Una de las joyas arquitectónicas de Santiago de Cuba combina el arte militar con el paisaje costero.
Todo aquel que arriba a la ciudad de Santiago de Cuba, tanto por aire como por mar, podrá admirar un panorama de singular belleza. Escoltando la entrada de la bahía se levanta majestuosa una de las edificaciones más importantes del Caribe Insular, el Castillo del Morro San Pedro de la Roca. Auténtica construcción, de indiscutible valor artístico, en la cual se combina el arte militar con el paisaje costero.
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El Castillo del Morro, como todos le conocen, es el ejemplo más significativo y completo que ha llegado a nuestros días del sistema de defensa de la entrada de la bahía de Santiago de Cuba. Integrado, además, por la fortaleza La Estrella, el fuerte de La Avanzada, la casamata de Las Comunicaciones, los Fortines I y II y las baterías, alta y baja de La Socapa, todos exponentes de la ingeniería militar de los siglos XVII al XIX.
Un poco de historia
Comenzó a construirse el 26 de julio de1638, durante el gobierno de Pedro de la Roca y Borja. Fue con la llegada a la cuidad del ingeniero militar italiano Juan Bautista Antonelli, tras la orden del Rey de España, con el objetivo de hacerle frente a los continuos ataques de corsarios y piratas ocurridos durante todo el siglo XVI y el primer tercio del XVII. Se escogería para su emplazamiento preferencial, una elevación conocida como el Morro a la entrada de la bahía, que determino su nombre común.
Antonelli, con experiencia ya en construcciones militares abaluartadas, diseña la fortificación adaptándose a la topografía del lugar, con dos baluartes hacia el frente de tierra y cerrada por muros altos hacia el mar.
En su construcción participaron esclavos provenientes de las minas de cobre, indios y soldados de la propia fortaleza. A partir de entonces y hasta el siglo XVIII con la construcción de una nueva plataforma intermedia que le proporcionó un sistema defensivo escalonado y una mayor disponibilidad de artillería y sumando una serie de construcciones complementarias, que aun separadas del cuerpo principal se conectan por escalinatas, caminos y senderos, se conformó el complejo militar que llegó a nuestros días.
En el siglo XIX al desarrollarse la técnica armamentista, el Castillo pasa a ser una fortaleza obsoleta siendo un bastión auxiliar que funcionara como batería secundaria y cárcel por muchos años. Durante las guerras de independencia sus mazmorras sirvieron de prisión a innumerables próceres, hasta que se firma la Ley de Amnistía dictada el 26 de noviembre de 1897 por el Gobernador de la Isla y todos los prisioneros fueron puestos en libertad.
Durante el desarrollo de la guerra Hispano - Cubano - Norteamericana en 1898, se mejoran las defensas costeras de la bahía y con ellas la vieja artillería del Castillo del Morro. Pero, como todos conocen, la guerra dio un giro inesperado y la Fortaleza fue entregada por los españoles, el 17 de julio, a las tropas norteamericanas, dando inicio a un periodo de ocupación norteamericana hasta el 24 de enero de 1904.
Durante las dos primeras décadas del siglo XX el Castillo del Morro estuvo en manos de la artillería cubana, y luego quedó completamente abandonado. En la década del 40 se comienzan los esfuerzos para su conservación y en 1951 se logra tener un proyecto de restauración. La comisión técnica estuvo dirigida por el Dr. Francisco Prat Puig, que no logra materializar el mismo hasta después de 1959, con el triunfo de la Revolución, comenzando al fin estas labores alrededor del año 1962.
Sus valores patrimoniales
Se convierte en institución cultural y se inaugura como Museo de la Piratería, el 23 de julio de 1978, con una exposición permanente dedicada a la piratería clásica y contemporánea. El 25 de diciembre de 1979 fue declarado Monumento Nacional por la Comisión Nacional de Monumentos del Ministerio de Cultura.
Este sitio, considerado un conjunto de extraordinaria belleza, integra la historia y la arquitectura, fundamentada en el renacimiento militar italiano, que se adapta de forma inteligente a las condiciones del paisaje caribeño. Mantiene un estrecho vínculo con la naturaleza, resaltada por la exuberante vegetación, las irregularidades del terreno y de la bahía santiaguera. Fue incluido por la UNESCO, junto a las obras defensivas que le son asociadas, en la Lista del Patrimonio Mundial, el 7 de diciembre de 1997, alcanzando así el escalón más alto de las categorías patrimoniales.
A partir de ese momento, comienza a verse toda el área en su conjunto, de forma integral como el Sitio Castillo del Morro, se recupera el Cayo Granma, el club Ciudamar y la Estrella. La exposición permanente de la Fortaleza se trasforma y amplía a 23 salas, que incluyen nuevas temáticas. Se populariza entre los visitantes nacionales y extranjeros la visita al lugar y la espera de la “Ceremonia a la Puesta de Sol”, donde se ve arriar la bandera cubana por jóvenes, mambises de nuestro tiempo y todos se emocionan con el disparo de un antiguo cañón que se produce justo cuando el astro Rey se esconde.
La visita al paisaje fortificado del Sitio Castillo del Morro y su área de protección, nos permite aprender más sobre su cronología y trascendencia. A la vez nos invita a recorrer y disfrutar de un amplio espectro de perspectivas donde las montañas de la Sierra Maestra, el mar Caribe y el litoral de la bahía santiaguera se hacen cómplices de un panorama inolvidable.
En portada: El Castillo del Morro visto desde la Socapa
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