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LASA en la Oncena Bienal de La Habana
03May
Artículos

LASA en la Oncena Bienal de La Habana

Conversación con Candelario y Catherine Sicot sobre el MAC/SAN

En esta Oncena Bienal el Laboratorio Artístico deSan Agustín (LASA) vuelve a ser noticia luego de cuatro años de fundado en esta comunidad del oeste de La Habana, cuatro años de duro bregar con el objetivo de llevar el arte a la cotidianidad de sus habitantes. Ya con algunos importantes reconocimientos en su haber como el Premio Nacional de Curaduría 2010, otorgado por el Consejo Nacional de las Artes Plásticas de Cuba, hoy LASA –proyecto / obra del artista cubano Candelario Luaces co-dirigido por la curadora francesa Aurélie Sampeur– nos presenta el MAC/SAN, su nueva propuesta artística. Con ella el equipo de LASA, constituido a su vez por un colectivo interdisciplinario y multinacional de entre quince y treinta personas, no solo encuentra otra vía para profundizar en sus investigaciones iniciadas desde 2008 en torno a la localidad “sanagustiniense”, sino también la posibilidad de materializar una de las más grandes aspiraciones del arte cubano contemporáneo y de paso, convertir un territorio enclavado en la periferia geográfica de la capital en uno de sus centros culturales.

¿A qué nos referimos cuando hablamos del MAC/SAN?

Candelario: El MAC/SAN es un proyecto que nació hace dos años como resultado de la residencia de tres artistas, dentro de los cuales me incluyo. Los otros dos son el alemán Erik Göngrich y el franco-suizo-inglés Stefan Shankland. Ya LASA había hecho durante la Décima Bienal una exploración en el barrio a través de los sentidos, en lo que nosotros llamábamos los Ensayos Públicos 1, 2, 3, 4 y 5. Definitivamente queríamos hacer algo diferente, más utópico y también, si se quiere, más futurista. Surge entonces la idea de llevar a cabo el MAC/SAN o Museo de Arte Contemporáneo de San Agustín. Lo primero que me gustó del proyecto fue la posibilidad de hacer realidad un viejo sueño de nuestro país: el tener un museo de arte contemporáneo.

Luego de comenzar el trabajo se nos incorpora Catherine Sicot, curadora de origen francés residente en Canadá. Con ella hemos desarrollado la conceptualización de qué puede ser un museo de arte contemporáneo en el siglo xxi. No tuvimos uno en el xx, así que no podíamos hoypensar en tener uno que respondiera a los modelos del siglo anterior: había que adaptarse a las circunstancias. A partir de aquí empezamos a desarrollar diferentes teorías sobre qué era lo que realmente sucedía: si de verdad el arte necesitaba un museo, o si era el lugar en sí el que lo precisaba. Para entonces fuimos invitando a otros artistas a que vinieran a apoyarnos con el proyecto.

El primer problema era encontrar un espacio donde pudiéramos construir el MAC/SAN, siempre teniendo en cuenta que no queríamos el tradicional cubo blanco con las mismas luces "cómicas" y los mismos cuadros aburridos dentro. La nuestra tenía que ser un nuevo tipo de institución, funcional, para albergar o nuclear de algún modo las prácticas artísticas en el espacio público. Pero, ¿cómo lo que sucede en el espacio público puede estar dentro de un museo sin perder su vitalidad? Desde esta filosofía comenzamos a trabajar, y finalmente hallamos el lugar adecuado: un edificio que pertenece a ETECSA (Empresa de Telecomunicaciones de Cuba, S.A.), y tiene catorce años de abandonado. Ni siquiera es un edificio como tal, sino una estructura arquitectónica de acero y concreto de 60 x 25 x 8 m, con dos niveles construidos en el sistema Girón.[i]

En síntesis, esa es la forma y la idea del proyecto. Se presentó a la convocatoria de la Oncena Bienal de La Habana, le pareció interesante al Comité Organizador y finalmente fue aceptado.

¿Cómo será intervenido el edificio?

Catherine: Generalmente los grandes eventos, las grandes intervenciones artísticas, no ocurren dentro de los museos, y estos edificios terminan siendo un espacio donde se guarda la documentación de lo que sucedió afuera. Por eso es que el MAC/SAN se proyecta hacia el exterior, porque muchos de los eventos artísticos terminarán en las casas de la gente. El propio edificio como tal fue concebido de manera abierta, justamente para que sea capaz de acoger una gran parte de las prácticas que se entienden hoy como arte contemporáneo, y para que pueda funcionar además, como un espacio de encuentro entre las personas.

Para darte una descripción más específica de lo que va a suceder, podríamos citar por ejemplo la obra de Stefan Shankland, quien es escultor de formación. Él va a instalar en el segundo nivel unas letras, MAC/SAN, y el solo hecho de colocarlas sobre una construcción abandonada ya comienza a darle al lugar un concepto diferente. La gente empezará a preguntarse cosas: ¿qué significa MAC/SAN?, ¿por qué le colocan un letrero a esas ruinas?, ¿qué va suceder allí?. Shankland manipulará el edificio para transformarlo en una escultura, que en realidad estuvo ahí todo el tiempo, aunque nunca nadie se había detenido a mirarla. En definitiva, lo que va a hacer es llamar la atención sobre un espacio con el fin de generar eventos de toda índole sobre él y cuestionar, desde múltiples perspectivas, los límites entre la escultura, la arquitectura y la vida cotidiana.

Candelario: Mi proyecto dentro del MAC/SAN es crear la primera televisión USB de Cuba, un canal televisivo que circula a través de estos soportes electrónicos. ¿Cómo? La MAC/SAN TV se comporta como un virus: tan pronto tú pones la memoria "infestada" en tu máquina, automáticamente la información se guarda en el disco C. Luego se puede borrar de ahí, pero jamás de la memoria flash, incluso formateándola. Su programación se encargará, en primer lugar, de invitar a estudiantes, periodistas, artistas y otros profesionales afines a realizar audiovisuales relacionados con el territorio de San Agustín y con la existencia de un museo de arte contemporáneo en él; y en segundo, por supuesto, de ofrecerles un espacio para su transmisión.

ElMAC/SAN funcionará también como un catalizador para el desarrollo de las pequeñas economías locales. Un ejemplo de esto es el BIOCUB, la propuesta de Erik Göngrich, arquitecto de profesión. Este artista alemán toma como punto de partida la abundancia de árboles de mango que hay en San Agustín. Usando una tecnología creada por la ONG canadiense Malnutrition Matters, Göngrich instalará encima del edificio un túnel donde se pondrán a secar al sol estos mangos, mientras otros secadores más pequeños se ubicarán en siete casas de familias de la comunidad que accedieron a participar en la obra. El producto, embolsado en pequeños paqueticos, es exquisito para consumir con yogurt, té u otras infusiones y se comercializará a 1 cuc en MAC/SAN y en otros espacios de la ciudad relacionados con la Bienal. La propuesta incluye, además, el emplazamiento de una cafetería donde se venderá una infusiónpreparada a base de este mango seco. La venta la llevará a cabo un cuentapropista real con su licencia y con todo, a quien ya hemos contratado. El cuentapropista gana su dinero, mientras a nosotros lo que nos interesa es que él entienda que un proyecto artístico es también un objeto para vender.

Los secadores solares, concebidos por Göngrich como esculturas, fueron diseñados durante su residencia en San Agustín, y su visualidad se nutre, en cierta medida, de la estética de las microbrigadas y el sistema constructivo Girón, predominantes en la zona. Esta suerte de esculturas utilitarias serán donadas por el artista al final del evento para decorar los jardines del vecindario. En sus diferentes formas, incluyen un ventilador pequeño, se alimentan con energía solar y funcionan de manera que lo que pongas dentro se seque. Todo muy saludable y ecológico. Pero, ¿cómo llevar todas esas ideas hasta las viviendas de la comunidad?, ¿cómo desarrollar a partir de la economía, a partir de un interés de salud en la gente, también un interés por el arte?, ¿cómo romper los límites habituales: porque en unos casos estás "hipersaludable" pero no sabes qué cosa es el arte; y en otros, eres un experto en arte pero estás mal de salud debido al estilo de vida que llevas?, ¿por qué no tratar entonces de encontrar el equilibrio, la armonía entre el arte y la vida?

Todo eso va a acontecer en el edificio. Se van a situar también pantallas para proyectar audiovisuales inspirados en las diversas aristas de la vida y la historia de San Agustín. En definitiva, se va a convertir el techo en un centro de encuentro para la gente, mientras delante estará la imagen de Shankland y abajo otras tantas propuestas, entre ellas una escalera de material reciclado que va a conectar ambos niveles del Museo.

¿Y de qué modo los habitantes de San Agustín van a integrarse al MAC/SAN?

Candelario: Bueno, hay varios proyectos, además de los mencionados, que se centran en esta integración.Por ejemplo, un grupo de artistas colombianos van a realizar un mapa etnobotánico que, de hecho, no será confeccionado en el Museo, sino en las casas. O sea, el arte va a tocar a las puertas, los creadores van a trabajar junto con los vecinos. Ese es uno de los ejemplos más expeditos, porque en él es esencial que el arte vaya a la comunidad, y no a la inversa. Otra obra que se acerca mucho a la gente, también de un colombiano, un actor, parte de la danza y el teatro para “invadir” directamente la calle. Propuestas de esta índole van, como digo yo, a "calentar el terreno" para que luego el espacio del museo se convierta en el centro que acumula y concentra los otros eventos.

Los “sanagustinienses”, sin embargo, se integraron al MAC/SANdesde mucho antes, incluso, de lanzarlo a la Bienal, pues cuando nosotros tuvimos la idea hicimos una encuesta en San Agustín donde participaron cerca de mil personas y donde preguntamos qué ellos creían que sería el MAC/SAN y cómo sería. Los resultados obtenidos por esta vía los hemos tenido siempre muy en cuenta a la hora de proyectar nuestro trabajo.

Vamos a hacer además dos concursos. Uno de ellos va dirigido a los estudiantes de periodismo de la Universidad de La Habana y se va a premiar con una laptop al ganador. Cada concursante tiene cinco minutos para explorar el barrio de San Agustín y generar un audiovisual capaz de demostrar un tema específico a partir de una abstracción. Lo que queremos no es que vengan a hablar de los huecos de San Agustín literalmente, sino a través de imágenes como los agujeros negros, por ejemplo. En este caso el jurado seremos nosotros mismos, la gente de LASA.

El otro concurso integra mucho más a la gente de la comunidad como tal, y está dirigido específicamente a los vendedores ambulantes de viandas y vegetales. El premio es un carretón para vender, pero súper high-tech: se convierte en una mesa de jugar dominó, tiene su nevera para agua fría, espacio para conservar la comida caliente, tiene luz y sonido propios... en fin, el sueño de cualquiera de estos cuentapropistas. Pero para poder participar ellos tienen que tener su licencia, tienen que haber pagado los impuestos (queríamos jugar con eso que ellos siempre intentan evadir) y sobre todo haber lavado perfectamente todos sus productos. Deben además responder una serie de preguntas: ¿por qué tú vendes eso?, ¿qué es lo que más te compran?, ¿por qué piensas que eso te lo compran más?, ¿qué nombre le pondrías a tu carretón?, entre otras. El jurado aquí sería la gente del pueblo, a nosotros lo que nos toca es entregar el flamante premio, y con esta acción pretendemos crear una especie de parámetro o patrón en un acto tan cotidiano como la compra-venta de viandas y vegetales, de manera que, por primera vez en la vida la gente encuentre los productos agrícolas limpios. La idea es que esta pequeña acción artística termine siendo todo un suceso en la cocina de los habitantes de la comunidad.

El MAC/SAN va a funcionar durante la Bienal… ¿y después?

Candelario: Continuarlo, eso es algo que todos nosotros queremos lograr, pero primero hay que esperar a que termine la Bienal y luego ver qué se hace.

¿Cómo podría continuar el MAC/SAN si muchas de las propuestas que lo integran parten de personas que no viven en Cuba?

Catherine: El MAC/SAN se hizo, partió del intercambio con gente que no vivía en San Agustín, algunos ni siquiera en Cuba. Entonces, después que se acabe la Bienal seguirá nutriéndose de esos intercambios. Pues como te decía, él está aquí pero es muy abierto, es muy grande, no tiene paredes y tampoco límites. Puede crecer mucho, e integrarse al mundo, desbordando las fronteras, no ya del propio barrio de San Agustín, sino de la geografía nacional.

Para que funcione debe mantenerse esa fluidez de gente entrando y saliendo constantemente...

Candelario: Exacto. Y puede existir sin la Bienal, porque nació sin la Bienal. La cuestión de si sigue o no el MAC/SAN después del próximo mes de mayo, depende más de la fatiga humana que de nuestros deseos. Aspiraciones, deseos e interés hay muchísimos, es solo que las personas que lo dirigimos, Aurélie, yo y ahora Catherine, tengamos la fuerza para seguir llevándolo adelante por mucho tiempo más.



[i] Sistema de elementos prefabricados creado en los años setenta para la construcción masiva de escuelas, hospitales y otras edificaciones sociales. (N. del E.)