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Cuba y el camarógrafo: una notable indagación visual
16December

Cuba y el camarógrafo: una notable indagación visual

Cuba y el camarógrafo representa un notable registro visual, una experiencia que abarca desde la década del 70 hasta el año 2016 y que testimonia el acercamiento de Alpert a Cuba, en los diversos viajes que ha realizado.

Por: Liliana Molina Carbonell

Jon Alpert tiene la sensibilidad de los grandes narradores de historias. Donde otros reporteros solo buscan declaraciones o primicias de relevantes personalidades, él va tras los matices, las perspectivas menos abordadas y el retrato honesto de sus personajes. La fibra que necesita el relato audiovisual no puede subordinarse a lo manido: esa es una de las claves que Alpert domina con maestría y que pone en evidencia con el documental Cuba y el camarógrafo.

Su estreno en la Isla ha sido una de las presentaciones más emotivas durante la 39 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Y sin dudas, también, de las más espontáneas. Por el desenfado y empatía del reconocido director y periodista estadounidense; pero además, por la naturalidad que se advierte en su acercamiento a la realidad cubana y a sus protagonistas.

“Comencé esta película hace 45 años, y los amigos que hice mientras filmaba, empezaron a hablarme sobre Cuba. Desde lo más profundo de mi corazón, quiero agradecerles haber compartido conmigo sus experiencias y sus vidas”, aseguró minutos antes de la proyección en el cine La Rampa.

Cuba y el camarógrafo representa un notable registro visual, una experiencia que abarca desde la década del 70 hasta el año 2016 y que testimonia el acercamiento de Alpert a Cuba, en los diversos viajes que ha realizado. Consciente de que es imposible aprehender un contexto en su totalidad, el realizador —premiado con varios Emmy y nominado a los Óscar— muestra su vínculo con tres familias cubanas y su relación con el Comandante Fidel Castro.

Lo que podía haber sido un audiovisual más sobre el escenario sociopolítico y económico de la Isla, deviene una aproximación fascinante y conmovedora. No solo por el amplio marco temporal y la persistencia del director para volver una y otra vez a los protagonistas; sino además, por el valor exclusivo de muchas de sus imágenes, entre las que destaca el viaje de Fidel a Nueva York para hablar en las Naciones Unidas en 1979, del cual Alpert fue un testigo privilegiado.

Su cámara logra documentar diferentes etapas en el desarrollo del proceso revolucionario cubano. Distanciándose de otros audiovisuales que se ubican en las antípodas, este material refleja subjetividades y contradicciones, a partir de una perspectiva heterogénea que apuesta por esos matices de los que hablábamos al inicio. Así, quedan reflejados tanto los logros en la educación y la salud, el impacto del Período Especial y las crisis migratorias, o la apertura al sector privado en la Isla.    

Cuba y el camarógrafo apela a una construcción plural de nuestra realidad, y ese es uno de sus principales aciertos. Las voces de los sujetos, sus experiencias de vida, definen la dramaturgia de esta propuesta. Y la historia, como sabemos, es resultado de una concatenación de sucesos, en los que esas voces importan, cuentan y reafirman que un país, definitivamente, tiene múltiples rostros.

Alpert ha convertido esas miradas en un innegable ensayo visual. Una especie de declaración sobre el transcurso del tiempo y sus repercusiones en los seres humanos, que sabemos inevitable, pero que aquí se nos muestran con un sentido de reflexión que alcanza categoría artística. Él mismo forma parte de ese proceso que ha llevado a la pantalla, y tal vez ahí esté otro de sus méritos: no aprecia desde la distancia los acontecimientos, sino que indaga y se involucra.

El reportero, en este caso, también aporta a la narración y se integra a ella de manera vital. Más que trazar un hilo conductor, humaniza el relato, sin el prejuicio de revelarnos incluso sus emociones. Él mismo asegura que hizo amigos durante la filmación y varios de ellos estuvieron acompañándolo este miércoles en el cine. Sea entonces este documental, además, un fragmento de la vida de ese joven periodista que llegó a Cuba en un velero hace más de cuatro décadas, para conocer la realidad de este país.

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