La fascinación por el pasado es, sin duda alguna, inherente al ser humano. Descubrir cómo vivieron quienes nos precedieron ha sido una necesidad casi convertida en obligación. La arqueología nació entonces para llenar tales vacíos, desenterrando literalmente la memoria para que nunca se olvide. Así, lo que se vivió siglos antes de Cristo, hoy es objeto de estudio o de curiosidad de las más jóvenes generaciones.
Con paciencia, observación, ciencia, intuición y hasta azar, el trabajo arqueológico ha develado hallazgos que han revolucionado la manera en que entendemos nuestra historia. A manera de homenaje, repasamos cinco de los descubrimientos que marcaron un antes y un después en la historia de la humanidad.
1. La Piedra de Rosetta – Egipto (1799)
El primer gran hallazgo llegó a manos de los soldados de Napoleón, cuando en su campaña en Egipto, encontraron en la ciudad de Rosetta una piedra inscrita en tres escrituras: jeroglífica, demótica y griega. Habían descubierto la piedra de Rosetta, la cual resultó crucial para descifrar los jeroglíficos egipcios.
Esta tarea estuvo a cargo en 1821 del lingüista Jean-François Champollion. Así, tras más de 1.400 años en la incertidumbre, la Piedra de Rosetta sirvió como diccionario para entender el antiguo Egipto y abrió las puertas a la egiptología moderna. A partir de entonces, templos, inscripciones y papiros cobraron un nuevo significado.
2. Machu Picchu – Perú (1911)
Aunque los habitantes locales conocían su existencia, fue el arqueólogo estadounidense Hiram Bingham quien llevó Machu Picchu, al conocimiento internacional en 1911. Situada a más de 2.400 metros de altitud, se trata de la ciudad inca más impactante. En ella se combina una ingeniería impecable con un emplazamiento espectacular, con el testimonio espiritual y cultural de la cosmovisión andina
Sus terrazas agrícolas, templos, observatorios y residencias ofrecen una visión única de la organización social, económica y religiosa del Imperio inca. No en vano fue declarada en 2007 una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.
3. La tumba de Tutankamón – Egipto (1922)
En noviembre de 1922, el arqueólogo británico Howard Carter y su equipo hicieron historia al hallar, en el Valle de los Reyes, la tumba casi intacta del faraón Tutankamón, que gobernó Egipto hace más de tres mil años.
Dentro de la tumba, Carter encontró más de cinco mil objetos: sarcófagos, tronos, joyas, estatuas y hasta la famosa “máscara funeraria” de oro macizo. El hallazgo no solo proporcionó una imagen vívida del lujo de la corte faraónica, sino que también permitió a los egiptólogos estudiar costumbres funerarias y creencias religiosas con un nivel de detalle sin precedentes.
4. El Ejército de Terracota – China (1974)
Probablemente en la historia arqueológica de Asia no exista un descubrimiento tan asombroso como el del ejército de más de ocho mil soldados y caballos de tamaño real, creados hace más de dos milenios para custodiar la tumba del primer emperador de China, Qin Shi Huang. El descubrimiento ocurrió en la provincia china de Shaanxi, cuando un grupo de campesinos que excavaba un pozo se topó con fragmentos de figuras de arcilla.
Cada figura es única: el detalle en los rostros, armaduras y peinados con una minuciosa destreza artesanal. Además, las excavaciones han sacado a la luz acróbatas, músicos y aves acuáticas, lo que sugiere que el emperador quiso recrear en su sepultura un microcosmos de su imperio.
5. Los Manuscritos del Mar Muerto – Cisjordania (1947)
Pero si hablamos de hitos del siglo XX hay que hablar de los Manuscritos del Mar Muerto. Su hallazgo comenzó de manera humilde: unos pastores beduinos, explorando una cueva cerca de Qumrán, encontraron siete rollos de pergamino.
Lo valioso es que incluían los textos escritos entre los siglos III a.C. y I d.C.: referencias bíblicas, comentarios religiosos y normas comunitarias de los esenios, una secta judía. Su valor es incalculable: ofrecen pistas sobre el judaísmo de la época y los orígenes del cristianismo, además de ser los manuscritos bíblicos más antiguos conservados hasta hoy.
