Por: Toni Piñera / Fotos: Nancy Reyes
Los grandes ballets de repertorio vienen desfilando por los escenarios desde el pasado siglo, y habrían desaparecido hace mucho tiempo de no ser por el encanto de revivir en cada nueva función, y en cada bailarín que los interpreta.
Giselle es la obra cumbre del Romanticismo, y supone el anhelo máximo de la bailarina clásica por llegar a ser, perfección, paradigma interpretativo/técnica de múltiples dificultades. La obra cumple 177 años en este 2018, y todavía conmueve al espectador como ningún otro ballet. En el Ballet Nacional de Cuba mantiene un hálito especial, desde aquel día memorable de l943 en que Alicia Alonso lo tocaba por primera vez en el Metropolitan Opera House de Nueva York. Tradición mantenida de generación en generación y "vigilada" de cerca por la Maestra, y otros grandes de la escena cubana, quienes en el tiempo han dejado también sus marcas en ella.
Vea también: Giselle es… cubana
La pieza, con coreografía de Coralli y Perrot, y música de Adam, se convirtió en el tiempo, en una de las más importantes realizaciones de la danza del siglo XIX. En Giselle se logra una relación armónica entre música, danza pura y pantomima dramática. Como anotara el conocido crítico Arnold Haskell, triunfar en Giselle significa para la bailarina un éxito de personalidad, un singular ejemplo de auténtica personalidad disciplinada técnicamente.
Giselle (Coreografía: Alicia Alonso, sobre la original de Jean Coralli y Jules Perrot. Libreto: Théophile Gautier, Vernoy de Saint-Georges y Jean Coralli, inspirado en una leyenda popular germánica recogida por Heinrich Heine. Música: Adolphe Adam. Diseños: Salvador Fernández) dentro del repertorio del Ballet Nacional de Cuba posee una significativa importancia. La versión coreográfica de Giselle, realizada por Alicia Alonso ha sido incorporada al repertorio de prestigiosas agrupaciones danzarias internacionales. Entre ellas el Teatro Colón, Buenos Aires, Argentina, 1958; el Teatro Griego, Los Angeles, California, Estados Unidos, 1958; el Ballet de la Ópera de París, Francia, 1972; el Ballet del Teatro de Bellas Artes, México, 1976; el Ballet de la Ópera del Estado de Viena, 1980; el Ballet del Teatro San Carlo, Nápoles, Italia, 1981; y el Ballet del Teatro Nacional Eslovaco, en 1989, entre otras.
La distinguida pieza regresará a las centenarias tablas de la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, los días 23, 24 y 25 de febrero, y del primero al 4 de marzo, de la mano de figuras como Viengsay Valdés, Anette Delgado y Gretel Morejón en el protagónico de Giselle, acompañadas por Patricio Revé, Raúl Abreu y Rafael Quenedit, como Albrecht, el duque de Silesia, junto a solistas y cuerpo de baile de la compañía cubana. Precisamente esta obra conjuntamente con Don Quijote, conformarán el repertorio que el BNC llevará entre mayo y junio, del presente año, a una gira por las ciudades norteamericanas de Washington, Chicago, Tampa y Saratoga, estas últimas en el estado de la Florida.
Le puede interesar: