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Marilyn: flashbacks de una historia real
12December

Marilyn: flashbacks de una historia real

Para aquellos que recuerdan con agrado y respeto el clásico western gay Secreto en la montaña, de Ang Lee, de seguro les será aliciente para recibir a Marilyn, ópera prima del realizador argentino Martín Rodríguez Redondo que estará presentándose durante esta 40 edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

Se trata de un filme que desde su estreno en la sección Panorama del Festival de Berlín 2018, ha tenido un recorrido exitoso, pues antes de llegar a La Habana estuvo en el Festival Mix de Milán, en Horizontes Latinos, fue selección del Foro de Coproducción Zinemaldia 2014, y premio de distribuidores y exhibidores europeos Cine en Construcción Toulouse 2017.

Es una película para romper barreras de pensamiento, para hablar sobre la discriminación y la intolerancia hacia la diversidad sexual, pero fundamentalmente sobre la vida interior de los jóvenes y el sufrimiento al que pueden estar sometidos tras la aceptación de su identidad sexual.

En diálogo con su director y guionista Martín Rodríguez, quien visita La Habana con esta primera propuesta de peso en el cine, conocimos sobre sus motivos para iniciarse en el mundo de los largometrajes con una historia como esta:

Marilyn está inspirada en un hecho real que conocí a partir de la noticia de un diario de la crónica roja policial y me interesó en principio el titular, que decía algo como “un adolescente mató a su madre y su hermano en un contexto rural”, no decía los motivos, así que me interesó saber qué había detrás de esa historia y qué había sucedido en ese entorno familiar y social.

Al poco tiempo salió en la prensa que el chico había declarado haberlos matado porque no habían aceptado su homosexualidad, y en los medios se armó cierta polémica en torno a él y al momento que se vivía, pues este suceso fue en 2009 cuando Argentina estaba entrando en el debate por el matrimonio igualitario que se aprobaría en 2010.

Entonces el caso de Marilyn ―o de Marcelo como se llamaba en ese momento― venía como a confirmar ciertos prejuicios que históricamente están arraigados contra la comunidad LGBTI que era como la imagen de “perversos, enfermos, asesinos” y esta historia era como una prueba, eso me animó a investigar qué había detrás de este crimen, a saber el contexto en el que había sucedido para entender y no simplificar la historia.

¿Cómo fue ese proceso entonces?

Fui a la cárcel y en ese momento todavía era varón, en 2010 (luego hizo el proceso de cambio de identidad y hoy es una chica transgénero) y la entrevisté varias veces. Ella me dio un diario íntimo donde contaba su historia desde su infancia hasta el asesinato. A partir de esos materiales y de ir al pueblo y conocer otras personas vinculadas a la historia real es que empecé a escribir el guion que luego en 2015 ganó el Premio de Ópera Prima del INCAA con el cual conseguimos financiamiento que se completó tras una coproducción con Chile.

En el filme todo el elenco es argentino, excepto los chilenos Catalina Saavedra y Andrew Bargsted. Catalina, actriz muy famosa de su país, encarna el papel de la madre y Bargsted interpreta el personaje del novio.

El proceso de investigación del mi película fue bastante largo, quizás unos tres años desde el 2010 al 2013 y partió de esas entrevistas con Marilyn y los viajes al pueblo. También leí mucho sobre casos similares de violencia a la que estaban sometidas las chicas trans, además de estudios de psicoanálisis sobre personas que cometen crímenes, eso que en términos psicoanalíticos es llamado “pasaje al acto”, o sea, algo inesperado que no puedes explicar desde una construcción de causa-consecuencia, sino que hay algo de lo fortuito y de lo irracional que surge en ese momento y que no entra en una lógica exacta.

 

Marilyn. Tomada de www.fotogramas.es

 

¿Querías entender el suceso y los móviles de Marilyn?

A mí me interesaba el no justificar el crimen, lo más importante en mi película era entender el contexto de esta historia y de este chico pero sin condenarlo ni justificarlo. Y tampoco hice una reconstrucción de los hechos, la película está inspirada en la historia y los hechos son exactamente los mismos, pero tienen otro orden y otros matices, hay cosas que están bajadas de intensidad y otras están subidas pero en esencia los hechos tienen algo de versión. Por ejemplo, el padre no murió de la misma forma, el crimen no sucede exactamente así, etcétera.

La escena del carnaval de travestis es el único momento real de la historia, ¿Cómo fue?

El carnaval en efecto es una escena real, documental, solo insertamos al actor dentro del contexto, sobre todo por la idea de que no era factible hacer una reconstrucción artística de ese evento. Así que estuve yendo varias veces, desde 2010 hasta 2016, y luego en 2017 filmamos. Asistía para ver qué sucedía, cómo era la lógica, yo notaba que había como una especie de aceptación de las personas trans en ese contexto (vestidas de carnaval, medio festivas).

Pero también había algo medio burlón, una idea como de raros, de tomarse fotos con las travestis como algo divertido que no es una idea de aceptación real. Luego, al conversar con estas muchachas, me decían que el carnaval son los únicos días del año donde son realmente aceptadas, y después vuelve todo a la normalidad, a la misma hostilidad de siempre.

De hecho una de las primeras ideas fue grabar en el pueblo real, que conocía porque antes había hecho un cortometraje a solo diez kilómetros, y a pesar de que teníamos acceso desde la producción a ese pueblo decidimos no hacerlo por la complejidad. Primero por una cuestión de logística, pues no era práctico llegar a ese pueblo, y segundo por enfrentarnos constantemente a la mirada de sus moradores, que conocían la historia real de Marilyn porque había sucedido en ese pueblo.

¿Cómo fue el trabajo con el protagonista?

Fue un casting muy largo, estuvimos casi un año buscando al actor que interpretara a Marilyn, hasta que conocimos a Walter Rodríguez, de 18 años, quien no tenía experiencia previa en nada relacionado con el cine. Al principio yo quería que el actor fuera un campesino que trabajara en la tierra y esas cosas, pero nos dimos cuenta que no funcionaría por los prejuicios con que crecen. Después intentamos con chicas transexuales, pero era muy violento hacerlas pasar por el proceso inverso, es decir, tener que cortarse el pelo y actuar como varón justamente cuando están pujando por aceptar su nueva identidad.

Finalmente decidimos ampliar el espectro e intentar con chicos de cualquier lado. Así nos llegó Walter, quien nos mandó algunas fotos suyas y tenía características físicas interesantes para el papel. Al verlo vimos esa fuerza y valentía para enfrentar lo que él quería ser. Tenía buena relación con su madre y su familia y eso era importante, pues al tener una base sólida en su contexto podíamos trabajar más fácilmente lo que queríamos con él.

El mayor desafío que tuvimos fue con las escenas de violencia, pues Walter se ha desarrollado en un ambiente muy sano y pacífico. Nunca había escuchado un disparo real hasta la película, y fue muy difícil grabar determinadas escenas. Pero él se había compenetrado tanto con la película que su angustia era real. Al final de la película su llanto es verdadero, con todo lo que sucede él se aflige mucho y eso queda recogido en el filme.

Walter y la Marilyn real se conocieron mucho después de terminada la película, pues me interesaba más mostrar una versión de la historia y no un trabajo de imitación. Proyectamos la película en el lugar donde tienen a Marilyn en reclusión y todo el mundo la pudo ver, y a ella le gustó mucho y se emocionó.

¿Qué se siente estar en La Habana con esta propuesta?

Para mí este es el cierre de festivales de cine para la película, luego de estar en varios otros durante el año. Espero que el público la vea y le guste, sobre todo que capten la esencia de esta muchacha y de la historia de su vida.

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