Madrid y las vanguardias artísticas
Hay ciudades que se llevan, probablemente muy merecidamente, la medalla en cuanto a prestigio innovador en el arte. Citemos tan solo un par de nombres: París y Nueva York. Pero Madrid, capital del Reino de España desde mediados del siglo XVI, merece un puesto de honor en ese olímpico pódium artístico, como vamos a ver a propósito de la exposición que suscita este artículo, visitable en el Centro Cultural de La Vaguada todo este mes de noviembre y, por fortuna, ulteriormente en otras ciudades y países del universo mundo.
Desde el alborear de la madrileña Corte, el arte tuvo gran protagonismo. Los gustos artísticos de Felipe II, tildados de extravagantes, permitieron acumular importante, en calidad y número, obra de, por ejemplo, el genial pintor flamenco El Bosco. El faraónico proyecto del Escorial atrajo a España artistas punteros de diferentes nacionalidades (entre otros, y en parte al menos, al Greco), del mismo modo que, Arias Montano mediante, enriqueció de libros, cartapacios, incunables y manuscritos de todos los saberes la magnífica biblioteca escurialense.
Pero la apoteosis llegaría con el cuarto Felipe, rey adicto, como su esposa Isabel, la primera Borbón que, consorte, reinó en España. Velázquez, y no solo él, toda un corte de grandes maestros, del retrato al bodegón, dentro de la Corte hicieron de Madrid epicentro del glamur, del art y de la cultura.
Episodios rocambolescos, dignos de la mejor novela histórica, como los servicios prestados por Rubens al hispano imperio en calidad de espía de lujo, contribuyeron a enriquecer unas colecciones reales que hoy conforman la pinacoteca más destacada del mundo en el Prado y en otros espacios.
Saltando en el tiempo, no nos detendremos en otro hito, el genial Goya, universalmente conocido y reconocido, y nos plantamos en el siglo XX. Todos iban a París, pero de dónde venían, dónde se habían formado y forjado. El Prado fue y sigue siendo la mejor facultad de Arte (y no solo para artistas españoles). Picasso hizo su Prado y no digamos Dalí, al que tenían que sacar casi a la fuerza para hacer las locas escapadas de fin de semana a Toledo, con la Orden vanguardista comandada por Luis Buñuel, refundando el surrealismo antes de ser expulsado del mismo por ser eso: verdaderamente surrealista. Ramón, Gómez de la Serna, desde su chaflán en la calle Velázquez avizoraba y diseñaba vanguardias, que luego coleccionaba en su galería del café Pombo. El cubismo, que crearon en París los españoles Gris y Picasso, lo reelaboraba en España el maestro Vázquez Díaz y Solana era al arte lo que el esperpento de Valle a la Literatura: vanguardia.
El Paso iberizó el expresionismo abstracto de Jackson Pollock y de él se nutrió básicamente la colección de abstracción española del mecenas filipino Zóbel, que generó el celebérrimo Museo conquense de las Casas Colgadas y lo que se llegó a llamar “Escuela de Cuenca”.
Pero surrealismo y figuración innovadora tienen un nombre propio, el del gran Benjamín Palencia, con su gran creación, la Escuela de Vallecas, que en al menos tres oleadas ha marcado el realismo español a lo largo del siglo XX, con personalidades vinculadas tan influyentes como el manchego Antonio López y gran protagonismo de excelentes mujeres pintoras.
Madrid, pues, capital de las vanguardias, con un eje pletórico el Prado, que incluye el egregio museo de ese nombre y varios espacios más de primer nivel hasta abocar al Centro nacional de Arte Reina Sofía (CARS).
Y así hasta este siglo XXI, en que un artista explorador, Jesús Alcolea, creador de los internacionalmente conocidos DIMINUTOS ha decidido compartirlos e irradiarlos a las principales estéticas, a través de cuatro artistas fraternalmente unidos en la búsqueda de nuevos formatos y tendencias. Sí, en y desde Madrid.
La soledad del artista: unas pinceladas de historia
La pintura no ha dejado de evolucionar desde que en las cortes patricias, nobiliarias y episcopales, primera y principalmente las italianas, el artesano medieval obtuvo pleno reconocimiento autoral, consagrando la firma como garantía de autenticidad y reconocimiento, y en los casos de mayor excelencia, salvoconducto hacia la Gloria. Surgieron así, para atender una creciente demanda y también para asegurar la transmisión de un arte propio, los talleres. El de Rafael en Roma, el de El Greco en Toledo, tantos otros. El artista empezó a ser cortejado y hasta reverenciado por los príncipes. Y en algunos casos, él mismo se convirtió en príncipe, emulando en los salones de su casa el fasto de las fiestas y tertulias que vivido había en casa de los mecenas.
El pintor en el XIX experimenta un cierto proceso de bohemio individualismo, en el aislamiento de su estudio en la buhardilla. Da igual que cultive la pintura a plein air: está solo, acompañado de su caballete y de lo que registran sus ojos.
Aunque pintores hubo también que gustaron de reproducir el esplendor renacentista: el gran Fortuny en su gótico palacio de Sitges o el lujoso salón-estudio del Pasaje Alhambra de Madrid, donde deslumbró a la Corte el gran Sorolla y después Chicharro concitaba a pintores de diferentes generaciones.
Surgen por entonces los movimientos o escuelas, grupos que comparten la afinidad de una estética. Ha habido entremedias un proceso de impregnación cultural y estética. El sueño de un falansterio de artistas, que Van Gogh ensayó sin demasiado éxito, la cadena de ismos que ya no cesará hasta nuestros días, extremada por la cascada de vanguardias: impresionismo, modernismo, prerrafaelismo, expresionismo, cubismo, abstracción, dadá, surrealismo, informalismo, postmodernidad, nueva figuración, pop, etc. Las Escuelas de Vallecas, que marcan todo el siglo XX en lo tocante a vanguardia figurativa española, con Benjamín Palencia como gran gurú, aúna a escritores y poetas con pintores y escultores en ese culto a la Naturaleza que la Institución Libre y la Residencia de Estudiantes postularon y pusieron de moda. Hay brillantes registros de Alberti y otros sobre aquellos paseos por los rodaderos y acantilados de Toledo en torno al gran escultor Alberto.
Los nuevos métodos de diseño, reproducción y difusión digitales, recientes y actuales, no dejan de aumentar, paradójicamente, la soledad del artista plástico.
Y alguien ha dado, está dando el paso. Un salto sin red, ¿qué es el arte, verdaderamente, sino riesgo, aventura? Un paso en verdad novedoso e innovador, totalmente inesperado. Y lo acaba de dar, lo está dando un pintor español y madrileño. Jesús Alcolea, embarcado en esa insólita experiencia de arte en grupo o asociación denominada Núkleo5.
Jesús Alcolea (Madrid, 1970) es un artista multidisciplinar español cuya trayectoria se ha consolidado a lo largo de más de dos décadas de investigación creativa y evolución técnica. Comenzó su camino artístico en el año 2000, desarrollando desde el inicio una identidad plástica propia marcada por la experimentación, la mezcla de materiales y el interés por construir narrativas visuales con fuerte carga simbólica.
Alcolea ha explorado distintas técnicas y disciplinas hasta establecer un lenguaje personal, generando obras donde la fuerza conceptual dialoga con la sensibilidad estética. Su proceso creativo ha estado siempre vinculado a la investigación, a la observación social y a la exploración emocional, incorporando a su obra un pensamiento crítico y humanista.
A lo largo de su carrera ha realizado más de sesenta exposiciones nacionales e internacionales en tres continentes, exhibiendo su obra en España, México, Colombia, China y otros países. Sus trabajos forman parte de museos y colecciones privadas internacionales, y su trayectoria ha sido reconocida con premios nacionales e internacionales de artes plásticas que avalan su aportación al panorama artístico contemporáneo.
En su evolución profesional ha mantenido siempre una firme voluntad de innovación, diálogo cultural y conexión directa con el público. Su capacidad para generar universos narrativos propios, así como para integrar emoción, técnica y pensamiento, ha consolidado su posición como un creador con visión propia dentro de su generación.
Actualmente, continúa desarrollando su obra en el ámbito internacional y promoviendo proyectos de colaboración artística de alto impacto cultural, entre ellos NuKLeo5, iniciativa que impulsa como plataforma para expandir nuevas formas de creación y relación entre artistas y públicos.

Los DIMINUTOS
La serie de los DIMINUTOS es una alegoría de la humanidad, concebida como el conjunto, en paz y comunión, de hombres y mujeres. En palabras de su creador: “La pictórica ficción de un nuevo universo paralelo al nuestro, cuya realización y síntesis parte de la creación de una nueva dimensión, conceptual e imaginaria. Un universo habitado por minúsculos seres. Una humanidad oculta a la vista de todos nosotros, en constante exploración de lo fantástico y lo desconocido. Seres dotados de una fuerza colosal, custodios de los más asombrosos secretos y guardianes de la fuerza que mueve el mundo, las canicas. Capaces de hacer posible lo imposible con sus buenos deseos… Los Diminutos.”
Estas obras recrean las aventuras y desventuras de los pequeños avatares. Ellos son la forma de expresarse del artista, de transmitir sus inquietudes, sus reflexiones, rendir homenaje o lanzar un mensaje concreto.
Son obras invitan a reflexionar sobre el estado actual de la humanidad y proponen instantáneas, un esquema de realidad desde la convicción de que solo todos unidos, organizados en paz y comunión, podríamos llegar a lograr lo inimaginable, como ellos.
Son, en definitiva, diminutos narradores de grandes historias a través de pequeños relatos.
NuKLeo5
NuKLeo5 es un proyecto artístico internacional concebido y dirigido por Jesús Alcolea, que propone un modelo creativo inédito basado en la convergencia de universos plásticos, narrativos y emocionales. Lejos de las exposiciones colectivas tradicionales, NuKLeo5 construye un territorio común donde distintos lenguajes artísticos coexisten y se transforman a través de una intervención conceptual única: la presencia de Los Diminutos, seres simbólicos creados por Alcolea que actúan como vínculo, catalizador y puente narrativo entre los mundos de cada artista.
En un saludable contagio estético y conceptual, Alcolea ha inoculado sus Diminutos a otros discursos plásticos, vertebrando un eje creativo que trasciende el aislamiento del artista en su mansarda y explora nuevas posibilidades y experiencias creativas.
El proyecto reúne a cinco artistas de acusada personalidad, cada uno con un estilo radicalmente diferenciado —pintura luminosa, música pintada, realismo poético, abstracción tecnológica y universo simbólico— que, sin abandonar su identidad, dialogan entre sí desde la complementariedad, la experimentación y el respeto mutuo.
A través de este diálogo, NuKLeo5 genera nuevas lecturas visuales y emocionales, donde la individualidad creativa convive con una narrativa conjunta, creando lo que Alcolea define como universos compartidos.
Su carácter innovador reside en la creación de un espacio híbrido entre autoría original e intervención simbólica, donde cada obra se expande y adquiere nuevos significados sin perder su esencia. El resultado es un territorio artístico vivo, en constante transformación, que invita al espectador a participar en un viaje conceptual a través de distintos lenguajes visuales conectados por un hilo común: la humanidad, la emoción y la capacidad colectiva de transformación.
NuKLeo5 nace en Madrid con vocación internacional, proponiéndose como plataforma cultural en expansión con futuras presentaciones en Europa, América y Asia. Su misión es abrir una nueva vía dentro del arte contemporáneo, demostrando que la colaboración, la confianza creativa y la fusión narrativa pueden originar nuevas formas de comprender y habitar la creación artística.
Los integrantes de NuKLeo5 son:
Jesús Alcolea (España)
Director del proyecto y creador de Los Diminutos.
Artista multidisciplinar cuya obra se centra en la metáfora humana y los universos paralelos, donde pequeños seres simbolizan los valores puros que mueven el mundo.
Juan Carlos Santoscoy (México)
“El pintor de la luz”
Maestro de la pintura luminosa y la técnica hilo-tinta.
Su obra fusiona energía, espiritualidad e innovación técnica, generando espacios emocionales cargados de simbolismo y movimiento.
Valeriano Cortázar (España)
“El pintor de la música pintada”
Su lenguaje traduce la música en color, ritmo, composición y vibración visual. En su universo, la melodía se hace imagen y la armonía construye estructura y emoción.
Ricardo Renedo (España)
“El guardián del realismo poético”
Pintor de la memoria, los objetos y la nostalgia. Su obra rescata lo auténtico, lo emocional y lo olvidado, devolviendo valor artístico y humano a lo cotidiano.
Kastro (España)
“Pionero del arte industrial y tecnológico”
Creador de universos híbridos donde materia, tecnología, tridimensionalidad y lenguaje industrial conviven. Su trabajo explora el futuro, la estructura y lo digital desde una visión escultórico-pictórica.
NuKLeo5 permanecerá abierta hasta el 1 de diciembre en el Centro Cultural La Vaguada, de Madrid. A continuación y hasta después de Navidad, se traslada al Museo Cromática, un singular espacio expositivo de Toledo. Y en 2026 girará en una ambiciosa tournée por seis ciudades chinas, saltando a Tokyo a renglón seguido. En estudio, una ulterior itinerancia USA. El arco se completará en 2028 con una amplia gira europea, en el marco del proyecto “Los orígenes de Europa”.




