Las ferias son lugares mágicos, donde en un mismo espacio podemos alcanzar muchos mundos, todos aquellos que traigan al ruedo los artistas participantes. Somos seres independientes con mentes independientes que piensan diferente, eso hay que entenderlo para todas las esferas de la vida, si no sería muy triste, y reducida esta última. Los creadores son seres libre pensantes –como todos los humanos-, solo que ellos pueden volar un poco más que el resto de los mortales, porque respiran en una dimensión... artística, que se entronca con la mágica, de ahí que puedan convertir los sueños en realidad, a través de la obra de arte... Y emocionarnos con sus ideas materializadas en los más disimiles materiales.
Vea además: ArtBo 2022: Palabras e imágenes se entrelazan
Caminando por la Feria de Arte, ARTBO 2022, en Bogotá, que estos días finales de octubre abrió los ojos a la magia de los creadores, fue fácil advertir por el recorrido la obra de Miler Lagos (Colombia 1973), quien, en el tiempo, con sus objetos escultóricos e intervenciones, que destilan un "olor" siempre original/creativo llama la atención y atrapa por dondequiera que pasa. Aquí no fue una excepción.
Mirando atrás su recorrido artístico, podemos decir que detrás de lo que podría parecer una simple obra, hay una infinidad de conceptos, y, sobre todo, la vida e historia del creador. Más allá de hacer referencia a la energía vital que se produce, y de la relación del ser humano con su entorno y la naturaleza, muy tocado aquí por la gran mayoría de artistas presentes, cada obra transparenta a Miler Lagos. Este inmenso creador de nuestro tiempo, que es noticia y foco de atención por donde pasa, con sus "esculturas", intervenciones y otras obras, nos invita a reconsiderar las propiedades materiales del objeto. Y es muy lógico, haciendo "arqueología", mirando atrás en sus interiores, y en sus inicios, uno encuentra que Miler Lagos ha dedicado casi todo su quehacer creativo a esta forma de trabajo, relacionada íntimamente con la tecnología y la ciencia, base de sus creaciones. La primera aproximación del artista al arte fue por esta vía. Las máquinas como ingeniero, y se abrieron las puertas del arte...de Da Vinci sedujeron a Lagos, pero también la obra plástica del insigne artista italiano, cuyas elucubraciones sobre temas técnicos y científicos, los combinaba armoniosamente al arte con la ciencia para representar, de la mejor manera posible, la materialización de sus ideas.
Lagos comenzó a estudiar la carrera de ingeniería, pero allí no encontró lo que buscaba: la parte creativa, para sus sueños. Sintió cierta frustración, y miró hacia las puertas del arte. Un profesor, antes de entrar a estudiarlo, le comentó, según relata el propio Lagos en una entrevista, que el arte era más amplio que la escultura o la pintura. Hay más medios, el performance, la instalación. Esta palabra lo sedujo y vio que tenía mucho ganado, pues pensó en las instalaciones hidráulicas, eléctricas..., era perfecto esta entrada al arte para él. Desde entonces se le ve por el mundo mostrando esa capacidad de creación que traspasa fronteras, recordando, tal vez al maestro italiano pero en el siglo XXI.
Por eso, en cada importante encuentro de arte, bienal, exposición, feria, su nombre está ligado a la originalidad, a la admiración, al tiempo. Pues sus obras – repletas de ideas, conceptos y recuerdos-, que tienen muchas aristas para hacernos pensar, deslumbran a los espectadores. Cual un potente imán ellos son atrapados.
LOS LAGOS DE MILER
Con varias obras de su serie Lagos, palabra que hace honor a su apellido, el célebre artista, ha dejado huellas creativas en las paredes de varios stands en este ArtBo 2022, entre ellos, el de la galería Espacio Continuo (Bogotá, Colombia). Con esa sabia capacidad de acercar el mundo y su Naturaleza, a través de su prisma mágico, al espectador, en esas intervenciones escultóricas, nos está revelando –arte mediante- su capacidad de comprender la esencia de los materiales que forman su entorno. Ya que con ellas cuestiona la realidad como una construcción artificial, sustentada en la apariencia de las cosas...
En esta serie, que están realizados en vaciado de resina epóxica sobre papel de algodón, que resultan como grandes espejos mágicos donde se vislumbra su creatividad inagotable, el artista hace una mirada nuevamente a la Naturaleza, y algo más. Porque son, como se explica en los textos que acompañan sus piezas, "una reflexión sobre la captura de las cuencas y la apropiación de agua por los privados. En lugar de aguas azules, los lagos están recubiertos por resina negra: En la laguna de Tota existe la leyenda de un monstruo negro que se oculta bajo el agua. Ese "monstruo" negro podría ser el petróleo. Lo cierto es que han hecho mucha exploración sísmica en los alrededores, y me parece bonito cuando los mitos se mezclan con la realidad para dejar de ser solo ficción".
Igual que Lagos, suma la serie de los Ríos como el Cauca. En este caso la resina es roja. "Porque muchas de las historias de violencia y sufrimiento se concentran, como en Tribuga, en donde convergen las riquezas, proyectos de desarrollo o de interés económico". Es que para Miler Lagos el arte es una continuación de la vida. No pueden faltar los aspectos que tocan de cerca la historia de su país. Y convierte su obra, también, en una pantalla donde reflejar aspectos de la vida. Ahí está lo inmenso de su creatividad, que ahora se mueve por esta Feria con su carga de arte, reflexión, magia, trabajo..., que incitan a la mente a participar de esta obra grande.
Miler logra ordenar el mundo que le rodea a su antojo, y crea unas piezas que nos hacen sonar y despertar a un nuevo mundo, mucho mejor al que estamos viviendo. Son ensoñaciones pictórico/escultóricas, de excelente factura y limpieza, en las que despliega situaciones en que la escala redimensiona la relación entre la majestuosidad de la naturaleza y la presencia del hombre, y por qué no, también de la vida.
El destacado creador ha realizado diversos proyectos como artista en residencia en Egipto, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania y en el Museo de Antioquia, en Medellín, Colombia, dejando siempre una estela de miradas, matizadas por signos de admiración y agradecimiento por tanta suma de buen ARTE.
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