Santiago de Chile: Desde el 6 de junio, Galería D21 (Nueva de Lyon 19, Dpto. 21) mostrará Erexit Monumentum (Se ha erigido un monumento), fotografías de gran y mediano formato, y dos videos, escenas de esta ciudad que el artista Oswaldo Ruiz fue descubriendo mientras realizaba el año pasado una residencia artística y fue sorprendido por el terremoto.
Su serie Anti Monumentos, alterada entonces en su idea original, no hizo más que confirmar una reflexión sobre la fragilidad de las certezas, tema que aparece en toda su obra.
El mexicano Oswaldo Ruiz (1977) ha producido en los últimos años la obra de “un artista visual que hace fotografía”. En efecto, medios como la pintura, la fotografía, la arquitectura (que estudió en México) o los estudios psicológicos, confluyen en un trabajo basado en sus propios recorridos por lugares conocidos y por conocer.
Hace un año, estuvo en Chile por una residencia artística. Preparaba las imágenes para su serie Anti Monumentos, a pie por largos tramos de Santiago, como una manera de entender la ciudad y conocer su funcionamiento nocturno. Buscando pequeñas historias en donde la participación humana se presentaba en forma tácita, capturaba el factor escultórico de los elementos menos visibles del paisaje urbano. Deambulaba, entre otros lugares, por la ribera del Mapocho cargado con focos y un motor a gasolina con la idea de iluminar el anti protagonismo de objetos, rincones, esquinas, seducido en su indagación sobre el poder conceptual y simbólico de la monumentalidad.
En esos días lo sorprendió el terremoto en Chile, una experiencia que sin dudas le influyó y ratificó muchas de sus observaciones sobre la relación entre el ser humano y su espacio: “Con esta experiencia, la idea que había llevado a mi producción se desencaja de raíz”, reflexiona. “Mi subjetividad se sacudió más que los edificios; volví a México y el impacto fue tal, que en mis sueños seguía el terremoto. Tuve un nuevo entendimiento de lo sólido y lo firme, de cómo nuestro imaginario está ligado a la referencia de la solidez del suelo, en la que tanto confiamos”.
Descubrir las casas abandonadas tras una gran diáspora de los campesinos del norte de México; los auto-monumentos naturales que conforman los agaves, plantas milenarias propias de las culturas prehispánicas; o las torres que se construyeron en la Irlanda ancestral como defensa frente a las invasiones vikingas, son algunas formas en que Oswaldo Ruiz analiza la injerencia de la subjetividades en la construcción del paisaje, y viceversa. Sus estudios de Psicoanálisis, realizados en España, incentivaron su búsqueda de lo oculto, lo subconsciente en todo acto humano, incluida la arquitectura y las construcciones del poder.
En Erexit Monumentum, Oswaldo Ruiz expone el producto de sus hallazgos como observador de la ciudad y sus aspectos más enigmáticos. Su sistema consiste en iluminar y dar preponderancia a lo oculto o lo menos visible, elaborando con la fotografía una metáfora pictórica, en donde la luz es quien va configurando la escena. Su muy particular acercamiento al paisaje –generalmente misterioso y desolado– constituye una propuesta de reflexión sobre la fotografía, cómo se produce, se presenta y es leída.
“Retrato cosas pequeñas con ciertas características escultóricas. Me interesa jugar con el sentido de las cosas. Es una fotografía con tratamiento pictórico, una fotografía que no es fotográfica, sino espacial; me gustaría que al ver mis obras, el espectador dude entre lo real y lo artificial; junto con ello siempre busco la narrativa oculta que hay detrás de las cosas, descubrir una arquitectura del inconsciente”.
Sin ser un registro de la experiencia, el terremoto de Chile está íntimamente ligado a Erexit Monumentum: “Vivimos anclados a una estabilidad espacial, arquitectónica, y esas determinaciones físicas tienen mucho que ver con nuestras realidades internas”, concluye Oswaldo Ruiz.
Fuente: Comunicado de prensa enviado por Elisa Cárdenas
