Núñez
Curador y crítico de arte
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