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UN EDÉN RECREADO POR MONTOTO
09March

UN EDÉN RECREADO POR MONTOTO

Bajo el título de El jardín de Epicuro, Arturo Montoto exhibió desde el 7 de diciembre hasta el 31 de enero en la galería El reino de este mundo de la Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí”.

Gracias a la amplitud del recinto se pudo lograr la exhibición de siete acrílicos sobre lienzos de gran formato, cuyas dimensiones alcanzan 2,50 de alto por 4 metros de ancho.

El concepto de la muestra está sustentado en una historia real: Se cuenta que en la época de la dominación imperial macedónica en el año 306 AC, cuando los lazos sociales y la política desaparecen en Atenas, el joven Epicuro, oriundo de la isla de Samos, compra una casa con un pequeño terreno de cultivo y funda una escuela filosófica: el hedonismo, donde se admitía a personas de toda condición social, incluso mujeres y esclavos, con la intención de promover la amistad. Epicuro centra su propuesta en la práctica de la autarquía, la autosuficiencia y el dominio de sí mismo, convencido de que ésta es la auténtica medicina que libera al hombre de los placeres azarosos e inconstantes, raíz de todos los males. Resalta aquello que produce placer considerándolo como el principio y el fin de la vida feliz, y entre todos los bienes le concede importancia cimera a la amistad, una de las virtudes más preciadas desde los tiempos homéricos, situándola como la principal fuente de placer y de felicidad para la existencia humana.

Bajo estos preceptos, Montoto se apoya en la filosofía hedonista y concibe este imaginario que conforma un verdadero oasis retiniano, un repertorio con una práctica artística que nos convoca ante el espectáculo hiperbolizado de un escenario múltiple de frutas, asumido desde una visión sensorial, visceral, y marcado por un universo sígnico. Los que conocen a Montoto saben de su gusto por desarrollar el intelecto mediante el deleite de la lectura y el afán por llegar a las raíces de las palabras para desentrañar los misterios del conocimiento. De manera que nos tiene acostumbrados a la presentación de conceptos ideológicos de gran imaginación en sus proyectos curatoriales.

Su propuesta estética aprovecha las ventajas que le ofrece el informalismo para explayar en estas obras el esplendor de los placeres visuales y el disfrute a partir de una vigorosa explosión de luz y color. Tal parece, a primera vista, que nos hallamos ante lienzos de tendencia abstraccionista, pero al acercarnos nos percatamos de la riqueza de los detalles y de la fisonomía de las formas. Estamos ante una propuesta estética en la cual predomina lo sensorial, la pintura hecha poesía y tal como acota Leonardo Padura en sus palabras al catálogo, constituye “una fiesta al placer, una fiesta del hedonismo y el goce…”

La intención del autor en esta labor radicó en asumir concientemente este acercamiento a determinadas frutas haciendo en “zoom” estético que garantizó el objetivo primario: lograr que la imagen se convirtiera en detonante de ese lado erótico, lascivo, esteticista, que signa su poética. “Este acercamiento a las interioridades de la fruta me llevó a magnificar la expresión detallada del objeto lo que conllevó a las grandes dimensiones de las piezas”.

La función pictórica-esteticista de este conjunto apela a la concepción del estilo barroco en la cual el tratamiento realista de la composición alcanza un protagonismo y una magnificencia espectacular a partir de la carnalidad exuberante del reino vegetal. El muestrario simbólico en esta serie constituye “un reto intelectual y físico al que dediqué medio año entre concebirla, planificarla, concretar las necesidades prácticas y pintarlas. Fue mucho más difícil planearlas, que pintarlas”.

El autor actúa tal como dijera Quevedo: “Retirado en la paz de estos desiertos, con pocos, pero doctos libros juntos, vivo en conversación con los difuntos y escucho con mis ojos a los muertos”. Tal parece que con este conjunto Montoto ha querido aconsejarnos: Aprovecha los buenos momentos para encontrar el camino que ha de llevarte a la paz interior. Sus reflexiones sobre este aspecto se sustentan en el propio catálogo en el que reza: “Amigo, aquí vivirás contento; nuestro propósito es encontrar placer. Inscripción a la entrada del Jardín de Epicuro, según Séneca”.

Esta confrontación simbólica le sirvió de antecedente al artista para traspasar las fronteras entre los medios de realización, lo cual es propio de su naturaleza. Se ocupa recientemente de la realización de un proyecto de exposición que consta de un conjunto de acuarelas que presentará en abril en la Galería “Intemporal” de París. Las obras miden 80 por 80, o 1 por 1 (metros), lo que pudiera considerarse un pequeño formato con respecto a los lienzos anteriores; sin embargo, son dimensiones considerables tratándose de la prolijidad y complejidad que conlleva la acuarela.

Con la profesionalidad que le caracteriza el artista sale una vez más fortalecido de los artificios técnicos y con esas ganancias explora de nuevo las potencialidades que le brinda otra especialidad dentro de la persistencia de la pintura como género, actitud que es consecuencia de los múltiples intereses de un intelectual informado, culto e inteligente. En cada entrega el artista consigue una verdadera revelación depurada con marcado rigor estilístico que le permite reafirmar la plenitud elocuente de su identidad cultural. Piedra angular de su concepción artística y de su poder de seducción.