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El cuadro que sobrevivió a las llamas
27March
Artículos

El cuadro que sobrevivió a las llamas

La Biblia cuenta que un día Satán desafió la fe de Job, y el santo no pudo romperla. Guido Reni pinta esta escena con el protagonista de esta historia viviendo su triunfo, mientras que bajo su túnica azul grisácea y su capa rojiza un cúmulo de personas le hacen preciosos regalos para felicitarle por su victoria. Extiende la mano para recibirlos, y su aureola dorada brilla más que nunca. El humo no pudo con ella, el fuego no llegó a tocar las manos del santo que, traído desde Nôtre Dame, podrá verse en el Museo Nacional del Prado del 28 de marzo al 9 de julio.

El 15 de abril del año 2019, una chispa frenó las labores de restauración de una de las obras más importantes de la arquitectura Gótica. Su aguja se desprendió entre las llamas del incendio que sacudió las noticias internacionales aquel Lunes Santo. El tejado se convirtió en cenizas y en el interior, “El Triunfo de Job” resistía al calor anaranjado de la terrible hoguera. Han pasado cuatro años desde que se pudo ver la expresividad de los rostros de ese cuadro. Hace cuatro años desde que la Catedral no abre sus puertas y, ahora, a punto de terminarse su reparación-la apertura está prevista para el año 2024-cede una obra monumental (415 x 265 cm) a las salas del museo madrileño, haciendo ver que no todo estaba perdido.

 

 

Es la primera vez que vuelve a ser expuesta la obra, y lo hace en una exhibición sobre el arte de Gino Reni. El artista la pintó en plena madurez, en el año 1636. Fue encargada por los artesanos de la seda de Bolonia para su capilla de Santa María dei Mendicanti, y ahora es David García Cueto, jefe del Departamento de Pintura italiana y francesa hasta 1800, quien se encarga de comisariar la muestra en la que podrá ser admirada. Esta presentación también se ha podido organizar con el patrocinio de la Fundación BBVA.

El cuadro es un claro reflejo del arte de Reni y en su habilidad para contar las historias de la vida de los santos en sus obras. Una monumentalidad hagiográfica que da importancia a todos sus componentes sin que ningún rostro sea secundario y que aun así evita restar protagonismo al personaje principal.

No hay nada que pase desapercibido, ni las pinceladas ni la historia que se esconde detrás de su marco dorado. Para descubrirla, solo hay que cruzar una puerta y, el viaje en avión que antes había que hacer para poder visitarla se ha convertido en un par de paradas de metro para los madrileños. El Museo del Prado les espera.

Fotografía de portada: “El Triunfo de Job”, Museo Nacional del Prado