¿Cómo terminan las figuras mitológicas de una artista contemporánea de origen indio en el Museo Thorvaldsen, dialogando con los héroes y dioses en mármol del mejor escultor de la historia de Dinamarca? Es Copenhague, no os asombréis de nada.
Hasta el 8 de marzo de 2026, ante –y entre- las magníficas esculturas neoclásicas de Bertel Thorvaldsen (1770-1844) se han instalado estos extraños personajes de Bharti Kher (Londres, 1969), que reflejan “un mundo global en constante movimiento, donde todo está conectado en un ciclo de transformación continua”.
La mayor exposición del Museo hasta la fecha hace un repaso por la extensa obra de la británica, que “desafía nuestras percepciones convencionales del cuerpo, el género, la identidad y la cultura”. Con una diversidad de materiales y recurriendo a diversas mitologías de todo el mundo, las esculturas de Kher abordan temas como la identidad, la memoria, la transformación y el cuerpo.
Con siglos de diferencia, a Kher y Thorvaldsen le han inspirado los mismos poemas (Las Metamorfosis) de Ovidio (43 a. C.-17 d. C.), en los que el romano describe la capacidad de transmutación de los personajes mitológicos. En sus versos –al igual que en la mitología grecorromana-, la identidad no es un estado fijo y “la transformación suele ser el resultado del colapso: cuando algo se disuelve o se destruye, algo nuevo puede surgir y tomar forma”.
La muestra es ya desde fuera del edificio una provocación a las convenciones históricas y artísticas. Ante el frontón (de influencia griega clásica) encontramos un colosal “Djinn” (genio o ser sobrenatural tomado de la mitología árabe e islámica), una suerte de “dios sol” formado por un cuerpo amorfo coronado por una mano de plátanos.
Imposible no detenerse, sacar la cámara y preguntarse, ¿de qué va esto? Dentro, los desafíos continúan…
Un Jesús con los brazos abiertos comparte espacio con la diosa hindú Chinnamasta (And all the while the benevolent slept, 2008). La obra es una representación grotesca e híbrida de la diosa, que aparece con la cabeza reemplazada por una maraña de cables de cobre, mientras sostiene una taza de té y el cráneo de un simio; de todas, esta es quizás la más enigmática y de mayor carga simbólica. Ahora sabemos que su presencia es sinónimo tanto de muerte, temporalidad y destrucción como de la vida y la inmortalidad.
Ante Venus desnuda (Ghost, 2024), una de sus mujeres cubiertas por saris, la típica y colorida prenda que llevan las indias; en este caso ha sido sumergido en resina para congelarse en el tiempo y crear “una sensación de estar presente y ausente al mismo tiempo, o de un fantasma”; también hay saris en su particular homenaje a Benazir Bhutto, la primera mujer que ocupó el cargo de primer ministro de un país musulmán (Pakistán), asesinada en 2007.
Incluso, e inspirado por el “principio de cambio” del dadaísmo, hay un cuenco con 100 mil granos de arroz (Sing to them that will listen, 2008) con palabras escritas a mano extraídas de las páginas de anuncios de un periódico.
Abundan también sus “Intermediarios", figuras o presencias que existen en el espacio entre mundos, identidades, culturas y estados (como la verdad y la realidad). Kher utiliza estas figuras para explorar la idea de un "intermediario" o un médium, “reflejando su propia experiencia de sentirse forastera, tanto en el Reino Unido, donde creció, como en la India, donde más tarde se mudó”.
El más grande de ellos (4,8 metros de altura) y la mayor de toda su producción (La familia Intermediaria, 2018) preside el patio interior del museo; otro le roba el protagonismo al hermoso príncipe troyano Ganimedes, que ofrece una copa a Júpiter convertido en águila… quizás momentos antes de raptarlo y llevarlo al Olimpo.
“Mitologías” es la primera exposición individual de Bharti Kher en Dinamarca. Con una trayectoria de casi 30 años, es reconocida por su arte poético y comprometido políticamente a través de la pintura, la escultura e instalaciones. Ha expuesto anteriormente en importantes instituciones de todo el mundo como el Museo Británico o el Centro Pompidou de París.
Bertel Thorvaldsen es el artista danés de mayor reconocimiento internacional y una figura destacada del neoclasicismo europeo. Ingresó en la Academia de Bellas Artes de Copenhague con tan solo once años. Más tarde, obtuvo una beca para perfeccionar su técnica en Roma, ciudad en la que finalmente pasó cuarenta años y en la que se convirtió en uno de los artistas más conocidos y solicitados de Europa, llegando a crear obras para el Papa, y hasta el mismísimo Napoleón.
A su regresó a su país natal, en 1838, lo recibieron como una superestrella de fama mundial. El museo que lleva su nombre fue el primero de Dinamarca y se inauguró en 1848 en un hermoso edificio de la isla Slotsholmen, en el centro de Copenhague.


Fotos: @yricardopupo




