La artista amazónica Sara Flores (Ucayali, 1948), reconocida maestra del arte kené, ha sido elegida para representar al Perú en la 61ª Bienal de Arte de Venecia, que se celebrará entre mayo y noviembre de 2026. Su proyecto, titulado De otros mundos, ocupará el Pabellón Peruano bajo la curaduría de Issela Ccoyllo y Matteo Norzi, y busca tender puentes entre la memoria ancestral de la nación shipibo-konibo y los debates actuales del arte contemporáneo.
Las telas teñidas con pigmentos naturales y cubiertas por patrones geométricos que caracterizan la obra de Flores son más que ornamentos: constituyen verdaderos mapas de conocimiento, donde cada trazo traduce una visión espiritual del cuerpo, la naturaleza y el cosmos. El kené, transmitido de generación en generación, se reafirma así como un lenguaje vivo y vigente, capaz de dialogar tanto con los desafíos de la modernidad como con los saberes milenarios de la Amazonía.
En palabras de Lizardo Cauper Pezo, presidente del Consejo Shipibo-Konibo-Xetebo (COSHIKOX), la participación de Sara Flores en la Bienal “simboliza la fuerza y el espíritu colectivo de nuestra Nación Shipibo-Konibo-Xetebo” y convierte la exposición en una plataforma de diplomacia cultural y visibilidad internacional.
La trayectoria de Flores confirma, además, la creciente relevancia del arte indígena amazónico en el circuito global. A sus más de setenta años, la artista ha pasado de ser reconocida como artesana en su comunidad a exhibir en instituciones de gran prestigio, como la galería White Cube en el Reino Unido, donde presentó recientemente Bakish Mai (Tierra de ayer y mañana), una muestra que incluye su primera obra cinematográfica, Non nete (Nuestro mundo).
No obstante, este reconocimiento internacional plantea preguntas críticas: ¿cómo se inserta el arte indígena en un mercado global marcado por lógicas coloniales? ¿Qué riesgos implica la fetichización de lo “exótico” y la individualización de un lenguaje colectivo? Estos debates acompañan la obra de Sara Flores y la sitúan en el centro de una encrucijada donde tradición, contemporaneidad y mercado se entrelazan.
Con De otros mundos, el Perú estará representado en Venecia por una voz indígena que desafía jerarquías históricas y que recuerda, desde la Amazonía, que el futuro del arte también se teje con memorias ancestrales.
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