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La autonomía: márgenes y visibilidad...
17March

La autonomía: márgenes y visibilidad...

La idea de la autonomía (ya sea del arte, de la cultura o de otros campos disciplinarios) retorna de tiempo en tiempo. El reclamo siempre es el mismo: la independencia de éste o aquel ámbito frente al control de cualquier entidad ajena, sea religiosa, ideológica o estatal. En cualquier caso, la autonomía se considera un antídoto infalible contra las amenazas (efectivas o imaginarias) de un poder foráneo y, por ello mismo, contrario a la libre expresión de una práctica o actividad determinada.

Sin embargo, la cuestión no es simple. La autonomía del arte tiene al menos tres acepciones. La primera de ellas, acaso la más influyente, se refiere a la cuestión ética según la cual el arte no debe estar sometido a ninguna forma de control exterior (Kant); la segunda se centra en la relativa independencia estructural que distingue la obra del mundo real (Morawsky); la tercera se ocupa de los aspectos socio-profesionales que regulan la soberanía del campo artístico (Bourdeau).

En realidad, la autonomía del arte tiene que ver con varios aspectos, entre los cuales se distinguen el económico, el institucional y el ideológico. Cuando el arte quiere independizarse del control económico, se articulan los proyectos de autogestión. Cuando quiere actuar al margen de las políticas institucionales, se fomentan los espacios alternativos. Cuando, finalmente, se desea mantener distancia respecto de los preceptos ideológicos, se aboga por la libertad de expresión.

En cualquiera de estos casos, el arte o los artistas, pretenden zafarse de los mecanismos de control ajenos o extraños al campo del arte. De allí surgen ciertas combinaciones paradójicas como aquella donde algunos agentes del campo reclaman el apoyo del estado y de las instituciones sin que esto menoscabe su libertad de expresión, mientras otros prefieren desplazarse al margen de las políticas públicas e incluso actuar contra ellas, usufructuando el poderío económico de las instancias privadas. El problema reside en que, en ocasiones, se corre el riesgo de independizarse de un tipo de sumisión para caer en otro.

El campo artístico como espacio autorregulado por sus propios valores, no surgió “naturalmente”, ni tampoco por decreto, sino que se generó por medio de la actividad y el intercambio cada vez más sincronizado de distintos agentes que levantaron una muralla ilusoria entre “el mundo del arte” y los asuntos de la vida. Cierto que el ejercicio de esa autonomía relativa ha sido siempre laborioso y en ocasiones hostil; pero es esa conflictividad permanente la que ha constituido la esfera del arte como un espacio acotado. Desde nuestro punto de vista, la autonomía no debe plantearse solamente como ideal o aspiración quimérica, pues ésta siempre ha surgido de la confrontación (en el peor de los casos) y de la búsqueda del consenso (en el mejor de los casos).

En la actualidad se podría hablar de tres formas básicas de autonomía: la consensual, la estratégica y la articulada. La primera de ellas es producto del acuerdo y, como tal, cuenta con respaldo jurídico e institucional. De hecho, hay muchas variantes “oficiales” de esa autonomía como las Fundaciones de Estado y los Institutos Autónomos que tienen la posibilidad de trazar sus propias líneas de acción sin injerencia exterior. La segunda forma es la estratégica que se define en situación y no a partir de algún ideal. Opera desde los intersticios que va dejando el aparato institucional e independientemente de los protocolos, ordenamientos y reglamentaciones establecidos por medio de la autogestión y la alternatividad. Para aliviar su fragilidad estructural y aumentar su efectividad muchos de estos individuos o agrupaciones funcionan por medio de redes de intercambio y apoyo mutuo. La autonomía articulada, por su parte, resulta de la combinatoria de las dos primeras, siendo una suerte de híbrido que permite interactuar simultáneamente con la alteridad y la institución para evitar los riesgos de la autoguettificación y conseguir una operatividad fluida y no sectaria.

Ahora bien, no sólo aquellos que actúan al margen de los mecanismos oficiales, manifiestan su voluntad autonómica en un momento o circunstancia determinada; también pueden apreciarse inclinaciones o tendencias secesionistas dentro de los mismos aparatos de poder (tanto estatales como privados). Por ejemplo, cuando se proponen leyes o entidades específicas con vistas a favorecer o reconocer los derechos, prerrogativas o beneficios para el sector artístico, en un intento por delimitar el campo desde el punto de vista conceptual, jurídico y presupuestario. También hay casos puntuales donde pueden observarse los llamados espacios “alternos”, “experimentales” o “comunitarios” adscritos a instituciones tradicionales, en un intento por dar acogida a posturas artísticas y culturales más flexibles.

Es decir, el debate sobre la autonomía del arte tiene diversos lados y viene de todas partes. Eso explica el hecho contradictorio de que, en ocasiones, tanto los artistas como los funcionarios públicos estén de acuerdo con la autonomía del arte, aunque por razones distintas. El asunto se torna fascinante cuando uno se percata de que las estrategias de autogestión y alteridad no operan totalmente al margen del sistema instituido sino que, antes bien, entran y salen de éste, según la circunstancia o la conveniencia, pues tales posicionamientos han acabado por constituirse también en valores añadidos de la actividad que desempeñan.

A menudo, las prácticas que se autorrelegan a los márgenes del mundo del arte (ya sea más allá de las políticas oficiales o más acá de los espacios de legitimación mediáticos), cuentan con nexos informales en distintos estratos o instancias de poder con las cuales mantienen intercambios no regulados burocráticamente y que le deparan ventajas puntuales a la hora de su accionamiento. Y es que la alteridad es un espacio ilusorio, ambiguo, que algunos aprovechan con más fortuna que otros.

(Este texto se publicará íntegramente en la próxima edición de la revista Arte por Excelencias)