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Nuevos designios de un mismo dilema
31October
Artículos

Nuevos designios de un mismo dilema

Desde el pasado 13 de octubre se exhibe en el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño de La Habana Designios del artista visual cubano Orlando Rodríguez Barea. La muestra personal cuenta con la curaduría de Naydi Cardero Sánchez y las palabras del catálogo por el Dr. Jorge Luis Rodríguez Aguilar, las cuales reproducimos gracias a la gentileza de su autor.

Sobre el suelo enlozado de su nuevo estudio y contra una de las paredes aun sin repellar, se alternan, indisciplinadamente, cerca de veinte piezas de mediano formato, algunas otras más, pequeñas, y una treintena mucho más breve de pequeñísimas estampas, de trazos ligeros y cortos, rápidos, atrevidos, que inundan el espacio por completo, no por la cantidad de lo que se presenta sino por su impacto visual…

Hay una diferencia muy grande en lo que es y lo que fue. Hoy el fondo de cada pintura se demarca, insistente, del elemento protagonista. Ya no es llamativo. Ahora tiene una nostalgia muy particular, que levanta a la figura para que discurse sobre los problemas más inmediatos. Pero no solo es un elemento de añoranza y melancolía, sino de exponer todas esas dificultades que nos rodean y nos machacan: es el ambiente, es el medio en el que estamos inmersos y del que, al final, no podemos desprendernos…

Barea parte de su propia obra, la que toma de referencia para construir nuevos caminos en torno a una problemática tan antigua como tan nueva: el hombre, en sus avatares, encuentros y desencuentros. Por eso, aunque cada una de sus pinturas nos muestra la vida presente de sus protagonistas y artilugios, nos la enseña desde la soledad. Cada uno de los colores que emplea, mediante esas terminaciones que da —esos chorreados de fondo, esos trazos tan espontáneos—, realzan la contradicción de la propia existencia, de lo que se puede apreciar y lo que no es. Ese tipo de tratamiento, refuerza el carácter de un discurso marcado por los infortunios y las muchas circunstancias que nos rodean y en las que, siempre, terminamos metidos.

Y ahora, desde la distancia que me impongo, ya no veo solamente al hombre en su sentido genérico, sino también al artista. Es, entonces, un juego en el que la vida ha puesto sus obstáculos y sus trampas. Uno siempre está atrapado en ese mundo, en ese juego, en ese terreno ajeno. Uno se mueve a través de una serie de aparatos, de artefactos, de cosas de las que no podemos escapar ni desprendernos, porque este es el mundo en el que nos ha tocado vivir. Y cuando uno espera salir, te encuentras con un ambiente o con un medio totalmente inhóspito, agreste, horrible, desierto, que no tiene fin. El hombre logra escaparse de todas esas jaulas, de esas esferas, de esa cárcel, para encontrase ¿qué? Nada… Es un ciclo interminable, que Barea simboliza muy bien con una pelotica. Pero, todo vuelve a empezar. Descubres que estás en un escenario muy malo contra ti mismo, muy dañino. A lo mejor, lo que te interesa es seguir en el juego y volver a subir la canal, para volver a estar preso, para volver a escapar y bajar y continuar en ese dilema, así, la vida entera.

Todo eso me llega con solo mirar una de sus pinturas, de figuras alarmantes y fondos más aireados, donde la pincelada es mucho más suelta y experimental. La carga de algunas, con planos degradados en una veladura visible, aporta un contenido visual no solo a la imagen, en tanto espacio tangible, sino desde lo conceptual, al acrecentar lo oscuro, lo dañino, lo nefasto o lo trágico que se cierne sobre los que estamos allí. Y uno se encuentra, sin más escapatoria, a la espera de que esa pelota te dé y pueda liberarte, pueda acabar matándote o pueda hundirte…

Antes, podía notarse la felicidad; al menos, podía intuirse. Las otras series, las primeras, caminaban al encuentro de una posición intermedia, de fe, que buscaban algo que podía ser positivo. Ahora, sin embargo, hay otra realidad donde el hombre ha abierto los ojos, porque la vida no es tan colorida ni tan bella ni tan fácil.

Barea ha logrado captarlo con muy pocos elementos, algunos tridimensionales (hilos, dados, figurines…) con los que nos propone imponernos y avanzar. Lo mismo ocurre con las maquinarias, que son su sello distintivo. Ellas nos revelan la vida del hombre como proyecto, resultado de su propio quehacer, su travesía, su espiritualidad y los nexos de su ser con el habitad al que se expone, las distintas problemáticas en la que se encuentra y sus soluciones.

Hay obras que tienen su propio dilema y son llamativas no porque atraen, sino por lo que transmiten como mensaje. Pueden tener una atmósfera visualmente sucia, intencional (a diferencia de aquellas soluciones limpias del pasado), menos cuidada y atrevida, donde se ven los colores del fondo resultantes de esa mezcla que se hace y que revelan un proceso. Es un proceso de depuración, de transición entre un antes y un después, donde no se deja todo atrás ni se olvida lo que fue —uno nunca llega a negar completamente lo que se hizo—, porque es parte de nuestra vida. Pero hay otras búsquedas mucho más interesantes, que logra mejor en los formatos pequeños, donde Barea es más libre de hacer lo que siente y se cuestiona.

Designios, de Orlando Rodríguez Barea, es una exposición que necesita verse con detenimiento, lentamente, para sumergirse, descubrir e imaginar muchas más cosas de las que hay. Cada una de sus pinturas es un espacio común para el diálogo y, aunque nos parezca que se repiten en estructura, cada una tiene un lenguaje y unos recursos propios, como un elemento simbólico de entrada y de escape, de búsqueda y de pérdida. La experimentación es constante, como también la relación entre lo pequeño y lo grande. Incluso, hacia lo abstracto, donde llega a desaparecer la maquinaria para quedar en el proyecto, en el cuasi boceto. En ellos, vuelve irreconocible la forma, para subvertirla en algo que queda como idea. Hay una evolución donde se busca ampliar la polisemia. Es una obra retrospectiva, que sigue trabajando con el hombre, con la maquinaria, desde lo surreal, porque lo que interesa es decirlo de otra manera, a través del símbolo.

 

Obra de la muestra Designios del artista visual cubano Orlando Rodríguez Barea

 

Obra de la muestra Designios del artista visual cubano Orlando Rodríguez Barea

 

Obra de la muestra Designios del artista visual cubano Orlando Rodríguez Barea

 

Obra de la muestra Designios del artista visual cubano Orlando Rodríguez Barea

 

Obra de la muestra Designios del artista visual cubano Orlando Rodríguez Barea

 

Obra de la muestra Designios del artista visual cubano Orlando Rodríguez Barea

 

Fotos tomadas de redes sociales