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El imaginario de las nuevas Romerías de Mayo
20April

El imaginario de las nuevas Romerías de Mayo

Romerías de Mayo

Hay causalidades en la espiral de desarrollo de cómo un encuentro provincial regional de jóvenes artistas devino en Festival Internacional de Juventudes Artísticas y Promotores Culturales que aspira en cada edición a ser un festival mundial en una ciudad de provincia, a setecientos kilómetros de La Habana.

En nuestro prisma, hablo de más de una decena de artistas y promotores, en los que primaba el deseo de respetar la iconografía religiosa del 3 de mayo, pero en la decisión de descontextualizarla y convertir nuestra propuesta en un homenaje perenne a la fiesta pagana y popular. Los nuevos símbolos que se crearon en sesiones colectivas de trabajo, y la clasificación del evento por días, del dos al ocho de mayo, fueron acompañados por la búsqueda en la geografía de la Isla de cuanto proyecto artístico pudiera respaldarlo, gracias al apoyo y reconocimiento de la presidencia nacional de la Asociación Hermanos Saíz. El Hacha de Holguín es el mejor ejemplo de estas apropiaciones: en una sesión de trabajo del Consejo, decidimos su realización en papel maché sobre estructura de alambrón, ocho metros de largo por cuatro de ancho, para ser colocada a la misma altura que la cruz, como símbolo de resistencia cultural.

En la intención de singularizarse respecto al Día de la Cruz, las nuevas Romerías adelantan un día a la tradición, con un amplio programa de actividades culturales para dar la bienvenida a los delegados.

El primer día es el Concierto de la Tradición, a cargo del Teatro Lírico Rodrigo Prats, con zarzuela española y cubana. Desde allí salen los coches tirados por caballos y las banderas de los países participantes, con una representación de las delegaciones, para la Cabalgata por la Avenida de los Libertadores. Los participantes rinden homenaje a los próceres de la Independencia Americana.

La caravana llega al Bosque de los Héroes siempre sobre la medianoche, y coloca la última ofrenda floral frente a la urna funeraria donde reposan los restos de Calixto García Íñiguez, el Mayor General de las tres guerras.

El desfile inaugural el 3 de mayo, desde la zona moderna hasta el centro histórico, fue concebido para que la población pueda dar la bienvenida a los artistas y delegados participantes, por lo que se utilizan coches tirados por caballos, autos convertibles, ómnibus de dos pisos de uso turístico y rastras con planchas donde sean visibles grupos humanos y compañías artísticas. Sucede desde el monumento al Che Guevara hasta el edificio La Periquera, Monumento Nacional, en sentido inverso a la caravana de coches de la madrugada. Frente a la presidencia que espera en el Edificio de La Periquera, se realizan paradas de saludo y actuaciones de los artistas invitados.

La salida de la enseña patria y el Hacha de Holguín son el anticlímax del gran final del espectáculo inaugural, cuando una bandera gigante sale en manos de los presidentes de la AHS de las provincias del país, escoltada por el Hacha. Ambos símbolos salen de interior del edificio, tras abrirse los históricos portones de La Periquera, donde figuran sus dos aldabones.

Cuando el Hacha llega a la cima, debe quedar durante la semana superpuesta sobre el Torreón, para presidir los festejos, y se convierte en motivo de atracción turística.

El Himno de la alegría, o Novena sinfonía de Beethoven se canta desde los balcones del Museo La Periquera o Casa Consistorial el día de la apertura, y se reitera en diversas versiones —desde la clásica hasta la popular— hasta el mismo acto de clausura en cada evento del Festival, para abrir o cerrar cada sesión.

La dedicatoria de tres días para la tradición y tres días para la modernidad o contemporaneidad caracteriza y determina la inclusión de las acciones en el programa. Los días dos, tres y cuatro de mayo son para homenajear a los padres fundadores del arte y la cultura y referir el papel de las tradiciones de la cultura popular tradicional y del arte en general. Los días seis, siete y ocho identifican el paso a lo que se ha dado en llamar modernidad o contemporaneidad, que la incluye, y es para destacar las propuestas más actuales y transgresoras.

El Día Tránsito siempre es el 5 de mayo, cuando se suceden exposiciones, presentaciones de libros, obras artísticas de padres a hijos, o explícitamente de una generación artística a otra. Igual se celebra una gala en el parque Calixto García para ilustrar la transición a la modernidad y por ende a la contemporaneidad.

La clausura del festival ocurre en la zona moderna de la ciudad, el día 7 para el 8 de mayo. Es cuando se iza a mano el Hacha aborigen por la multitud congregada en la ceremonia, con una soga gigante y una roldana, por la rampa del edificio moderno más alto de la ciudad, frente al Cerro de la Cruz, como paradigma que revindica la cultura aborigen de la zona.

Le antecede la siembra del árbol con tierra de los países participantes. El acto se realiza previo al izaje, rodeado de las banderas de todas las delegaciones, en el área delantera de los más altos edificios de la ciudad.

El sistema de eventos dentro del Festival abarca diversas manifestaciones artísticas para la invasión de más de quince espacios públicos, ubicados en las plazas y parques de la Ciudad de los Parques: Congreso y Premio Memoria Nuestra; Babel de artes plásticas; Palabras Compartidas, en literatura; La Cámara Azul, en audiovisuales; Danza en Paisajes Urbanos; Teatro Callejero en plazas y parques; Rockmerías; Encuentro de la cultura Hip Hop; Electro-Romerías; Trova en la Casa de la Trova; Lectura de poesía y canciones en El Angelote; Fiesta de los Abrazos, por los estudiantes extranjeros; Foto-fest para la fotografía aficionada; Raíces, con grupos portadores y reproductores de la cultura popular; Videncias, para los instructores de arte de la Brigada José Martí; grandes conciertos y bailables; y las Bloguerías de Mayo.

El texto de la convocatoria de las Romerías de Mayo mantiene el principio de que «la Asociación Hermanos Saíz, de jóvenes artistas y promotores culturales convoca desde Holguín…». Define las Romerías «como una fiesta participativa de las distintas manifestaciones del arte y la cultura en función de los códigos de tradición y modernidad». Y añade que en esta fiesta tienen cabida «el debate sobre la universalidad de nuestras culturas, el homenaje a los padres fundadores, y los ejercicios más experimentales y de vanguardia».