Skip to main content
El XX Festival del Habano y las artes
08March
Artículos

El XX Festival del Habano y las artes

Por: Roberto F. Campos

Podría pensarse que el mundo del tabaco cubano está alejado del sector cultural, pero no es así, porque hablamos de una agroindustria que tiene mucho vínculo con las artes de la mayor isla antillana.

En principio, la producción tabacalera cuenta con aristas interesantes, como es el caso de que en el campo, por ejemplo, se trata de una labor de tradición familiar, donde generación tras generación se entrelazan conceptos y técnicas como una cultura del saber que beneficia la calidad del tabaco cubano.

Pero hay mucho más, el tabaco en la isla genera todo un engarce de colorido, creencias religiosas, bailes, canciones y música en general.

De ahí que durante el cierre del XX Festival del Habano (26 de febrero al 2 de marzo) en la ceremonia de clausura en el recinto ferial de Pabexpo actuara una pléyade de artistas cubanos de renombre.

El cierre incluso estuvo a cargo del trío Orishas, que no actuaba en la isla desde 2009 y remarcó el símbolo que representa el habano para los lugareños, vivan en el país que vivan.

Allí actuaron no solo Orishas, con su despliegue de música urbana, sino la cantante del momento en materia de jazz latino Dayme Arocena,y las compañías Danza Contemporánea de Cuba, Habana Compás Dance, Clave y Guaguancó, Irene Rodríguez de danzas españolas, y el cantante Pedrito Calvo, entre otros muchos.

 

Artistas cubanos en Festival de Habanos
Yotuel Romero y Beatriz Luego

 
 

Irene Rodríguez
Irene Rodríguez

 

Al margen de esta representatividad se puede decir que los humidores subastados al final conforman verdaderas obras de arte hechas en madera de cedro y otros materiales.

Hasta el humidor más importante de la noche, el de Cohiba, llevaba en su tope una escultura del renombrado artista cubano de la plástica Roberto Fabelo.

Vea también: Fabelo vuelve a ser noticia en Habanos

La subasta de siete lotes incluso alcanzó el monto total de un millón 495 mil euros, que lo destinan las autoridades al sistema de salud cubano.

Para los insulares, sean fumadores o no, el tabaco, su agroindustria, como es también el caso del azúcar y el ron, constituyen parte de cada familia desde el punto de vista del conocimiento, del engarce con todo lo que se conoce desde pequeños, lo que se aprende en la escuela.

Muchas personas, en algún momento de sus vidas, tuvieron que trabajar en el campo, en escuelas o labores voluntarias, y el tabaco estuvo presente en ese quehacer.

Las fábricas de tabaco, las más importantes en La Habana, son ejemplo de esa trayectoria, y qué decir de la vitolfilia, las anillas que llevan los puros cubanos, cargadas de colorido e historia, o lo que se llama “los hierros”, el andamiaje gráfico y de identificación de los cajones y envases de distintos tipos.

De ahí que el recién finalizado Festival tuviera un fuerte nexo con la cultura incluso desde sus novedades como la presentación y sorpresa del evento, el Cohiba Robustos Reserva Cosecha 2014, un habano en el que las hojas de tripa, y capote utilizado estuvieron sometidos a un largo y cuidadoso proceso de añejamiento de tres años.

Los pasillos del festival se repletaron como una enorme Babel al asistir dos mil personas de 70 naciones, donde la esencia, el eje fundamental, resultó la cordialidad, el interés por ampliar conocimientos y comprender mejor la causa de que los habanos fueran los mejores tabacos Premium del mundo (hechos a mano).

De ahí que en este sector tabacalero, los habanos y la cultura insular estén intrínsecamente vinculadas, en una trayectoria de más de 500 años, incluso desde unos aborígenes que tenían una figura rítmica, especie de tambor nombrado Cemí, que adoraban mientras exhalaban humo en su honor.

Fuente: PL