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Omara, la habanera que puso  el mundo a sus pies
25July

Omara, la habanera que puso el mundo a sus pies

Por Jaime Masó Torres

Omara Portuondo constituye un orgullo pleno de todo el que vive en Cuba y, probablemente, en ese aspecto, el absolutismo es aceptado. Hace años pasó a convertirse en un mito, en una figura que donde se presenta tiene éxito, que se comunica perfectamente con la gente de la calle, que impuso una forma de vestir, de disfrutar la música…

Omara es un sello de tradición y cubanía, de calidad ilimitada y un trofeo de La Habana, la misma ciudad a la que ella le ha cantado con total fervor.

Su historia empezó (y quizás termine) en la misma ciudad que la vio nacer en octubre de 1930, en el barrio de Cayo Hueso. Después de formar parte de varias agrupaciones, el cuarteto Las D Aida le da especial reconocimiento ante el público.

Una carrera en solitario, colaboraciones con orquestas y la paciencia de quien espera un éxito mayor. En toda esta historia, La Habana le acompaña y le va dando el estilo con el cual pasaría a formar parte imprescindible de la música cubana, para todos los tiempos.

Llegó luego el reconocimiento mundial al convertirse en la figura femenina del proyecto Buena Vista Social Club, que en 1996 reunió a un grupo de leyendas de la música tradicional cubana para grabar un disco.

Con el Buena Vista, Omara caminó medio mundo donde hoy se le aplaude  y venera. En su último disco, Omara siempre, la leyenda de la música latina no dudó en rendirle honores a la Habana, por sus 500 años y por todo lo que merece.

En el material, La Portuondo incluyó el conocido tema Sábanas blancas, de Gerardo Alfonso. Una canción simbólica para los que viven y aman a la capital más grande de América Latina.

Hace mucho tiempo, cuando conversé con Omara surgió esta pregunta:

La denominan “la Edith Piaf de Cuba”, “la sonera mayor”, “la diva del Buena Vista Social Club”, ¿con cuál se queda?

Con Omara, la mulata, habanera. Hay una rumbita que dice: “cuando yo llego a la rumba/habanera dicen todos/qué linda viene”. Así quiero que me recuerden.